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viernes, 18 de octubre de 2013

Capítulo nueve: ¿Esto es todo lo que la monarquía puede ofrecerme?

Durante una semana todo se volvió rutina otra vez, pero ya no era una rutina como la de antes, que era aburrida y tediosa, esta era una rutina de la que uno no quiere salir jamás. Hebi me despertaba a las nueve y durante dos horas entrenábamos profundamente, yo estiraba, ella estiraba, yo luchaba contra ella, ella me pateaba el culo... Vamos, muy bonito. Mi momento favorito del entrenamiento ocurrió el día 4, cuando me pidió que estirara junto a ella, tirando de un par de cuerdas mientras extendíamos los brazos para estirar la cintura. Perfecto fue, mas tuvimos el momento de contacto. Luego, a las 11 me quedaba mi hora correspondiente leyendo sobre la historia del zombie y sus debilidades. ¿Sabíais que el virus zombie ya existía durante mucho pero solo hasta hace un año y medio se mutó? ¿O que el punto más frágil de los zombies es la mandíbula por su exceso uso? ¿O que el zombie no siente lo que nosotros llamamos "dolor" sino solo un picor por corte? Bueno, ahí no pasó nada salvo descubrir estas cosas. Después, un rápido almuerzo zombie que casi siempre acababa evocando en vómitos o acidez de estómago. Luego, teoría sobre la composición de venenos y ácidos por medio de materiales posibles, como es la sangre de zombie, el óxido de las armas o la misma saliva de su Vampa Negra. Me preparó un par de ácidos y un veneno contra zombies. Y por último, entrenamiento de defensa personal y escondite de armas con Hebi hasta la noche y hasta la extenuación. Gracias a ella, tengo guardados dos cuchillos y dos pistolas silenciadoras entre las mangas y mis botas. El entrenamiento solía ser la parte favorita de mi rutina, mas ella me enseñaba llaves y se colocaba en poses muy sexys: a cuatro patas sobre mí, con sus piernas entre mi cuello, nuestros labios a punto de juntarse, su enorme trasero entre mi pecho apoyado sin piedad... Fue muy fuerte, pero el último día fui capaz de luchar contra Hebi durante todo el entrenamiento. Aquel día acabamos sudorosos y jadeantes. Agh, estúpida y sensual Hebi. El último día estaba muy sexy: vestía con un apretado pantalón de chandal corto con rayas blancas, sus mismas botas, un top amarillo y un par de guantes negros. Decidí que aquel día le enseñaría otro tipo de ejercicio... En fin, y por último, la cena antes de la primera ronda. Nadie sabía quién era el primer zombie, nunca nadie lo sabía, era un acto de sorpresa. Comí malamente aquel día, pero me dio igual. Fui a la habitación y encontré a Rabbit con un bikini rojo y unas orejas y colita de conejo. Se dio la vuelta y me sonrió:

-¡Hola, Marshall!

-¿Qué haces así vestida?- pregunté.

-¿Nunca te preguntaste porqué me llamaron "Rabbit"? Pues aquí me ves.

Me acerqué a ella y acaricié su colita de conejo.

-Que suave...- la miré a sus ojos y en tan solo medio segundo me encontraba entre los labios de Hebi. Su larga lengua se entrelazaba con la mía, sonrojándome lentamente. Ella se separó y dejó un resto de saliva:

-¿Porqué no me pruebas del todo, eh, campeón? Te pienso dejar agotado- me dijo apretando mi trasero con ambas manos.

Yo me dejé llevar. Agh... Que hermosura...

[Parte +18.]

Tiré de su bañador, mostrando el pálido y perfecto trasero de Hebi, apretándoselo con ganas. Esta gemía con ganas. Bajé su sujetador hasta el final de su antebrazo, mostrando sus pechos. Los masajee con fuerza mientras lamía su cuello. Pero... Ella empezó a masturbar mi miembro con fuerza, dios... Que gusto... Lo hace muy bien... Pero de repente se detiene y se quita su bañador por la parte de abajo... Se sienta sobre mi paquete y se restriega contra el mismo desnuda:
-Ahhh... Por favor, más... Hazme tuya...-
Y así fue. Ella me bajó los pantalones y calzoncillos y empezó a brincar sobre mi miembro penetrándose. Hasta que nos corrimos con fuerza ambos a la vez.

[Se acabó. Puedes seguir leyendo.]

Lo acabé haciendo con Hebi... Sí que me había hecho sudar... Estaba agotado... Tanto que no pude ni quedarme despierto... Me quedé sopa...
Desperté al día siguiente, era la hora de luchar contra mi primer rival... Por lo que me metieron en una celda y allí tuve que esperar a que prepararan el campo de pelea. Esta sería la ronda más fácil, por lo que ahora ya sabría si estoy preparado. Me llevaron al campo de batalla y en la hierba del Bernabeu solo había arena y muchos zombies. La mayoría adulaban al zombie que intentaba matarme, pero diez personas me adulaban a mí. Vi que estaba Hebi con 9 de los híbridos. De la nada, en el gran palco salió el Rey Zombie:

-¡Buenas tardes, compatriotas! Hoy venimos a comparar de nuevo una de las crías más fuertes de este año para que luche por la salvación del mundo. Hoy, Marshall se enfrentará al gran Tiger, el resultado de nuestros científicos con la hibridación. ¡Qué gane el mejor!
Y este tiró de una cuerda, abriendo una puerta doble. Mi oponente no era nada más ni nada menos que un hombre con piel de tigre, muy fuerte, garras en vez de manos y un pantalón de karate. Madre mía... Este me va a partir por la mitad. Vi como empezó a correr hacia mí a gran velocidad. Saqué mi katana y sonreí malévolo:

-Vamos, tigretón.

Este de un guantazo me estampó contra una pared, pero respondí con fuerza cortando la mitad de su brazo, haciendo que sangrara y sus fuerzas flaquearan. En fin, tomé una flecha y la impregné en ácido de zombies. No podía fallar... Hebi y Catherine me estaban mirando... Esperé y... Atravesé su vientre de lado a lado haciendo que sus ácidos estomacales también resalieran, quemándose las piernas, pero eso no le impedía moverse, mas no sentía dolor. Acabé de cortar su brazo y de paso me encaramé entre su enorme espalda. Le pegué un puñetazo con una daga escondida entre mi manga directo a donde deberían estar sus pulmones. El monstruo cae al suelo entre gruñidos. Puedo ver a Hebi pegar saltitos de alegría y a Catherine aplaudir agradecida. También puedo ver al Rey Zombie matarme con la mirada, a la cual le respondo con una misma mirada de superioridad. Todos los zombies empiezan a gritar: "¡Vida! ¡Vida! ¡Vida!" hacia el zombie perdedor. Pero el Rey Zombie baja el pulgar, indicando "Muerte". Y que así sea. Vamos a disfrutar con el espectáculo. Tomé su brazo suelto y le aticé en la cabeza hasta que esta explotó con fuerza manchando de sangre por todas partes. Tiré su brazo a los pies del trono del rey. Estaba satisfecho. Era un asesino titulado. Alcé la katana y grité:

-¿YA ESTÁ? ¿ES TODO LO QUE LA MONARQUÍA PUEDE OFRECERME?-.

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