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viernes, 18 de octubre de 2013

Capítulo catorce: Última frontera para el último hombre furioso

La batalla resultó muy confusa, así que me he tomado la libertad de dejar que todos escriban como han acabado con sus zombies antes de contar mi historia:

(Batalla de los 9 híbridos)

Bueno, no hay demasiado que decir. Eramos un nueve contra nueve justo. Salvo que ellos tenían cosas brillantes y afiladas. Todos habíamos sido intentos de híbridos serpiente, por lo que algunos teníamos garras, otros colmillos y veneno, otros gruesas colas, otros afilados dientes y mandíbulas flexibles... En fin, había un poco de todo. Luchamos con mucha valentía contra los 9 zombies blindados. Nuestras garras eran suficientemente afiladas como para penetrar la armadura, por lo que nos fue fácil reducir al primero. Al segundo uno de nosotros se tragó su cabeza entera de un solo mordisco. Al tercero dos de nosotros empezamos a marearlo dando vueltas a su alrededor en distintas direcciones, pero hirió y acabó con uno de nosotros. Ese cayó de golpe cuando el híbrido del veneno escupido le tiró ácido en toda la cara. Fue cuestión de tiempo que todos redujéramos al tercero. El cuarto pudo acabar con otro de nosotros, y con otro por sorpresa. Estábamos enfadados, por lo que lo desmembramos y lo expulsamos del estadio. Quinto, sexto y séptimo de los zombies la palmaron por decapitación, y tercero, cuarto, quinto y sexto de los nuestros murieron de una clavada en el corazón. Eramos 3 contra 2, pero parecían muy fuertes. Un mordisco en su cabeza acabó con el penúltimo de los zombies, pero de un mazazo acabó con el de los nuestros. Solo faltaba uno y nosotros dos. Saltamos a la vez y, desgraciadamente, acabó con mi compañero, entonces yo acabé con aquel pobre diablo, quedándome a contemplar el duelo final.

(Batalla de Julia)

Ambos teníamos unas cuchillas de mariposa, por lo que fue una batalla bastante movida. Me acerqué a gran velocidad y chocamos ambas navajas entre si. Pude clavarle la navaja profundamente entre sus costillas, pero supe que era inútil, por lo que corté el cuello de este, mientras gruñía. Intentó morderme la mano, pero atrasé a tiempo y clavé en su cerebro con profundidad la navaja izquierda. Había acabado con el pobre diablo, por lo que me quedé contemplando el duelo final.

(Batalla de Lucy)

Bah. No merece la pena. Fue rápido y mordaz. Encendí la motosierra, intenté cortarle el brazo, pero fue inútil, la armadura era buena. Corté con fuerza su cabeza, acabé con el pobre diablo y me quedé observando el duelo final.

(Batalla de Hebi)

-Ho-ho-ho. ¿Lista para la revancha?- me dijo este zombie. Lo conocía, fue el que me apresó y me ató para hacer experimentos conmigo. Hasta me... Agh, no quiero ni recordarlo. Saqué mis largos cuchillos y pronuncié:

-Hoy acabaré con tu sufrimiento.

Adelanté velozmente y corté su pierna. Sabía que ese fue su punto débil, por lo que lo dejé en el suelo cojeando.

-Asqueroso. No mereces vivir.
Y ¡Frush!, clavé mi largo cuchillo entre ceja y ceja de este. Me senté y me puse a ver el duelo final.

(Duelo final)

Ahí estaba yo. Cara a cara frente aquel que ha lavado el cerebro de mi chica. Este sonrió con una alegría extraña:

-Espero que estés preparado, simple mortal. Soy el más hábil de todos los zombies.

-Eso es porqué no ha existido zombie para sublevarse. Yo soy humano, no te va a servir ese rollo conmigo- corté con un tono burlón.

-Suficiente. Vas a conocer la verdadera fuerza del linaje zombie.

Y a gran velocidad me embistió con fuerza contra el borde de la arena. Agh, sangre. Mala señal. Intenté clavarle la katana por la espalda, pero desapareció. Miles de golpes por doquier, haciéndome aturdir.

-Agh... Cobarde... No puedes enfrentarte a mí cara a cara.

-¡Pero si estoy aquí mismo!- escuché, sacó un cuchillo y me lo clavó en el estómago. Este volaba en el aire, pero ni rastro de él. Sabía que era invisible, pero sería difícil herirle. Para tener referencia, pegué un corte aleatorio. Le había cortado una parte de lo que parecía una pierna. Sangre. Se le podía ver perfectamente:

-Ahora ya estamos a la par, reyezuelo. Tira el cuchillo y lucharemos como antaño.

Clavé con fuerza mi katana en el suelo. Obviamente, él haría trampas, pero yo también las haría. Tiró el cuchillo que tenía en su mano y empezó agarrándome de la camisa, pero respondí con un fuerte cabezazo en su nariz. Lo recuerdo bien por que sonó un fuerte crack en mi frente y no era mío. Sangre por su nariz. Veía el contorno de su rostro. Patada fuerte a su tobillo y cae de espaldas al suelo. Me abalanzo sobre él e intento ahogarle con mis manos. Y, de la nada, siento un profundo dolor en el corazón. Lo sabía, pero debía fingir:

-A-Ahhh... D-Dije que nada de armas...

-¡Ja! ¡Iluso!- tomó mi cuerpo, dio la vuelta y se colocó encima de mí. Me clavó más el cuchillo y... ¡Bang! Algo resuena entre todo el místico coliseo. El Rey Zombie se detiene. Cae de espaldas. Entre mi manga se puede ver el último disparo de silenciador escondido.
Me alzo con gran debilidad. Estaba al borde de la muerte. Pero me queda suficiente para que me curen. Hebi se acerca y venda mis heridas. Una vez curado, comienzo a hablar:

-Zombies del lugar, me considero vencedor de todos los juegos Zombies. Y como líder, quiero que el nuevo goberna...

No pude acabar la frase. Catherine estaba abajo, la miré y sonreí, pero proseguí:

-...el nuevo gobernador sea Hebi. Ella creará antídotos para todos y os curará. La "Nueva Sociedad" se ha instaurado. ¡Salve, Hebi!.

Todos empezaron a corear "Salve, Hebi!", hasta los zombies más avanzados. Yo sonreí, miré a Catherine y le dije que se acercara con un gesto de mi mano. Ella empezó a correr y... Mi sonrisa se borró por completo de un solo acto. Hebi me mira:

-¿Qué ocurre?

Todo parecía normal, salvo que estaba muy rígido. Mi cabeza se ladea un poco y muestra mi cuello. Marcas de colmillo:

-P-puede que me hayas derrotado, mortal. Pero me iré contigo...

El Invisible Rey Zombie cayó de espaldas, y yo me quedé rígido. Notaba como lentamente la sangre de mi cuerpo se volvía sangre zombie. Caminé lentamente hasta Catherine, pero por su rostro pude ver que me estaba volviendo un zombie. Quería decir "Espera" pero en su lugar, un gruñido fue pronunciado. Catherine tomó una escopeta entre sus manos y me apuntó. "No, no lo hagas" quería decir, pero en su lugar, un alarido resonó. "Por favor" y gruñidos. Seguía acercándome y... Después de eso, lo vi todo negro.
No recuerdo bien qué pasó en ese momento, pero estaba en el laboratorio zombie, Hebi me miró con una mirada triste y pronunció la frase más dolorosa que he oído en mi vida:

-"Tu infección no es curable"-.
Empecé a chillar y a romper todo a mi paso, pero Hebi me clavó un dardo tranquilizante en el cuello y no recordé nada más de ahí.
Volví a despertarme y... Esta vez estaba en un desierto. Junto con otros zombies de baja calaña. Un humano a quién jamás había visto, me habló:

-"¡Gusanos! ¡Cada uno estáis por una razón!"-. No, espera, no fue lo que dijo. O sí? Agh, no recuerdo. En fin, me dio un papel donde me decía que Catherine no me quería y se había ido con el ex-novio Miguel. Entre el desierto, entre la arena, entre el suelo, tuve una cosa que hacía ruido con soplar. Nadie sabe que es. Pero yo tocar muy bien. Creer llamar "Trompeta", y yo creer. Humano reír cuando decir "Trompeta". A lo mejor confundir con "Armónica". Quedar en el suelo. Catherine. Echar mucho de menos. Pero ella traicionar mi. Ya no valer la pena vivir. Yo recostar en el suelo y tocar cosa que hace ruido. Zombies creer que estar loco, pero solo estar muy triste por culpa de Catherine. Y peor, no pyedr motdwir...

La chica desconocida que leía la historia, estaba demasiado confusa ya que al final de la hoja las letras estaban muy emborronadas... Hay lágrimas y sangre mezclada entre las páginas. Lo único comprensible es algo que pone "FIN" al final de la hoja....

Capítulo trece: Amor roto y el Gran Sexto

-¡No, Catherine!- gritaba intentando huir, mas no quería ni herirla ni que me hirieran.
Estaba claro, le habían lavado el cerebro. Cogió una larga katana e intentó cortarme con esta, pero la pude retener a tiempo:

-Catherine, ¡basta! Yo te quiero mucho, no puedo hacerte daño, y menos matarte...

Su rostro se resintió un poco por el forcejeo:

 -¡Ja! ¡Muere!- y recortó con fuerza mi muñeca izquierda, y el dolor del brazo izquierdo se renovó junto al de la muñeca. Chillé con fuerza como un cantante de hardcore. Vi como mi mano se quería desprender de mí, pero no... Ajusté mi chaqueta bien fuerte por la muñeca para no perderla. Intentó atravesarme de un katanazo por el estómago, pero pude escabullirme por un lado. Estaba muy jodido... Estaba a punto de morir... Mi vista se oscurece... Catherine clava con fuerza la katana en mi brazo izquierdo para dejarme inmóvil. Es el fin. No puedo moverme y esta tiene un cuchillo en la mano... Hasta que vi que... Un cuchillo voló y acertó en el pecho de Catherine:

-¿Porqué no te metes con alguien que no tenga sentimientos por ti?- dijo una voz conocida.
Hebi, la poderosa híbrida, saltó a la arena:

-¡Esto es un ultraje! ¡Ningún ser humano puede asistir al campeón!- bramó el Rey Zombie.

-¡Cállese! ¡No soy humana, soy un híbrido! ¡Y por su culpa! ¡Así que no venga a hablarme de leyes!- respondió de mala gana Hebi.

Yo, sinceramente, no pude ver nada de la escena, pero Hebi misma defendió la lucha hasta que tomó la katana clavada a la pared y lo arrancó con fuerza. Un grito grave y cansado salió de mis pulmones:

-¿Ha acabado?- dije suavemente.

-No. Yo no puedo acabar con él. Debes de ser tú.

Y vi como tomó una parte de vendaje entre su bolsillo y sanó mi brazo izquierdo con gran velocidad. La chaqueta ahora molestaba, por lo que me la quité. Tomé mi katana y mi pulso temblaba... Veía a Catherine clavada por un tobillo al suelo:

-Mierda, este chico persiste con fuerza...- dijo Hebi con rabia.

-¿Chico?- pregunté extrañado. Y lo entendí. No me enfrentaba a ningún ser en particular, recuerdo haber leído sobre este extraño ser en algún libro de la biblioteca:

"Unheimliche: llamado así por la denominación de "Perturbador pero familiar". Este monstruo no tiene una apariencia fija, mas se transforma en seres por los que se sienten cosas muy fuertes, como amor o terror. En cualquiera de los casos, los humanos nunca han acabado contra el Unheimliche. No tiene puntos débiles, es como un espectro hostil. La única manera de acabar con él es vencer tu peor miedo".
¿Y cual era exactamente mi terror? Pues que Catherine no me amara y que tuviera sed de mi sangre, por lo que... Decidí hacer lo que tenía que hacer... Dejé mi katana a Hebi y me acerqué lentamente, hasta que Catherine alzó la katana y... La abracé. La abracé con todas mis fuerzas:

-¡¿Q-Qué haces?! ¡Suéltame!

-No. Te quiero mucho. Y me da igual que me odies, o que no te guste... Será siempre igual...
Su cuerpo convulsionó una vez y esta clavó su larga katana en mi espalda, perforando mi pulmón derecho. Grité suavemente, pero proseguí:

-Puedes clavarme esta katana y acabar conmigo, pero me habrá dado igual... Por que habría muerto por ti...

Y esta volvió a convulsionar, esta vez alguna parte de su cuerpo crujió con gran fuerza, gritando:

-¡Ya basta, Marshall!

-¡Jamás pienso dejarte ir!- grité como pude, mas ya estaba al borde del ahogamiento -Si no vivo en un mundo contigo, no viviré...

Tomé la katana de mi espalda y me lo coloqué sobre el cuello. Catherine no podía más, su cabeza latía profundamente:

-Adiós

Corté con suavidad una cuarta parte de mi cuello. Fue suficiente para que Catherine acabara explotando.

-L-Lo hice...- murmuré. Caí hacia atrás en el suelo y ya no recuerdo nada. Desperté lleno de vendas en la espalda y cuello, con Hebi intentando levantarme, el Rey Zombie ya estaba hablando:

-... demostró que ha podido acabar con su propio miedo, pero ahora se enfrentará al reto más difícil de todos. Quiero presentar al "Maestro del Homicidio", al "Devorador de Cerebros Humanos", al "Decapitador"...
Lo único que pude ver fue que alguien saltó a la arena con fuerza:

-¡Yo, el Rey Zombie, lucharé! Pero... Para hacerlo interesante... ¡Que vengan los Guerreros Zombies!

Y entraron 12 soldados zombies con largas espadas, brillantes armaduras y un yelmo romano en la cabeza:

-¡No es justo! ¡Me derrotasteis igual la última vez!- rechistó Hebi -¡Yo también entro!

Y entonces me levanté. Probablemente la palmaría, así que daría un buen espectáculo... Pero alguien me interrumpió:

-¡Espera! ¡Lucharé con vos!

Entre el público saltó ágilmente Julia hasta mi lado, enfundó sus cuchillos mariposa y se puso en pose de combate. Iba a la lucha de nuevo, pero fui interrumpido de nuevo:

-¡ESTAMOS HARTOS DE ESTA SITUACIÓN! ¡SI HEBI LUCHA, NOSOTROS LUCHAREMOS!

Todos los híbridos, en total 9, se levantaron y aparecieron a mi lado.
Ya aprovechando el estado de diversión, pregunté:

-Bueno, ¿algún otro suicida?

Y justo en ese momento, el tipo con la capucha se levanta lentamente y camina hacia mí sin decir palabra. Le miro:
-¿Quién eres?

-Oh, Marshall, ¿estuvimos luchando juntos 3 semanas y ya no te acuerdas de mí?

Y la capucha se tiró con fuerza y... Sorpresa, era la Gran Lucy:

-¡Lucy! Dios santo, ¡creí que estabas muerta!

-Solo me dejaste en coma... No es para ponerse así...

Ah, sí, el plan. Jamás os lo mencioné:
Mi plan fue substraer un trozo de piel al zombie y dárselo a Lucy, algo que fue terrible para su organismo, cayendo en un estado de muerte pero no muerte. Una obra maestra.
Ya estábamos todos. Un 13 contra 13 justo:

-¡Rey Zombie! ¡Hoy, tu reinado de terror ha finalizado! ¡Vas a conocer a la única persona que ha sobrevivido a la muerte! Y no estoy solo... ¡Parte de mi familia ha venido a combatir a mi lado! Hermanos... ¡Esta noche será la última para nosotros, pero nos llevaremos a este desgraciado con nosotros!-.

Capítulo doce: "Over The Dead" y "Lucy in The Sky"

Este extraño ser empezó a moverse como si estuviera siendo arrastrado por un extraño mar. Parecía etéreo, parecía intocable... Y tanto que lo atravesé con la katana y fue como cortar aire. Con su guadaña traspasó con fuerza mi hombro izquierdo, provocándome unos fuertes temblores y un frío terrorífico. El extraño monstruo no hablaba, solo gruñía suavemente. Pero yo no me fijaba en aquello, me fijaba en toda la sangre que caía al suelo por mi parte. ¿Cómo se puede matar algo que es intocable?
Otro corte de guadaña que pude parar con la katana. Vi que la guadaña tenía dos puntos verdes. Y entonces vi sus profundos ojos verdes mirarme como si quisiera absorberme el alma... Acercó su rostro tanto y sus ojos brillaron profundamente, lentamente podía ver como mis fuerzas menguaban y sus ojos brillaban más y más... Hice un último esfuerzo y pegué un fuerte cabezazo contra la cabeza del ser, me salió un poco ladeado por lo que uno de sus ojos salió disparado a un lado. Y lo entendí absolutamente todo. No me enfrentaba a un zombie... Me enfrentaba a una guadaña... Y los ojos del "Eter" eran su foco de energía... Este se abalanzó sobre su ojo separado, pero yo lo pude coger a tiempo y lo lancé fuera del estadio. El extraño monstruo parecía enfurecido, pero en vez de atacar, disparó un extraño rayo contra mi mirada y...
Todo el mundo a mi alrededor se volvió verde y entonces pude ver mis peores miedos confirmados: vi la cabeza de Lucy rodar otra vez por el suelo, vi a Catherine torturada y con la boca cosida gritando como podía, vi a mi madre devorada por los zombies, vi al Rey Zombie declarando la dominación completa de todo el mundo...

-Por favor... Basta... Basta...- murmuré encogido en el suelo, vi a Catherine con una mirada de odio y como tomaba una enorme guadaña a punto de cortarme la cabeza.
Me defendí de ese corte con la katana, la guadaña ejercía un control mental en mí y debía saber cual era el punto débil. Catherine me atacaba ferozmente con intención de matarme, pero... Me acuerdo que tenía las flechas... Lanzo una contra sus manos, pero lo atraviesa. Lanzo otra a una de sus piernas, pero otra vez falla. Otra directa al corazón, pero atraviesa. Lanzo una última a su cabeza y Catherine se queja con fuerza, sangrando mucho, decido clavar la katana en su cabeza y... Todo el ambiente verde se fue desvaneciendo...
"Claro... El único punto débil a quien no podría atacar jamás era Catherine" pensé mientras vi que el segundo ojo del monstruo se había cortado y la guadaña cayó al suelo inerte. Separé la katana suavemente y me llevaron de la arena tan rápido que ni pude oír las ovaciones del público. Me llevaron a mi habitación y me tiraron a la cama con algo de enfado, acto seguido se fueron y me dejaron solo. Sin dudarlo, salí de mi habitación y subí el ascensor al máximo, donde había un amplio balcón. Me recosté sobre el borde del balcón, mirando donde estaba la luz encendida de aquella habitación donde debería estar Lucy...

-Oh, my little Lucy in the sky...- murmuré como un secreto prohibido de pronunciar.

-¿De quién hablas?- dijo una voz que había oído. Me giré. Varnasse, la ex-reina de todos los zombies.

-Lucy, era mi compañera en la Eliminatoria...

-No te preocupes por ella...- y esta posó una mano en mi hombro -sea como sea, está en un mundo mejor.

Sonreí. Me había sacado una sonrisa el pensar que Lucy estaría en un sitio mejor.

-Gracias.

-No tienes que dármelas, tú me has dado otra oportunidad en esta vida...

Silencio. Ella miraba mis ojos y yo los de ella. Eran oscuros como los de mi adorada Catherine. Ella pronunció:

-Si llegas a necesitar ayuda, aquí tienes a una alidada.

Yo me levanté y le ofrecí la mano:

-Será un placer, Varnasse.

-¿Varnasse?- preguntó -Yo me llamo Julia
.
-¡Oh! Perdón... Julia... Gracias por ofrecerme tu ayuda.

Y esta desapareció moviéndose hábilmente por las paredes. Era muy buena. Yo lo había comprobado en mis propias carnes. Volví a tumbarme en el balcón y ver la misma ventana. Juraría haber visto a alguien en algún momento. Pero no puede ser... Oh, Lucy... ¿Porqué el destino jugó de tal manera con nosotros? Bueno, debía descansar... El día de mañana moriría por Catherine o la salvaría de aquel que la domina con mano de hierro. Me fui a la habitación y... Un fantasma llegó a mi habitación. Por un momento pude ver a Lucy, pero desvaneció al segundo. Dios, que horror... Me tumbé en la cama y cerré los ojos...
Me desperté durante la noche sin motivo aparente, hasta que vi que una cuerda cerró mi boca con fuerza y se quedó como si de una rienda se tratara. Me quedé en silencio, esperando la llegada de alguien... Y era Catherine... Esta me tapó la boca con una mano y sonrió:

-Hola, guapetón... Yo, cariño, soy la 5ª prueba contra la que debes luchar... Así que si no estás más despierto mañana, prepárate...

Y esta se fue dejándome la cuerda entre mi boca. Empecé a gritar intentado quitarme la cuerda, pero no llegaba a la katana. Estuve forcejeando durante media hora, pero era inútil. Hebi entró en mi habitación y me vio atado. Cortó mi cuerda y sonrió un poco:

-Oh, Marshall, ¿qué ha pasado?

-Yo ya no tengo ni idea...

-Oh, en fin, solo quería informarte que necesito mucha mucha de tu saliva para fabricar el antídoto... Así que necesito que escupas cada minuto en este frasco.

Me enseñó el frasco, era de un litro. Bueno, espero que no esté chungo.

-De acuerdo.

Ella besó mi frente y se levantó de nuevo:

-Buenas noches...

Desperté otra vez directamente en la celda, esperando a uno de mis peores enemigos jamás nombrado... Catherine...
El Rey Zombie volvió a aparecer por última vez, pero esta vez sin su séquito de mujeres:
-Hoy, Marshall se enfrenta a la semi-final y la final del campeonato. La semi-final que espero que acabe con esta triste alimaña es un duelo amoroso... ¡Un aplauso para mi esposa... Catherine!-.
Y esta salió por la puerta. Todos vitorearon a Catherine salvo Julia, el zombie terciario, Hebi y sus híbridos. Bueno, había un tipo con una capucha marrón al lado de uno de los híbridos.
-Bueno, querida, yo no quiero ataca...- y una larga hacha cruzó mi mejilla cortándomela desde la boca hasta el final de mis pómulos.
Me tapé la boca y tenía ganas de llorar:
-No, Catherine... No me mates...-

Capítulo once: Reina de Zombies y organización.

Denegando las obligaciones de los zombies del alto mando, fui a la Biblioteca de zombies para informarme de algo muy importante. Necesitaba saber todo sobre los zombies para saber si podía hacer que se revelaran o que fueran de un modo distinto. Abrí un libro llamado: "Sociedad Zombie". Empecé a hojear los capítulos hasta que vi algo que me pareció interesante: "Control Mental". Abrí esas páginas y lo que ponía textualmente:

El Control Mental es el grado de estupidez zombie. En cuanto más "CM" tengan, más básico serás. Los zombies se clasifican en varias castas*:

-Zombies obreros: estos son los zombies más básicos y estúpidos de todos. Obedecen a todos los zombies, no saben hablar y sus trampas son deplorables. Son usados sobre todo para las tareas fáciles pero peligrosas como picar piedra, mover ladrillos de edificios o simplemente atacar a los viandantes.

-Zombies primarios: son los zombies que usan sobre todo para combatir. Son los guerreros perfectos por no sentir dolor, por obedecer a todo y por ser extremadamente fuertes. Su único handicap es que siguen siendo poco racionales y son ciegos.

-Zombies secundarios: Ganan el don de la visibilidad y sus características con algo mejores. El único problema es que empiezan a pensar.

-Zombies terciarios: Están en la cumbre de la sociedad. Tienen el don del habla, desarrollan un latente apetito sexual por los humanos hembras y son quienes toman las decisiones. A pesar de ser tan inteligentes, todos se pierden por las mujeres humanas y la comida.

-Rey Zombie.

(*Se dice "Castas" por el hecho de que es difícil retirarse el Control Mental)

No me sirve demasiado. Esto no me dice nada. Hojeo de nuevo y veo otra zona: "Híbridos". ¡Ooh! ¡Como Hebi! Abro la zona y lo único que leo dice lo siguiente:

"Los híbridos son una variación que se realizó con seres humanos reales por los científicos zombies. Sus variaciones son fascinantes, mas se pueden modificar varios genes por medio de la ciencia".
(Una foto era el Hombre Tigre al que me enfrenté)
"Los híbridos solo pueden ser separados con su propia saliva y la de un humano mezclada con un extraño material. Solo hay una persona que tiene tal material y sabe cual es su yacimiento".
Foto del "Cazador de Almas". Mierda... Y me lo cargué. Claro, por eso el público zombie pidió "Muerte". Pero... Eso quiere decir entonces que conocen el material... Cierro el libro de golpe y voy corriendo entre las zonas oscuras como todo un Ninja. Nadie me ve, camino con demasiado sigilo. Pillo a un zombie terciario desprevenido, mirando a la ventana. Tengo que atraerlo de algún modo... Entonces me acuerdo de un pasaje del libro: "A pesar de ser tan inteligentes, todos se pierden por las mujeres humanas y la comida."
Entonces, me corto suavemente en un brazo y veo que funciona, el zombie huele la sangre y va hacia mi dirección. Aprovechando su enajenación, lo atrapo del cuello y lo coloco mirando a la ventana:

-Dime que sabes del material del "Cazador de Almas"

-No pienso decirte nada, humano insolente.

Y le coloco la katana entre su boca:

-¿Y si pierdes la mandíbula? No podrías comer, y nadie creerá que fui yo mas tengo a un monigote en mi cama-. Oh, se me olvidó mencionarlo, le puse a Hebi una peluca negra y le puse mi ropa para que hiciera de cuartada.

-Agh... Vale, asqueroso, ¿qué quieres saber?

-Oh, ya sabes lo que quiero, chaval. Ve cantando o...- deslizo suavemente la katana, y este empezó a hablar como un papagayo:

-Este material se llama "Xerxium Enriquecido". Lo llamamos "X". Se encuentra a 200 metros de aquí el yacimiento más grande de todos. Para los humanos es una droga. Hemos atrapado al 30% de la población humana con esta sustancia. Y el 69% restantes están muertos. Solo queda un 1% sin contar a las hembras.
Eso último me acabó de enfurecer, pero decidí retirar la katana, empujar al zombie y largarme de donde vine.
Sabía que grababan mi puerta, así que decidí encaramarme por la ventana y caminar entre la pared y el exterior lentamente hasta mi habitación. Caminaba lentamente y recordé la hermosa visión de Madrid llena de luz. Decidí echar un vistazo antes de entrar y... Lo único que vi fue oscuridad. Oscuridad salvo en una parte... Una ventana estaba encendida... El piso 6 de la Tercera Torre de "Las Cuatro Torres". Oh, Lucy... Ojalá esa luz fueras realmente tú... Una ráfaga de viento me despertó de mi trance y me tambaleé un poco. Debería entrar... Pero primero avisar a Hebi de que se acerque a la ventana para hacer el cambiazo. Hice lo propio con unos suaves "¡Pst!". Esta vino y le conté toda la información sobre el Xerium y esta me abrazó aún estando fuera... Su tacto gélido fue cálido junto al viento que azotaba mi piel, por lo que fue un momento muy agradable. Besé su mejilla y la dejé pasar:

-Suerte, mi serpiente...

Me colé entre la ventana y me tumbé. Había sido agotador esta noche, debía dormir aun que sea un par de horas...
Me despertaron los portazos y salí corriendo intentando fingir un estado mental normal. Me llevaron de nuevo a la jaula y a la arena en ese orden. Mismo rey, misma afición... Aun que vi que un zombie estaba sentado al lado de los híbridos: era el zombie al que amenacé con la katana. Vaya, así que se une a la causa. El Rey Zombie volvió a abrir su bocaza:

-Buenos días, mis compatriotas. Ayer, este campeón se burló de la monarquía. Ahora vamos a ver si es tan burlón frente... ¡A la Reina de la batalla zombie!
Y se abrió de nuevo la puerta doble, pero esta vez vino una chiquilla que parecía de mi edad. Tenía el pelo negro y los ojos rojos profundos, vestía con una camiseta de tirantes negra, botas del ejército y una falda negra con bordes blancos. Tenía una suave sonrisa en sus labios, tanto que lo hacía malvado. El Rey Zombie concluyó:

-¡Un aplauso para Varnasse!-.
Y esta me lanzó dos cuchillos justos a la cabeza, los cuales logré esquivar con muy mala pose. Sacó dos largos cuchillos con bordes rojos y echó a correr a gran velocidad hacia mí. No podía moverme, me dejó anclado a la pared con un cuchillo.

-Mierda...- murmuré, hasta que vi a Varnasse a solo un metro y medio y grité -¡Mierda!
¡Blink! Pude esquivarlo solo agachándome, pero estaba entumecido en la esquina, lanzó un cuchillazo vertical y lo pude detener. Otro más y lo pude detener dejando la katana atrás. Estaba mirándola fijamente a los ojos... Y vi que sus ojos se ennegrecían lentamente, pero se detuvieron en un color carmesí. Tenía un poco del antídoto, se lo quité a Hebi. Pero no era mucho, debía ser certero. Entonces, debía noquearla solo a golpes. Golpeé su pierna con fuerza para desequilibrarla. Acabé de rasgar mi chaqueta y aporreé con fuerza su estómago para dejarla en el suelo. Le hice una de las llaves que me enseñó Hebi y la dejé inmóvil:

-¡Suéltame, sucio humano!

-Ojalá pudiera...- sabía que tenía algo de humano dentro... Y debía salvarlo... Quería hacerla gritar de dolor para poder meterle la ampolla de antídoto en su boca. Y tuve una idea: Cogí la ampolla con la boca y apreté su mandíbula con fuerza, esta gritó y escupí en su boca para darle la ampolla. Este antídoto finge muerte justo antes de transformarse, por lo que fue perfecto para el momento. Ella quedó "muerta" y yo victorioso. Miré al Rey Zombie y se levantó del trono:

-Un listillo, ¿eh?- dijo mientras se llevaban a Varnasse de la arena. -pues prepárate para pasar el Ecuador de la Liga. Mas es donde todo se complica... Que saquen al "Encantador No Muerto"
Y vino un tipo con una túnica negra y una guadaña, ojos verdes dentro de la capucha y nada más. Era... La misma muerte encarnada...

Capítulo diez: El antídoto

-¡Criajo insolente!- bramó el Rey Zombie. Le había tocado la fibra sensible y eso me gustaba, mas quería decir que yo para él era una amenaza. Empecé a hacer una especie de "Danza de la Lluvia" para burlarme de todos los zombies, mas había leído que ellos odian la lluvia por el simple hecho de que con agua crecen las cosechas y de las cosechas se alimentan los humanos:

-¡JAJAJAJAJA! ¡"Show me your best shot"!- dije en inglés, también para burlarme, mas demostraba ser más listo que ellos.

-¡Suficientes burlas! ¡Prepárate a conocer al "Cazador de Almas"! ¡Animae Capti!- pronunció como una invocación. De la misma puerta que había salido el tigre, salió un extraño zombie con armadura romana y una máscara de carnaval totalmente de metal. Tenía la nariz alargada y brillaba un montón. Si no me hubiese fijado en sus putrefactos pies, habría jurado que es humano. Sacó su arma, bueno, sus armas: Una maza que hizo rodar sobre su cabeza constantemente y una espada tan larga que creo que era una a dos manos que sostenía en una. Saqué mis flechas. Me quedaban 14. Suficientes para la liga. Tomo una y la apunto mientras se acerca lentamente y noto como el aire producido por el girar de la maza agita aleatoriamente mi pelo. Aguanta... La maza está muy cerca... Aguanta... La espada puede rozar mi cintura... ¡Clac! Se la clavo justo en su hombro, donde no estaba protegido, exactamente en el derecho, donde tenía la espada doble. Me manda un mazazo y lo veo venir. Lo esquivo con facilidad, pero veo que al impactar con el suelo provoca un hueco muy gordo. Dios, es muy lento pero como me pille... Gruñe quejándose aquel guerrero, deja la maza y clava la espada en el suelo. Saca una bolsa y vacía su interior en mi cara. Era como arena, pero no arena... Empiezo a adormecerme lentamente, pero me esfuerzo por que no ocurra. Empiezo a ver visiones: el zombie al que me enfrentaba ahora se ha multiplicado entre ocho y no sé quien es el real.  De la nada, justo cuando voy a atacar, alguien me retiene por detrás por el cuello. Me giro y veo el rostro de Catherine. Estas visiones me van a volver loco. Veo que esta me arrastra contra el suelo, haciendo que mucha arena de meta por varios orificios en mi cara. Y lo entendí... Saqué la katana y me corté el cuello, pero en vez de cortármelo sonó un ¡Blink! y Catherine ya no estaba. El zombie me había enganchado de una cadena al cuello y me estaba arrastrando por el suelo. Donde debería estar el zombie, veo a Lucy, con su motosierra entre los hombros. Me abalanzo sobre ella:

-Lucy, debes ayudarme, te lo suplico...

Esta se ríe ampliamente, enciende su motosierra e intenta cortarme lateralmente. Lo esquivo por los pelos, sintiendo un amplio corte en las tripas. Gah, porqué? Veo a Lucy que toma una enorme piedra entre sus manos y grita:

-Se te acabó el tiempo, ¡humano!

Y lo entendí todo en esa frase. Golpeo con fuerza la mandíbula de Lucy y veo como su piedra se cae y ella se tambalea. Lucy no era más que el cazador de almas, mas ella tenía una mandíbula tan fuerte que no se habría resentido tanto. Tomo mi katana y me pongo de pie. Todos gritan "Muerte" esta vez, y el Rey coincide con ellos:

-Esto no te lo voy a perdonar jamás, sucio zombie.

Y la cabeza de Lucy rodó por el suelo. De la nada, la cabeza de Lucy se volvió la del cazador. Había vencido su asquerosa droga.

El Rey Zombie se quedó en silencio. Serían dos rondas por día, por lo cual se quedó mirándome un buen rato. Veía a la afición que me animaba, pero vi a Hebi un poco extraña... Me hacía señas... Señalaba al zombie... Una mano en forma de pera... Bolsa... Lo entendí. Me caí encima del zombie y discretamente me metí la bolsa que tenía la droga entre el paquete para que no me lo pillaran. Tenía un par, así que cogí la otra. Dos zombies (creo que eran los dos que me llevaban al Convivium) me tomaron de los hombros y me llevaron de nuevo a mi habitación. Ya eran las 8, por lo que hoy no habría cena. Yo me recosté en la cama y alguien toca la puerta. Que visita más inesperada. Era Hebi:

-Hola, ¿has cogido la bolsa? ¿Dónde la tienes?- fue lo primero que dijo.

Me saqué la bolsa de entre los pantalones y se la entregué tal cual:

-Perfecto- afirmó Hebi. Se sentó en mi cama y echó un poco del polvo entre una zona de las sábanas. Se metió un poco en la boca sin que me diera cuenta, y murmuró:

-Marshall, quiero que me beses ahora.

Yo no fui menos y la besé. Ella mezcló con mi saliva y la suya la droga... Yo me tragué un poco sin quererlo, pero el resto lo tuvo Hebi entre sus labios. Yo ya estaba en un colocón que no podía con él, por lo que no vi exactamente que hizo. Solo vi que se había puesto en ropa interior y se levantó de la cama:

-Me voy al laboratorio.

-No... Anda, quiero algo de fiesta hoy...- y la abracé por la cintura, sin querer, bajé sus bragas hasta las rodillas, alcé la mirada y vi su espléndido trasero. Pero antes de que pudiera hacerla mía, se subió las bragas y me miró furtivamente, pero habló con un tono dulce:

-Ay, Marshall, ahora no.

Se me resbaló de entre mis dedos. Se largó por una puerta roja con espirales blancas dibujadas. Y yo me quedé solo. Que desgracia. Y más con esa pibita. Bueno, hice de tripas corazón y seguí saboreando su saliva mientras cerraba los ojos, esperando una visita o algo que me alegrara la vista... Justo, alguien toca la puerta. Me acerco y... Dios, sí que debo de estar soñando. Veo a Catherine vestida de sirvienta sexy que hace una reverencia y dice:

-Buenas noches, limpieza de habitaciones. ¿Puedo pasar?

-A-A-Adelante...- logro pronunciar entre mi sonrojo.

-Gracias- respondió Catherine, andando hasta la cama -si no le importa, voy a empezar con las camas.

Veía como se ponía en cuatro patas sobre la mesa, mostrando su trasero cubierto por sus braguitas blancas. Era todo demasiado... ¿Porqué no me reconoce? ¿A lo mejor la están manipulando?
No podía soportar toda esta pasión... Así que se lo comuniqué acariciando suavemente su trasero. Esta me miró y murmuró:

-P-Por favor... No... Contrólese...- dijo Catherine, algo roja, se levanta del todo y se sonroja -no debe...

-Por favor... Solo un poco...- dije suplicando, pero ella salió por la puesta roja con espirales blancas. Agh. Otra vez solo con el calentón. ¿Pues sabes? A la mierda, voy a dormir...
Me desperté a las 4 de la mañana por unos gemidos ahogados fuera de mi habitación. Cogí mi katana lentamente y abrí la puerta... Y vi la imagen más dantesca que jamás pudiese haber visto:

[Esto es algo fuerte, para los sensibles, pasadlo.]

Vi a mi querida Catherine vestida de sirvienta e inclinada como cuando me hizo la reverencia mientras uno de los zombies estaba de pie frente a su cabeza y agarrándola de la cabeza a la altura de su cintura. También vi al Rey Zombie detrás meneándose entre las partes íntimas de Catherine mientras tiraba de sus bragas.

[Ya está.]

Era horrible... Estaba siendo violada... Mi rabia salió de una manera colosal:

-¡¡¡NO!!!- grité con todas mis fuerzas, me abalancé hacia los tres, pero unos 10 zombies me agarraron por el cuello, por los brazos, las piernas, la cintura, las pantorrillas y los antebrazos. No podía moverme. Un undécimo zombie me obligó a abrir los ojos tirando de mis párpados:

-"Videa esto bien, hermano, puede llegar a servirte"- dijo el Rey Zombie emulando a aquel libro tan famoso que habla de una fruta de metal. Le estaba dando muy fuerte, y entonces entendí todo: Catherine había venido y la habían obligado a indagar puntos débiles míos, y vieron que la quería mucho... Así que... Decidieron golpear por ahí...

-Por favor, ya basta...- empecé a murmurar.

-¿Y esto es todo lo que la plebe puede ofrecerme?- dijo burlándose el Rey Zombie, dándole a Catherine sus fluidos. Dejó caer como peso muerto a Catherine llena de ese líquido asqueroso que olía hasta aquí. El Rey Zombie cogió una correa y se la puso a Catherine. Solo dijo "Vámonos" y arrastró a Catherine por el suelo hasta llevársela. Los zombies se largaron y me dejaron en el pasillo solo. Una vez estuve seguro de estar totalmente solo, me puse a romper todos los cuadros del pasillo con mi katana. Acabé en el rincón de Hebi, donde había una zombie atado de pies y manos. Era la tal Sherry. Estaba confuso, hasta que vi que tenía en sus manos algo: era un tarrito. Pregunté:

-¿Qué es eso?

-¿Te acuerdas de la droga que tenía ese zombie? Mezclándola con la saliva de un humano y la de un híbrido debería bastar para curar a un zombie... Voy a hacer la prueba...

Tomó una jeringuilla y abrió la boca del zombie, se la metió en la boca y vertió el líquido. Sherry se quedó quieto, como una piedra. Estuvo así un minuto hasta que su piel empezó a recuperarse lentamente. Y... ¡Tachán! Sherry volvía a ser ella. Hebi me miró y tomó mis manos:

-Amigo mío, hemos encontrado el antídoto del "Virus Zombie"-.

Capítulo nueve: ¿Esto es todo lo que la monarquía puede ofrecerme?

Durante una semana todo se volvió rutina otra vez, pero ya no era una rutina como la de antes, que era aburrida y tediosa, esta era una rutina de la que uno no quiere salir jamás. Hebi me despertaba a las nueve y durante dos horas entrenábamos profundamente, yo estiraba, ella estiraba, yo luchaba contra ella, ella me pateaba el culo... Vamos, muy bonito. Mi momento favorito del entrenamiento ocurrió el día 4, cuando me pidió que estirara junto a ella, tirando de un par de cuerdas mientras extendíamos los brazos para estirar la cintura. Perfecto fue, mas tuvimos el momento de contacto. Luego, a las 11 me quedaba mi hora correspondiente leyendo sobre la historia del zombie y sus debilidades. ¿Sabíais que el virus zombie ya existía durante mucho pero solo hasta hace un año y medio se mutó? ¿O que el punto más frágil de los zombies es la mandíbula por su exceso uso? ¿O que el zombie no siente lo que nosotros llamamos "dolor" sino solo un picor por corte? Bueno, ahí no pasó nada salvo descubrir estas cosas. Después, un rápido almuerzo zombie que casi siempre acababa evocando en vómitos o acidez de estómago. Luego, teoría sobre la composición de venenos y ácidos por medio de materiales posibles, como es la sangre de zombie, el óxido de las armas o la misma saliva de su Vampa Negra. Me preparó un par de ácidos y un veneno contra zombies. Y por último, entrenamiento de defensa personal y escondite de armas con Hebi hasta la noche y hasta la extenuación. Gracias a ella, tengo guardados dos cuchillos y dos pistolas silenciadoras entre las mangas y mis botas. El entrenamiento solía ser la parte favorita de mi rutina, mas ella me enseñaba llaves y se colocaba en poses muy sexys: a cuatro patas sobre mí, con sus piernas entre mi cuello, nuestros labios a punto de juntarse, su enorme trasero entre mi pecho apoyado sin piedad... Fue muy fuerte, pero el último día fui capaz de luchar contra Hebi durante todo el entrenamiento. Aquel día acabamos sudorosos y jadeantes. Agh, estúpida y sensual Hebi. El último día estaba muy sexy: vestía con un apretado pantalón de chandal corto con rayas blancas, sus mismas botas, un top amarillo y un par de guantes negros. Decidí que aquel día le enseñaría otro tipo de ejercicio... En fin, y por último, la cena antes de la primera ronda. Nadie sabía quién era el primer zombie, nunca nadie lo sabía, era un acto de sorpresa. Comí malamente aquel día, pero me dio igual. Fui a la habitación y encontré a Rabbit con un bikini rojo y unas orejas y colita de conejo. Se dio la vuelta y me sonrió:

-¡Hola, Marshall!

-¿Qué haces así vestida?- pregunté.

-¿Nunca te preguntaste porqué me llamaron "Rabbit"? Pues aquí me ves.

Me acerqué a ella y acaricié su colita de conejo.

-Que suave...- la miré a sus ojos y en tan solo medio segundo me encontraba entre los labios de Hebi. Su larga lengua se entrelazaba con la mía, sonrojándome lentamente. Ella se separó y dejó un resto de saliva:

-¿Porqué no me pruebas del todo, eh, campeón? Te pienso dejar agotado- me dijo apretando mi trasero con ambas manos.

Yo me dejé llevar. Agh... Que hermosura...

[Parte +18.]

Tiré de su bañador, mostrando el pálido y perfecto trasero de Hebi, apretándoselo con ganas. Esta gemía con ganas. Bajé su sujetador hasta el final de su antebrazo, mostrando sus pechos. Los masajee con fuerza mientras lamía su cuello. Pero... Ella empezó a masturbar mi miembro con fuerza, dios... Que gusto... Lo hace muy bien... Pero de repente se detiene y se quita su bañador por la parte de abajo... Se sienta sobre mi paquete y se restriega contra el mismo desnuda:
-Ahhh... Por favor, más... Hazme tuya...-
Y así fue. Ella me bajó los pantalones y calzoncillos y empezó a brincar sobre mi miembro penetrándose. Hasta que nos corrimos con fuerza ambos a la vez.

[Se acabó. Puedes seguir leyendo.]

Lo acabé haciendo con Hebi... Sí que me había hecho sudar... Estaba agotado... Tanto que no pude ni quedarme despierto... Me quedé sopa...
Desperté al día siguiente, era la hora de luchar contra mi primer rival... Por lo que me metieron en una celda y allí tuve que esperar a que prepararan el campo de pelea. Esta sería la ronda más fácil, por lo que ahora ya sabría si estoy preparado. Me llevaron al campo de batalla y en la hierba del Bernabeu solo había arena y muchos zombies. La mayoría adulaban al zombie que intentaba matarme, pero diez personas me adulaban a mí. Vi que estaba Hebi con 9 de los híbridos. De la nada, en el gran palco salió el Rey Zombie:

-¡Buenas tardes, compatriotas! Hoy venimos a comparar de nuevo una de las crías más fuertes de este año para que luche por la salvación del mundo. Hoy, Marshall se enfrentará al gran Tiger, el resultado de nuestros científicos con la hibridación. ¡Qué gane el mejor!
Y este tiró de una cuerda, abriendo una puerta doble. Mi oponente no era nada más ni nada menos que un hombre con piel de tigre, muy fuerte, garras en vez de manos y un pantalón de karate. Madre mía... Este me va a partir por la mitad. Vi como empezó a correr hacia mí a gran velocidad. Saqué mi katana y sonreí malévolo:

-Vamos, tigretón.

Este de un guantazo me estampó contra una pared, pero respondí con fuerza cortando la mitad de su brazo, haciendo que sangrara y sus fuerzas flaquearan. En fin, tomé una flecha y la impregné en ácido de zombies. No podía fallar... Hebi y Catherine me estaban mirando... Esperé y... Atravesé su vientre de lado a lado haciendo que sus ácidos estomacales también resalieran, quemándose las piernas, pero eso no le impedía moverse, mas no sentía dolor. Acabé de cortar su brazo y de paso me encaramé entre su enorme espalda. Le pegué un puñetazo con una daga escondida entre mi manga directo a donde deberían estar sus pulmones. El monstruo cae al suelo entre gruñidos. Puedo ver a Hebi pegar saltitos de alegría y a Catherine aplaudir agradecida. También puedo ver al Rey Zombie matarme con la mirada, a la cual le respondo con una misma mirada de superioridad. Todos los zombies empiezan a gritar: "¡Vida! ¡Vida! ¡Vida!" hacia el zombie perdedor. Pero el Rey Zombie baja el pulgar, indicando "Muerte". Y que así sea. Vamos a disfrutar con el espectáculo. Tomé su brazo suelto y le aticé en la cabeza hasta que esta explotó con fuerza manchando de sangre por todas partes. Tiré su brazo a los pies del trono del rey. Estaba satisfecho. Era un asesino titulado. Alcé la katana y grité:

-¿YA ESTÁ? ¿ES TODO LO QUE LA MONARQUÍA PUEDE OFRECERME?-.

viernes, 4 de octubre de 2013

Capítulo ocho: La encantadora de Serpientes y el Convivium.

Me desperté tras una decena de horas dormidas junto a la chimenea. Esto estaba plagado de cámaras. Aun que la habitación era muy bonita: todo era extrañamente blanco y limpio, con un par de lámparas en las mesitas de noche color madera de ébano, la chimenea en piedra gris y el frío baño en mármol. Un zombie tocó la puerta y me comunicó:

-El Rey Zombie ha convocado un "Convivium" en el Gran Salón a las 10 de la noche. Son las 5 de la tarde, por lo que hasta entonces puede hacer lo que le venga en gana salvo salir del recinto. Que tenga buena estancia-. Escuché los pasos del zombie alejarse e hice lo que me recomendó, salir de la habitación a conocer el ambiente. Deposité mis armas en el cabezal de la cama y salí de la habitación. Un largo pasillo con una alfombra roja se cernía a mi alrededor. ¿Habrá otro ser humano?

-Esto... Disculpe...- me dijo una voz dulce y joven.

-¿Sí?- me giré y... ¡AHH! ¿Qué le han hecho a la señorita? Solo tiene una minifalda blanca con un borde azul y un top que le deja ver todo el pecho. Dios santo, ¿qué clase de obsesos hay aquí?

-¿P-Puedo limpiar su habitación?

-Está impecable. Además, no puedo permitir que haga muchos esfuerzos. Pero gracias por la invitación.

Aquella sirvienta enrojeció con ganas, sonriendo suavemente. Qué raro... Ni que le hubiera regalado nada.

-Bueno, tengo prisa- dije a la sirvienta -pase buena tarde.

-¡I-Igualmente!- respondió haciendo una reverencia.

Llegué al final del pasillo y... Horror para mis ojos: Los zombies vivían en plena normalidad y los humanos les servían vestidos con muy discretos trajes los hombres y con casi nada las mujeres. Me ponía enfermo. Debía acabar con esta asquerosa sub-cultura:

-¡Pssst!- hizo alguien, atrayendo mi atención hacia una zona de sombras -¡Tú, campeón!

Me adentré lentamente y vi a cuatro zombies hembras vestidas con corsets atrevidos y la que me había llamado empezó a hablar:

-¿Quieres pasar un buen rato, encanto?

-Uy, no, muy amable...- me giré para marcharme, pero una me tomó de los hombros, impidiendo irme:

-Eh, eh... No seas así, te va a encantar... Y tan solo por lamer tu cuerpo...

-Déjeme en paz- dije serio.

-Muy bien, chicas- dijo la que parecía ser la líder -si no quiere cooperar... Que sea a la fuerza...-
Y en menos que canta un gallo me tenían de frente contra la pared... Mierda, mis armas... Una de esas asquerosas empezó a lamer mi cuello lentamente:

-A-Agh... Basta...- y pegué un guantazo sin querer a la misma zombie. Todas se enfadaron y se abalanzaron contra mí. Me puse en pose de combate cuerpo a cuerpo y... Puñetazo a una, pero las otras tres se me suben al cuello... Hasta que un fino cuchillo se le incrusta a una en la nuca:

-¡Mierda, la encantadora de serpientes! ¡Hay que huir!

Y corrieron a toda pastilla, huyendo del lugar. Entre las sombras, salió una enorme "Vampa Negra" y se acercaba lentamente hacia mí. Dios santo, era la primera vez que veía una. Trepó por mi pierna lentamente:
-N-No te muevas... Que no te vea tenso...- murmuré temblando suavemente. La serpiente subió hasta mi hombro y... Lamió suavemente mi cuello...

-Anda, Dirk, no seas descortés- dijo una voz femenina. Al nombre de Dirk, la gran serpiente bajó de mi cuerpo al instante, reptando hacia las sombras de nuevo, desapareciendo. Entre las sombras, vi unos enormes ojos amarillos brillar hacia mí:

-Espero que no te haya asustado...

-Oh, no... Qué va.

-¿No? Pues estás temblando. ¿Que hacesss en mi territorio?- murmuró siseando.

-Pues...- y le conté toda la historia: Como llegué a participar, como acabé con todos y como llegué a la "Liga Zombie". Y todo esto mientras esos enigmáticos ojos amarillos me analizaban lentamente:
-Vaya... Así que tú eres el actual campeón que luchará por nosotros esta vez.

-¿E-Esta vez?- pregunté intrigado.

-Yo fui la campeona del año pasado.

Y lo entendí. No había estado dormido solo cuatro meses, sino un año y cuatro meses.

-Llegué a vencer a todos mis rivales con mis conocimientos sobre el veneno. Pero los zombies jugaron injustamente y me vencieron en la Liga Zombie. Como castigo, jugaron a experimentos genéticos conmigo... Yo tuve suerte, pero hay muchos otros que no...
Y avanzó lentamente con la "Vampa Negra" entre su fino cuello. Maldición, además de lista y mortífera, guapa: Pelo azul oscuro hasta su cuello, ojos amarillos muy brillantes, un rostro serio y una piel pálida. Vestía con una blusa azul oscura que marcaba sus enormes pechos, sus apretados leggings negros daban la impresión de que estaba desnuda, y sus botas eran negras con tacones de aguja magnética.

-Vaya, tienes toda la razón.

-He visto como luchas. Y eres bueno. Muy bueno. Pero estabas distraído. Necesitas concentración y estirar tus habilidades.

Tomó mis manos y las colocó entre sus costillas, justo bajo su pecho... Dios..
.
-¿Entonces me vas a ayudar?

-Claro, Y lo único que te pido es lo siguiente: Si logras vencerles, quiero que acabes con el Rey Zombie y me hagas gobernadora del Nuevo Mundo. Yo sé la forma de crear un antídoto, pero necesito ayuda de todas partes del mundo. Y para ganar... Te enseñaré nociones básicas y avanzadas sobre la composición de veneno, los puntos más sensibles de los zombies y te enseñaré a usar y fabricar armas ocultas como esta...- y en tan solo un segundo colocó su pierna sobre mi hombro y me mostró un afilado y puntiagudo cuchillo en la punta de su zapato. Pude haber muerto si fuese un zombie.

-Vaya... Qué interesante...- dije lentamente. Pero se me había hecho tarde, ya eran las 8 y debía al menos cambiarme de ropa... Así que se me ocurrió algo:

-Disculpa, tengo que marcharme, pero mañana empezará el entrenamiento. Por hoy, duerme en mi habitación.

-¿De veras? Muchas gracias, será mejor que dormir en mi nido...- murmuró, le di el número de habitación y estuve a punto de salir del callejón, pero, me giré:

-Por cierto, soy Marshall

-Ya lo sé. Yo me llamo Hebi. Pero me llaman "Rabbit"- dijo sonriente.

-Nos veremos en la habitación, Rabbit.

Llegué a mi habitación y respiré aliviado. Madre santa, esa chica era pura lujuria... Bueno, concéntrate. Me duché y me vestí con lo que había en el armario. Era un solo traje, pero era idéntico al mío, pero en perfecto estado. Me lo puse y me quedé un rato a la vera de la chimenea. Ya eran las nueve.
Alguien tocó mi puerta. Era el zombie de antes:

-Es la hora del "Convivium", señor Marshall. ¿Está ahí?

Abrí la puerta, pero esta vez estaba acompañado y con unos grilletes. Ya veo, siguen creyendo que soy peligroso. Me lo pusieron todo y me llevaron lentamente al "Gran Salón". Estaba decorado con muchos de los cuadros famosos pintados de nuevo al estilo zombie. Un ejemplo era ver que en la "Última Cena" en vez de Jesús y sus doce apóstoles estaba el Rey Zombie y sus once consejeros más una mujer. Era la compañera de Catherine en su trono. Me pusieron las esposas para las manos y los pies en una silla. Estaba al lado del Rey Zombie, Catherine atada a la pata de la silla y de uno de sus consejeros llamado "Seth". Era probable que fuera el Seth egipcio, mas tenía su tocado dorado y un cetro dorado con rubíes en forma de cobra. Frente a mí se sentaba uno de mis oponentes, la valquiria zombie más fuerte de todo el reino: la llamaban "La Reina de los Cuchillos", mas era una maestra con ellos. Ella estaría en la tercera ronda. En fin, todos se reunieron lentamente y el Rey Zombie se alzó de su trono para hablar:

-¡Queridos hermanos! ¡Estamos aquí reunidos un año más para la cena inaugural de "La Liga Zombie II". Y esta vez, ya no es Hebi para luchar. Tenemos al campeón actual... ¡Marshall!- todos aplaudieron mientras yo no me movía del sitio, mas si lo hubiese querido, no lo habría logrado.

-Y... Bueno, este pequeño campeón sabrá más sobre nuestra cultura, mas tendrá una hora diaria para indagar en la "Zombioteca". Y... Bueno, nada más. Disfrutad de la cena. Yo cenaré un poquito de... Pechugas y muslo... Más tarde- y miró con lascivia a Catherine. Frené mi ira esta vez, mas yo también tendría un aperitivo... Y nos pusieron el primer plato: Corazones de Pollo en una brocheta. Oh, dios mío... Esto es para minarme la moral... Un zombie me toma la brocheta y me da de comer... Vaya, creí que sería peor, pero finjo disgusto para que no me cambien la comida. El segundo plato era bastante horrible: Cerebro a la plancha limpio de materia gris y con salsa de tomate casera. Me dio de comer y... Dios, aquí no podía fingir disgusto, estaba a punto de vomitar realmente. Pero bueno... Lo pasé. Y el postre era lo último, pero esto no podía fallar, mas era un pequeño helado de vainilla con trufas de chocolate. Me sentía bajo de energías... Mas la comida era horrible, mi chica tomada por mi mayor oponente y era vulnerable a cualquiera. Pero decidí tomármelo con optimismo, mas si derrocaba al rey, salvaría el mundo. En fin, otra situación me ayudó mucho. Mientras recogían, el Rey Zombie ordenó:

-¡Cathy! ¡Angela! Recogedlo todo. Me voy a mis aposentos.

Se levantó y se marchó. A mí me desató un zombie y se largaron todos. Solo quedaron Angela, Catherine y yo... Por lo que aproveché y ordené:

-¡Tú, la del pelo oscuro! ¡Recoge mi plato!

Y Catherine siguiendo mi juego se acercó y cuando se agachó para recoger mi plato, la besé profundamente. Oh, mi Catherine... Sentía nuestro amor mezclarse en uno de un solo beso. Me separé rápido y me fui a mi habitación, donde me esperaba otro premio: Ver en ropa interior a Rabbit. Esa mujer estaba coqueteando, y se notaba. Estaba sentada en la cama con una ropa interior negra de encaje, dando a resalir sus magníficos atributos. Me excité de golpe, pero decidí controlarme por esta noche, mas su Vampa Negra no parecía muy por la labor. Me tumbé a su lado y acaricié su mano:

-Oye, Rabbit... Muchas gracias por ayudarme con esto... Debió ser muy difícil esto de ser transformada en un híbrido...

-Ah, no se está tan mal... Tienes ventajas de ambos...- murmuró paseando sus dedos entre mi cintura. Madre santa... Tengo ganas de morder sus labios y hacerla mía... Pero hoy mejor no. Besé su mejilla y sonreí amablemente:

-Buenas noches, Hebi-Chan.

Y... Reposé en ese extraño mundo.

jueves, 3 de octubre de 2013

Capítulo siete: La pelea final con "El Matador"

Llevaría a cabo este acto final para dar fin a la historia de amor entre Lucy y yo. Tomé el último zombie que quedaba en el hotel y lo dejé agonizando, con cuidado de que no me grabaran. Lo arrastré hasta el hotel y desperté a Lucy con los gruñidos. Está saltó de la cama y se subió al cabezal de la cama... Mostrándome todas sus bragas:

-¡Ay, Marshall! ¡Qué hace ese zombie ahí!

-Calma, calma... Espera...

Y le expliqué todo el plan. Empecé a gritar:

-¡Lucy, ya no podemos estar de aliados! ¡MUERE!

Saqué mi katana y... Sangre por todas partes... En la ventana, en las puertas... Por todo lados... Salí yo solo de la habitación... Dios... No... Sangre de Lucy... Pero debía acabar con Miguel... Esperé en el recibidor para la ventisca y... Salí al raso a por ese desgraciado. Tomé un megáfono del hotel y puse a gritar:

-¡MIGUEL! ¡SAL A LUCHAR, ASQUEROSO!

Y este raudo como un toro salió a por mi con una espada de "Matador" español:

-¡JAJA! ¡Soy el más fuerte! Y lograré esa plaza para la "Liga Zombie"

-¡TÚ NO TIENES MOTIVOS PARA IR! ¡YO LUCHARÉ, Y ACABARÉ CONTIGO!

-¿Sabes, hermano? Yo soy... Ex de Catherine... Y quiero volver con ella, así que estamos en el mismo atolladero

Y esto me ardió la sangre.

-¡VAMOS, FARRUQUITO DE MIERDA! ¡VEN A DEMOSTRARME TU ARTE ESPAÑOLA!

Miguel era muy rápido, me toreaba con un pañuelo rojo. Me sentía ridículo.

-¡ESTOCADA MORTAL!- gritó y me arrojó su pañuelo en la cara, cegándome. Intentó apuñalarme pero no lo logró porque me eché hacia atrás a tiempo.

-Ya no te quedan más trucos, asqueroso...- mascullé. Tomé mi katana y le quise perforar su cuello pero... Lo único que recuerdo de ese instante es que él me enganchó del cuello desde la espalda, dejándome lentamente sin aire:

-¿Sabes? Creo que te mataré así... Ahogándote...

Empecé a llorar... Por ser más débil que el ex de Catherine, por no poder salvarla y por haber matado a mi mejor y única amiga, Lucy. Sería mi fin... Cierro los ojos...
...
No. No es hora de compadecerse... Abro los ojos y... Veo un puñal en el suelo. Arrastro este con fuerza y se lo clavo incidente a su pie. Este chilla y me suelta. Aprovecho y tomo su espada de matador, y viendo que está inclinado a 90º grados... Se me ocurre hacer una buena insinuación, pego un enorme salto, alzo la espada y grito:

-¡Ole!

Y después de eso, su corazón, pulmones e intestino delgado fueron atravesados por una larga espada de torero. Vaya, con el toro se habría oído un largo coro de "oles", pero con el torero que se dedica a torturarlos solo oigo silencio. Este cae arrodillándose y murmura:

-E-Enhorabuena... C-Cuida de mi Cather...

No pudo ni acabar la frase, le atravesé la cara con la katana:

-¿TU Catherine? Ninguna mujer tiene dueño, asqueroso español. Vuelve de donde tus sucias lenguas machistas han venido.

Justo cuando acabo, suena una trompeta. El clima se resclarece y silencio. Un zombie que parece de una categoría bastante alta empieza a aplaudir, y otro, y otro... Tanto que se oye desde mi posición. El Rey Zombie habla:

-Enhorabuena, Marshall. Eres el último superviviente y el único digno de entrar en nuestra liga. Podrás saber como vivimos y pensamos durante una semana para luego... Enviarte a luchar contra nuestros 6 zombies más poderosos del reino. Y entonces serás el merecedor de tu premio... Te espero en el estadio.

Caminé lentamente, lleno de armas y rodeado de zombies que murmuraban a mi alrededor. Llegué al Bernabeu y habían implantado un ascensor de poleas para subirme... Pero antes de poder entrar, me encadenaron cuello, muñecas y pies. Me acompañaban dos zombies que parecían bastante robustos... Las poleas se hacían contrapeso con Zombies Primarios, mas estos obedecían a todo, incluso si era una acción suicida. Llegué arriba y vi el trono del rey... Y sorpresa, a Catherine y otra muchacha encadenadas al trono del rey. El rey bramó:

-¡Bienvenido, amiguito! Espero que no te moleste que estén mis dos hermosas esposas...-
¿E-Esposas? Mi ira salió a relucir en tan solo media milésima, retenido por los zombies:
-¡DESGRACIADO! ¡NI SE TE OCURRA MANOSEARLAS!

-Oh, descuida... Las he manoseado mucho... Observa...

Que puntería, toma a Catherine. Le masajea los pechos mientras esta gime mostrando su cosita con una minifalda blanca mínima. Eso me ponía a cien... Ver a mi chica así de sexy...
Pero no quería mirar, debería estar yo oliendo su perfume, devorando su espalda, desnudando su cuerpo...

Se detuvo y ordenó:

-Dejadlo en la Habitación del Vencedor.

Me arrojaron en una habitación como de hotel. Pero tenía chimenea, eso me basta. Encendí el fuego y me recosté contra el borde de este. Mañana empezaría mi larga velada de pelea.

[Buenos/as días/tardes/noches, amables lectores. Perdón si el capítulo es demasiado corto, pero es que precisamente este no había mucho más que decir. Después habrá más longitud. Firmado: Dante Moriarti.]

Capítulo seis: parejas

Nos despertamos cubiertos por la manta... Oh, dios... ¿Qué demonios? Lo he hecho con Lucy... Me levanté muy lentamente, pero no tuve tiempo ni para ponerme la ropa interior para oír la voz de Lucy:

-Hola, guapísimo...

Me reí avergonzado... Nadie me había llamado "guapo", ni siquiera "mono". Me sacó los colores, no supe responder:

-¿Qué pasa? ¿Te comió la lengua el gato? ¡Ven a darme un beso!- dijo Lucy, se alzó y me besó en los labios abrazando mi cuello.

¿Y ahora que le digo? Me separé y sonreí:

-Bueno... ¿Vamos a por los rusos? Les tengo ganas...- dije mientras me ponía los boxers.

-Yo tengo hoy ganas de otra cosa...- dijo Lucy palmeando mi trasero.

-¡Oye! ¡Contrólate, eh? Si eso, después te doy placer, pero primero es lo primero...

¿Porqué digo eso de "Si eso después te doy placer" si no quiero? A lo mejor para que me deje en paz...
Me levanto del todo y me visto completamente con una camisa negra que había entre el armario y mi mismo pantalón rasgado negro con mi chaqueta bastante rota negra. En fin, ella solo se puso sus pantaloncitos de jeans cortísimos con aquella camisa blanca... Buff... Se le marcaba su trasero con ganas... Salimos del hotel y derribamos a los pocos zombies que quedaban, dejando el hotel limpio de zombies. Debíamos llamar la atención de la pareja, por lo que rompimos la ventana de un bar y empezamos a beber y a tirar botellas de vodka por la ventana:

-¡HAHAHAHA! ¡Esto los pondrá furiosos, querido!- sonrió Lucy algo roja, un poco achispada por el alcohol.

-No deberías beber tanto, mi Lucy- dije besando su frente -estás muy desconcentrada.

-Oh, vamos, ¡diviértete un poco!- dijo amablemente, achuchándome. Sentía el calor de su cuerpo... Es tan... Agradable...

-¡ME CAGO EN ESOS RENACUAJOS! ¡COMO SE ATRREVEN A VERRSARR VODKA PORR LA CALLE!- escuché. Sería Sergej. Será mejor que acabe con esto rápidamente. Cogí la katana y... ¡BUM! Le ensarté a su esposa la katana entre el cuello y su hombro. Esta hizo un grito tan horrible que me vi obligado a echarme hacia atrás. Esta se tambaleó hacia atrás lentamente. Vi como Sergej la dejó suavemente en el suelo:

-Oh, carriño... V-Voy a morrirr...-
-No, Sbethlana, no digas eso... Yo querrerrte mucho... Te vengarré en nombrre de esos zombies...

Se me estremeció ver aquella escena. Veía como lentamente la rabia se acumulaba en Sergej y como tomaba una AK-47:

-¡ME CAGO EN LA PUTA, MARRSHALL! ¡TE VOY A MATARR!

Dispara lentamente hacia nosotros y las botellas se rompen. Me tiro al suelo y tiro del brazo de Lucy para que se agache:

-Lucy... Está muy armado... Iré a por él... Pero si no vuelvo...

Me acerqué y... Saboreé su carmín por la que podía ser la última vez... Tiré de su camisa para besarla con más ganas hasta que... Me separé.

Me alcé y lancé una flecha que impactó sobre su tibia y dejó de disparar aquejado. Salté la ventana del bar y tomé la katana, le mandé un espadazo y... Cayó de espaldas en el suelo con un profundo corte en el pecho:

-Cuenta hasta tres para morir...

-¡No! ¡Esperra!- chilló Sergej -Q-Quierro tenerr m-mi última voluntad...

No sé porqué dije lo que dije, pero:

-Adelante.

Y, me contó la segunda historia de amor más bonita que jamás he escuchado:
"Nos conocimos a los 6 años y éramos los mejores amigos, nos dábamos abrazos y nos queríamos mucho. Luego por una horrible razón a los 11 años nos separaron, pero seguimos teniendo contacto con carta. Y por último, a los 17 años, nos volvimos a ver y nuestro amor fue tan fuerte que decidimos casarnos".

Estaba muy emocionado, tanto que empecé a llorar enfrente de Sergej:

-Tu poderr hacerr algo porr mi...- se quitó el anillo de compromiso y me lo dio -yo sé que tú harrás lo debido... Cásarrte con Lucy...

Me sonrojé por completo. Vi como lentamente Sergej murió delante de mí. Nunca me había dolido una muerte... Pero... Habría una que me dolería por completo. El Rey Zombie habló por los altavoces:

-Hola, últimos tres. Voy a activar la segunda muerte súbita para esta situación. Activo... La ventisca congeladora. Cada 30 minutos soplará una ventisca que congelará a todo aquel que se encuentre fuera. ¡MUCHA SUERTE! ¡MIGUEL! ¡MARSHALL! ¡LUCY! ¡QUE SOBREVIVA EL MÁS FUERTE!

Silencio... Ella sonrió y me miró de un modo pícaro:

-Oye... Visto este cambio... Podríamos quedarnos en el hotel. Total, Miguel morirá dentro de poco.

-Podríamos intentarlo...

La cogí de la mano y me fui al hotel con ella. Puse la calefacción en la habitación y me tumbé en la cama junto a ella. Hoy estaba muy triste por lo de Sergej... Por lo que murmuré:

-Lucy...

-¿Sí?

-Abrázame...

Ella sin rechistar aplastó sus coletas contra mi pecho y sus brazos alrededor de mi cuerpo. Mi ángel. Mi salvación. Mi protectora. Pero... No sé que hacer... No puedo matarla... No quiero matarla... Pero tengo una idea... Mañana lo llevo a cabo.

Capítulo cinco: Los tambores de la rebelión

Ya no sería tan cercano con Lucy a partir de ahora, mas sabía que entre nosotros acabaríamos matándonos, pero para no ganarme un zarpazo en la espalda, decidí hacerlo oficial:

"Yo, Marshall, prometo mantener mi alianza con la señorita Lucy hasta que no queden más personas excepto los dos ya mencionados"

Ella firmó, yo firmé, y ese fue el final de nuestra amable relación. Yo me volví de nuevo distante, mas a pesar de que ella me salvara, ella intentó matarme. Andábamos a salvo por la ciudad, mas las zombies acababan de morir. Y de la nada... ¡BOOM! Una fuerte explosión nos arrastró contra una pared. Caí al suelo y miré quién estaba atacando. Vi en el edificio a un tipo con un lanza-granadas. Se rió con tanta fuerza y locura que me hizo congelar la sangre. Gritó:

-Os daré una oportunidad de acabar conmigo. Subid por este edificio lleno de trampas. Si sobrevivís, podéis matarme. Pero os lo advierto, ¡una chica lo intentó y la palmó en su momento!

Conocía a ese loco. Lo llamaban "Billy el Niño" por sus múltiples actos vandálicos. No podía jugar limpio ese desgraciado... Pero debía morir, y los zombies tampoco irían a por él... Entonces entré en aquel edificio. Constaba de un par de escaleras colocadas en lados opuestos. Parecía un bloque de oficinas. Caminaba muy cauto de no pulsar ningún botón ni sensor...  Pero era muy difícil, estaba plagado de botones y trampas para osos. Podría palmarla en un segundo. Me di cuenta de que Lucy no estaba conmigo... ¡CRANCK! Una trampa para osos se activó, pero no perdí la pierna de milagro. Subí las escaleras. Caminé lentamente y... ¡FUS! Flechas salían de tubos. Corrí con gran velocidad las escaleras hasta que... Una trampa de cuerda me lanza un par de hachas hacia el pecho, las cuales detengo con la katana con mucha suerte. Segundo piso. Esta estaba llena de zombies ciegos y trozos de cristal por el suelo. Y lo entendí. No podía andar con velocidad o si no me cortaba, ni podía ir con sigilo porque los cristales se chivarían... Tenía que decidir... Luchar contra los zombies pero no cortarme los pies o cortármelos y salvarme de los zombies... Eran demasiados... Por lo que me quito los zapatos para no hacer ningún ruido. Ando lentamente y el dolor es inexplicable. Tomo la katana por el mango con la boca y la muerdo con fuerza para abstenerme de gritar. La muerdo con muchísima fuerza y llego a las escaleras. Ahí abre la puerta Billy y me tira una cegadora a los ojos, atrayendo a todos los zombies. Traidor hijo de puta. Me puse a subir las escaleras totalmente a ciegas, ese tipo era sigiloso como yo. Llegué a la azotea y... Nadie. Me asomé y recibí una flecha en la espalda. Me giré y estaba encima de la entrada.

-Lo siento, colega, pero ni de broma. ¡Chao!

Saltó de la azotea y... Desapareció. Le seguí hasta donde se tiró y vi su trampa: La alcantarilla. Salté y me metí en ese asqueroso agujero. Aterricé de culo sobre Billy. De milagro no perdió el cuello, pero sí que estaba adolorido. Se echó al fondo de la alcantarilla, acorralado. Lo tengo... ¡BOOM! Otra explosión. Le dio tiempo a sacar su arco y apuntarme con una flecha envenenada.

-Game Over, pequeñajo.

Lanzó su flecha y... Vi toda mi vida en ese instante... Avancé hacia delante y me agaché para esquivar. Otra flecha, Un salto... Otra flecha, Un corte de espada... Una última flecha. Golpe en su arco. Aplasto la katana contra su cuello.

-Game Over, jugador.

¡Chin! Su cabeza rodó y cayó al agua, manchando el agua de rojo.
Jadeé un poco, mirando el estropicio de sangre y vi algo entre el agua enrojecida... Su magnífico arco y su carcaj con unas 15 flechas restantes. Tomé ambas cosas, me ajusté el carcaj a la espalda y el arco pegado a este. Decidí salir de aquella cloaca y de paso, si alguien se cruzaba, acabar con esos supervivientes. Saqué mi cabeza de la alcantarilla y justo pude ver a una pareja de rusos paseando entre la ciudad furtivamente. Saqué la katana y les grité:

-¡Bellacos! ¡Preparaos para un duelo!

Ambos se giraron. El ruso de ojos azules y con gorra con la estrella roja de cinco puntas con su joven novia pelirroja de ojos verdes:

-¿Has oído eso, Serrgej? Este niñato quierre pelearr.

-¡TE MACHACARREMOS, NIÑO!

-¡Venid aquí! ¡No os tengo miedo!- chillé, amenazándoles para que se acercaran con la mano.

¿Os quiero ser sinceros? No me acuerdo de la pelea. Me acuerdo solo que corrí, pegué un espadazo lateral y estos lo esquivaron. El Sergej de una patada en la cara me borró la memoria. Me desperté con un dolor general, estaba en el suelo y Lucy tumbada a mi lado:

-Vaya... ¿Qué te pasó, princeso?

-Déjame en paz...- me giré al lado opuesto del de Lucy, pero ella me giró con fuerza y se sentó sobre mi cintura, besándome con furia paralizándome las muñecas. Me quedé de piedra... ¿Qué demonios le pasa a esta chica? ¿Porqué me quiere enloquecer el corazón? Se separó con lujuria y me puso un dedo sobre mis labios:

-Shhhh... No digas nada... Yo sanaré una vez más tus heridas.

Y me desnudó otra vez el torso, sanando mis heridas con el material médico que encontramos, ella se lo había quedado. Sí que era mi ángel de la guarda...

-Lucy... Mañana iremos a por esos rusos asquerosos. Por ahora, vamos a la torre.

-Lo que desees...- murmuró suavemente cerca de mis labios.

Volvimos a aquel hotel, nos recostamos en la cama, pero algo fue diferente... Yo me tumbé como siempre, pero Lucy estaba tardando... Volvió con una blusa blanca y sus braguitas rosas. Se tumbó y se recostó con fuerza sobre mí, mostrando sus amplios pechos:

-Marshall... Eres mi príncipe azul... No podría permitir que te pase nada...

Y entonces entendí todo. No era un sentimiento solo. Éramos como compañeros sentimentales. Sabía que no había cámaras... Así que... Quería saber si sentiría lo mismo que con Catherine, así que la besé profundamente, mezclando las lenguas y sintiendo un muy cálido tacto. Sentía mi corazón latir mucho más fuerte, pero no era igual que con Catherine... Era más fuerte, pero más extraño y tosco... ¿Qué era esta sensación? Me separé y empecé a jadear... Sentía ganas de hacerla mía... Ya no tenía la poca razón que sentía... La revolqué por la cama y la presioné contra esta. Jugueteé con su pelo, con su cuello y con sus labios... Y esa noche fue cuando ella y yo disfrutamos de un amor desenfrenado y loco... Una muy fuerte lujuria...