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viernes, 18 de octubre de 2013

Capítulo trece: Amor roto y el Gran Sexto

-¡No, Catherine!- gritaba intentando huir, mas no quería ni herirla ni que me hirieran.
Estaba claro, le habían lavado el cerebro. Cogió una larga katana e intentó cortarme con esta, pero la pude retener a tiempo:

-Catherine, ¡basta! Yo te quiero mucho, no puedo hacerte daño, y menos matarte...

Su rostro se resintió un poco por el forcejeo:

 -¡Ja! ¡Muere!- y recortó con fuerza mi muñeca izquierda, y el dolor del brazo izquierdo se renovó junto al de la muñeca. Chillé con fuerza como un cantante de hardcore. Vi como mi mano se quería desprender de mí, pero no... Ajusté mi chaqueta bien fuerte por la muñeca para no perderla. Intentó atravesarme de un katanazo por el estómago, pero pude escabullirme por un lado. Estaba muy jodido... Estaba a punto de morir... Mi vista se oscurece... Catherine clava con fuerza la katana en mi brazo izquierdo para dejarme inmóvil. Es el fin. No puedo moverme y esta tiene un cuchillo en la mano... Hasta que vi que... Un cuchillo voló y acertó en el pecho de Catherine:

-¿Porqué no te metes con alguien que no tenga sentimientos por ti?- dijo una voz conocida.
Hebi, la poderosa híbrida, saltó a la arena:

-¡Esto es un ultraje! ¡Ningún ser humano puede asistir al campeón!- bramó el Rey Zombie.

-¡Cállese! ¡No soy humana, soy un híbrido! ¡Y por su culpa! ¡Así que no venga a hablarme de leyes!- respondió de mala gana Hebi.

Yo, sinceramente, no pude ver nada de la escena, pero Hebi misma defendió la lucha hasta que tomó la katana clavada a la pared y lo arrancó con fuerza. Un grito grave y cansado salió de mis pulmones:

-¿Ha acabado?- dije suavemente.

-No. Yo no puedo acabar con él. Debes de ser tú.

Y vi como tomó una parte de vendaje entre su bolsillo y sanó mi brazo izquierdo con gran velocidad. La chaqueta ahora molestaba, por lo que me la quité. Tomé mi katana y mi pulso temblaba... Veía a Catherine clavada por un tobillo al suelo:

-Mierda, este chico persiste con fuerza...- dijo Hebi con rabia.

-¿Chico?- pregunté extrañado. Y lo entendí. No me enfrentaba a ningún ser en particular, recuerdo haber leído sobre este extraño ser en algún libro de la biblioteca:

"Unheimliche: llamado así por la denominación de "Perturbador pero familiar". Este monstruo no tiene una apariencia fija, mas se transforma en seres por los que se sienten cosas muy fuertes, como amor o terror. En cualquiera de los casos, los humanos nunca han acabado contra el Unheimliche. No tiene puntos débiles, es como un espectro hostil. La única manera de acabar con él es vencer tu peor miedo".
¿Y cual era exactamente mi terror? Pues que Catherine no me amara y que tuviera sed de mi sangre, por lo que... Decidí hacer lo que tenía que hacer... Dejé mi katana a Hebi y me acerqué lentamente, hasta que Catherine alzó la katana y... La abracé. La abracé con todas mis fuerzas:

-¡¿Q-Qué haces?! ¡Suéltame!

-No. Te quiero mucho. Y me da igual que me odies, o que no te guste... Será siempre igual...
Su cuerpo convulsionó una vez y esta clavó su larga katana en mi espalda, perforando mi pulmón derecho. Grité suavemente, pero proseguí:

-Puedes clavarme esta katana y acabar conmigo, pero me habrá dado igual... Por que habría muerto por ti...

Y esta volvió a convulsionar, esta vez alguna parte de su cuerpo crujió con gran fuerza, gritando:

-¡Ya basta, Marshall!

-¡Jamás pienso dejarte ir!- grité como pude, mas ya estaba al borde del ahogamiento -Si no vivo en un mundo contigo, no viviré...

Tomé la katana de mi espalda y me lo coloqué sobre el cuello. Catherine no podía más, su cabeza latía profundamente:

-Adiós

Corté con suavidad una cuarta parte de mi cuello. Fue suficiente para que Catherine acabara explotando.

-L-Lo hice...- murmuré. Caí hacia atrás en el suelo y ya no recuerdo nada. Desperté lleno de vendas en la espalda y cuello, con Hebi intentando levantarme, el Rey Zombie ya estaba hablando:

-... demostró que ha podido acabar con su propio miedo, pero ahora se enfrentará al reto más difícil de todos. Quiero presentar al "Maestro del Homicidio", al "Devorador de Cerebros Humanos", al "Decapitador"...
Lo único que pude ver fue que alguien saltó a la arena con fuerza:

-¡Yo, el Rey Zombie, lucharé! Pero... Para hacerlo interesante... ¡Que vengan los Guerreros Zombies!

Y entraron 12 soldados zombies con largas espadas, brillantes armaduras y un yelmo romano en la cabeza:

-¡No es justo! ¡Me derrotasteis igual la última vez!- rechistó Hebi -¡Yo también entro!

Y entonces me levanté. Probablemente la palmaría, así que daría un buen espectáculo... Pero alguien me interrumpió:

-¡Espera! ¡Lucharé con vos!

Entre el público saltó ágilmente Julia hasta mi lado, enfundó sus cuchillos mariposa y se puso en pose de combate. Iba a la lucha de nuevo, pero fui interrumpido de nuevo:

-¡ESTAMOS HARTOS DE ESTA SITUACIÓN! ¡SI HEBI LUCHA, NOSOTROS LUCHAREMOS!

Todos los híbridos, en total 9, se levantaron y aparecieron a mi lado.
Ya aprovechando el estado de diversión, pregunté:

-Bueno, ¿algún otro suicida?

Y justo en ese momento, el tipo con la capucha se levanta lentamente y camina hacia mí sin decir palabra. Le miro:
-¿Quién eres?

-Oh, Marshall, ¿estuvimos luchando juntos 3 semanas y ya no te acuerdas de mí?

Y la capucha se tiró con fuerza y... Sorpresa, era la Gran Lucy:

-¡Lucy! Dios santo, ¡creí que estabas muerta!

-Solo me dejaste en coma... No es para ponerse así...

Ah, sí, el plan. Jamás os lo mencioné:
Mi plan fue substraer un trozo de piel al zombie y dárselo a Lucy, algo que fue terrible para su organismo, cayendo en un estado de muerte pero no muerte. Una obra maestra.
Ya estábamos todos. Un 13 contra 13 justo:

-¡Rey Zombie! ¡Hoy, tu reinado de terror ha finalizado! ¡Vas a conocer a la única persona que ha sobrevivido a la muerte! Y no estoy solo... ¡Parte de mi familia ha venido a combatir a mi lado! Hermanos... ¡Esta noche será la última para nosotros, pero nos llevaremos a este desgraciado con nosotros!-.

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