-¡Criajo insolente!- bramó el Rey Zombie. Le había tocado la fibra sensible y eso me gustaba, mas quería decir que yo para él era una amenaza. Empecé a hacer una especie de "Danza de la Lluvia" para burlarme de todos los zombies, mas había leído que ellos odian la lluvia por el simple hecho de que con agua crecen las cosechas y de las cosechas se alimentan los humanos:
-¡JAJAJAJAJA! ¡"Show me your best shot"!- dije en inglés, también para burlarme, mas demostraba ser más listo que ellos.
-¡Suficientes burlas! ¡Prepárate a conocer al "Cazador de Almas"! ¡Animae Capti!- pronunció como una invocación. De la misma puerta que había salido el tigre, salió un extraño zombie con armadura romana y una máscara de carnaval totalmente de metal. Tenía la nariz alargada y brillaba un montón. Si no me hubiese fijado en sus putrefactos pies, habría jurado que es humano. Sacó su arma, bueno, sus armas: Una maza que hizo rodar sobre su cabeza constantemente y una espada tan larga que creo que era una a dos manos que sostenía en una. Saqué mis flechas. Me quedaban 14. Suficientes para la liga. Tomo una y la apunto mientras se acerca lentamente y noto como el aire producido por el girar de la maza agita aleatoriamente mi pelo. Aguanta... La maza está muy cerca... Aguanta... La espada puede rozar mi cintura... ¡Clac! Se la clavo justo en su hombro, donde no estaba protegido, exactamente en el derecho, donde tenía la espada doble. Me manda un mazazo y lo veo venir. Lo esquivo con facilidad, pero veo que al impactar con el suelo provoca un hueco muy gordo. Dios, es muy lento pero como me pille... Gruñe quejándose aquel guerrero, deja la maza y clava la espada en el suelo. Saca una bolsa y vacía su interior en mi cara. Era como arena, pero no arena... Empiezo a adormecerme lentamente, pero me esfuerzo por que no ocurra. Empiezo a ver visiones: el zombie al que me enfrentaba ahora se ha multiplicado entre ocho y no sé quien es el real. De la nada, justo cuando voy a atacar, alguien me retiene por detrás por el cuello. Me giro y veo el rostro de Catherine. Estas visiones me van a volver loco. Veo que esta me arrastra contra el suelo, haciendo que mucha arena de meta por varios orificios en mi cara. Y lo entendí... Saqué la katana y me corté el cuello, pero en vez de cortármelo sonó un ¡Blink! y Catherine ya no estaba. El zombie me había enganchado de una cadena al cuello y me estaba arrastrando por el suelo. Donde debería estar el zombie, veo a Lucy, con su motosierra entre los hombros. Me abalanzo sobre ella:
-Lucy, debes ayudarme, te lo suplico...
Esta se ríe ampliamente, enciende su motosierra e intenta cortarme lateralmente. Lo esquivo por los pelos, sintiendo un amplio corte en las tripas. Gah, porqué? Veo a Lucy que toma una enorme piedra entre sus manos y grita:
-Se te acabó el tiempo, ¡humano!
Y lo entendí todo en esa frase. Golpeo con fuerza la mandíbula de Lucy y veo como su piedra se cae y ella se tambalea. Lucy no era más que el cazador de almas, mas ella tenía una mandíbula tan fuerte que no se habría resentido tanto. Tomo mi katana y me pongo de pie. Todos gritan "Muerte" esta vez, y el Rey coincide con ellos:
-Esto no te lo voy a perdonar jamás, sucio zombie.
Y la cabeza de Lucy rodó por el suelo. De la nada, la cabeza de Lucy se volvió la del cazador. Había vencido su asquerosa droga.
El Rey Zombie se quedó en silencio. Serían dos rondas por día, por lo cual se quedó mirándome un buen rato. Veía a la afición que me animaba, pero vi a Hebi un poco extraña... Me hacía señas... Señalaba al zombie... Una mano en forma de pera... Bolsa... Lo entendí. Me caí encima del zombie y discretamente me metí la bolsa que tenía la droga entre el paquete para que no me lo pillaran. Tenía un par, así que cogí la otra. Dos zombies (creo que eran los dos que me llevaban al Convivium) me tomaron de los hombros y me llevaron de nuevo a mi habitación. Ya eran las 8, por lo que hoy no habría cena. Yo me recosté en la cama y alguien toca la puerta. Que visita más inesperada. Era Hebi:
-Hola, ¿has cogido la bolsa? ¿Dónde la tienes?- fue lo primero que dijo.
Me saqué la bolsa de entre los pantalones y se la entregué tal cual:
-Perfecto- afirmó Hebi. Se sentó en mi cama y echó un poco del polvo entre una zona de las sábanas. Se metió un poco en la boca sin que me diera cuenta, y murmuró:
-Marshall, quiero que me beses ahora.
Yo no fui menos y la besé. Ella mezcló con mi saliva y la suya la droga... Yo me tragué un poco sin quererlo, pero el resto lo tuvo Hebi entre sus labios. Yo ya estaba en un colocón que no podía con él, por lo que no vi exactamente que hizo. Solo vi que se había puesto en ropa interior y se levantó de la cama:
-Me voy al laboratorio.
-No... Anda, quiero algo de fiesta hoy...- y la abracé por la cintura, sin querer, bajé sus bragas hasta las rodillas, alcé la mirada y vi su espléndido trasero. Pero antes de que pudiera hacerla mía, se subió las bragas y me miró furtivamente, pero habló con un tono dulce:
-Ay, Marshall, ahora no.
Se me resbaló de entre mis dedos. Se largó por una puerta roja con espirales blancas dibujadas. Y yo me quedé solo. Que desgracia. Y más con esa pibita. Bueno, hice de tripas corazón y seguí saboreando su saliva mientras cerraba los ojos, esperando una visita o algo que me alegrara la vista... Justo, alguien toca la puerta. Me acerco y... Dios, sí que debo de estar soñando. Veo a Catherine vestida de sirvienta sexy que hace una reverencia y dice:
-Buenas noches, limpieza de habitaciones. ¿Puedo pasar?
-A-A-Adelante...- logro pronunciar entre mi sonrojo.
-Gracias- respondió Catherine, andando hasta la cama -si no le importa, voy a empezar con las camas.
Veía como se ponía en cuatro patas sobre la mesa, mostrando su trasero cubierto por sus braguitas blancas. Era todo demasiado... ¿Porqué no me reconoce? ¿A lo mejor la están manipulando?
No podía soportar toda esta pasión... Así que se lo comuniqué acariciando suavemente su trasero. Esta me miró y murmuró:
-P-Por favor... No... Contrólese...- dijo Catherine, algo roja, se levanta del todo y se sonroja -no debe...
-Por favor... Solo un poco...- dije suplicando, pero ella salió por la puesta roja con espirales blancas. Agh. Otra vez solo con el calentón. ¿Pues sabes? A la mierda, voy a dormir...
Me desperté a las 4 de la mañana por unos gemidos ahogados fuera de mi habitación. Cogí mi katana lentamente y abrí la puerta... Y vi la imagen más dantesca que jamás pudiese haber visto:
[Esto es algo fuerte, para los sensibles, pasadlo.]
Vi a mi querida Catherine vestida de sirvienta e inclinada como cuando me hizo la reverencia mientras uno de los zombies estaba de pie frente a su cabeza y agarrándola de la cabeza a la altura de su cintura. También vi al Rey Zombie detrás meneándose entre las partes íntimas de Catherine mientras tiraba de sus bragas.
[Ya está.]
Era horrible... Estaba siendo violada... Mi rabia salió de una manera colosal:
-¡¡¡NO!!!- grité con todas mis fuerzas, me abalancé hacia los tres, pero unos 10 zombies me agarraron por el cuello, por los brazos, las piernas, la cintura, las pantorrillas y los antebrazos. No podía moverme. Un undécimo zombie me obligó a abrir los ojos tirando de mis párpados:
-"Videa esto bien, hermano, puede llegar a servirte"- dijo el Rey Zombie emulando a aquel libro tan famoso que habla de una fruta de metal. Le estaba dando muy fuerte, y entonces entendí todo: Catherine había venido y la habían obligado a indagar puntos débiles míos, y vieron que la quería mucho... Así que... Decidieron golpear por ahí...
-Por favor, ya basta...- empecé a murmurar.
-¿Y esto es todo lo que la plebe puede ofrecerme?- dijo burlándose el Rey Zombie, dándole a Catherine sus fluidos. Dejó caer como peso muerto a Catherine llena de ese líquido asqueroso que olía hasta aquí. El Rey Zombie cogió una correa y se la puso a Catherine. Solo dijo "Vámonos" y arrastró a Catherine por el suelo hasta llevársela. Los zombies se largaron y me dejaron en el pasillo solo. Una vez estuve seguro de estar totalmente solo, me puse a romper todos los cuadros del pasillo con mi katana. Acabé en el rincón de Hebi, donde había una zombie atado de pies y manos. Era la tal Sherry. Estaba confuso, hasta que vi que tenía en sus manos algo: era un tarrito. Pregunté:
-¿Qué es eso?
-¿Te acuerdas de la droga que tenía ese zombie? Mezclándola con la saliva de un humano y la de un híbrido debería bastar para curar a un zombie... Voy a hacer la prueba...
Tomó una jeringuilla y abrió la boca del zombie, se la metió en la boca y vertió el líquido. Sherry se quedó quieto, como una piedra. Estuvo así un minuto hasta que su piel empezó a recuperarse lentamente. Y... ¡Tachán! Sherry volvía a ser ella. Hebi me miró y tomó mis manos:
-Amigo mío, hemos encontrado el antídoto del "Virus Zombie"-.
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