La chica emocionada por el gran final, al ver que despues de tanto sufrir esa pareja es feliz, guarda la hoja en el libro, poniendola al final y una gran sombra tapa su cuerpo, lentamente alza la mirada y ve aun extraño hombre con botas negras de ebillas como los pantalones y el jersey y una chaqueta grande de cuero de color rojo, con los ojos azules y el pelo largo hasta el cuello de color blando, nunca antes habia visto al gran hombre y se asombró bastante, este sonriente le tendio la mano:
-¿Estás bien pequeña?
-S-Sí....-coge su mano y se levanta, pudo observar como este miraba el libro negro de hojas amarillentas que llevaba en su mano.
-Veo que te gusta el libro de Dante Moriartti...
-¿D-Dante? -parpadea un par de veces, ¿acaso se refería al libro que tenia en su mano?
-Sí, no está mal como escribe...
-Ah pues yo acabo de terminar de leerlo...
-¿Quieres que debatamos sobre el libro en una cafetería?
¿Perdón? ¿la estaba invitando a tomar algo, así, de buenas a primeras? la verdad sonaba muy sospechoso todo lo que hacia, como si ya de por si la estuviese observando....aparte el libro no mostraba indicios de estar escrito por nadie...aun así, sentía curiosidad por el individuo, tal vez incluso podría aprender mucho más de lo que ella imagina...
-Si no le es molestia...
-¡Naturalmente que no! -dijo riendo y caminando recto por la acera, seguido de la chica morena, ¿que sorpresas depararán a ambos individuos?
(Umiko: y aquí el final de la historia del señor Dante Moriartti, gracias a todos por leerla y por comentarme las cosas por tuenti, adioooos, pronto mucho más ¡¡¡ )
El rincón de los liberados
Donde las palabras son expresadas y nunca olvidadas
Translate
domingo, 3 de noviembre de 2013
Capítulo quince: el gran Marshall tiene que volver
La chica decepcionada pensando que la historia iba a tener un mejor final y claro....se levantó y cogio el viejo libro, con la intención de no tirarlo, claro está, asi que se lo lleva directo a su pisito.
Cuando está en frente del bloque de pisos y va a sacar als llaves para abrir el portal, una hoja le agarra parte de un lado de la cabeza y se cae al suelo desorientada, al cogerla, ve que la hoja era parecido al libro que ella tenia, empieza a compararla para estar segura y sonrie satisfecha, vio que estaba escrita por ambos lados y empezó a leer sentada en el suelo con gran interés:
6 mayo de 2015, Desierto del Sahara.
He podido recuperar algo de inteligencia gracias a pelearme con zombies por mi armónica, mas es mi único recuerdo con el exterior, aun que no sé bien que simboliza. Creo que la tuve el día que me exiliaron en el Sahara y perdí el amor de mi Catherine. Bruce y Michele (Son los humanos que doblegan a los zombies restantes en el puesto del desierto. Creo que el segundo es italiano) encendieron el megáfono:
-Atención. Quiero que el "Zombie de la música lastimera" venga aquí.
Ese era yo, el zombie de la música lastimera. Tocaba todos los días una música muy triste para consolar mi dolor. Guardé mi armónica entre los bolsillos de mi "pantalón" y fui allí. Había un camión de mercancías muy grande aparcado, abierto:
-Entra en el camión, por favor- me dijeron. Ya me conocían y sabía que no les atacaría salvo si exponían una herida o algo sangriento al sol. Entré cabizbajo y cerraron tras de mí. Oscuridad. Me quedé en medio de aquel espacio, sin moverme, a veces tambaleándome por el viaje del coche.
Decidí no moverme. Ya sabía cual sería mi destino: Hace un par de días tomaron a un zombie colega mío y no volvió. Está claro: iban a acabar con mi existencia. Aun que da igual, para el mundo tendía que ser como en este momento. Un ser de pie en una oscuridad imposible de abarcar.
Abrieron la cámara del camión:
-Oye... Debemos atarte para llevarte al laboratorio.
Sin oponer resistencia, me dejo atar. Sabía que iba a morir. Alarmase era intentar retrasar lo inevitable. Me llevaron por aquel largo y limpio pasillo. Parecía un hospital. Me metieron en una sala:
-Aquí tiene. El sujeto #40732.
-Perfecto. Recuéstelo ahí- dijo la voz suave de la doctora. Me tumbaron a la fuerza en la camilla.
-Anestésielo- pronunció. Que raro, me sonaba esa voz. Bueno... 10... 9... 8... 7... 6... 5... 4... 3...
Sueño. Mi sueño es muy movido y agobiante: es mi último recuerdo como humano, esperando a Catherine en aquella arena. Y como sus ojos de amor se volvieron ojos de odio. Y como ella acabó con mi vida...
Despierto lentamente. Muy lentamente. Lo típico de las películas, abres los ojos, los vuelves a cerrar, los vuelves a abrir, y así sucesivamente hasta despertar del todo. ¿La primera cosa que veo? Nada. No hay nada. Solo un fondo blanco. ¿Y a mi izquierda? Nada. Una silla vacía llena de aparatos de médico. ¿Y a mi derecha? Na... Un momento, ¿quién me está mirando fijamente a los ojos? Reconozco esa mirada, pero me duele la cabeza demasiado. Mis labios tiemblan, con ganas de pronunciar el nombre:
-J-Julia... ¿Qué haces aquí?.
-Todo ha salido bien- me dijo.
-¿De qué hablas? ¿Dónde estoy? ¿En el cielo?.
-Sí, y yo estoy contigo, no te joroba- me respondió en un tono burlón y jocoso, sacando unas gafas del bolsillo de su camisa y poniéndoselas. No me había dado cuenta, sus ojos se habían vuelto algo amarillentos.
-¿Y me lo vas a explicar, lagartija?- dije mirándola.
Lo único que hizo fue coger un espejo y enseñármelo. ¿Qué vi? Mi cara. Qué novedad. Espera... ¿Mi cara? Pero si me volví zombie...
-¡YUJU!- grité con todas mis fuerzas. Me levanté de un salto de la cama y me puse a bailar de la alegría. Julia se rió y me puso una mano en el hombro:
-Calma, calma, que aún te puedes fracturar- dijo sabiamente. Me exhortó a volverme a tumbar y a contener mi alegría. Sonreí de oreja a oreja y abracé a Julia:
-¡Oh, mi July!- dije abrazado a ella -¡Me salvaste la vida!.
-No me lo agradezcas a mí, sino a la doctora. Ella te ha salvado.
-¿Dónde está? ¡Quiero conocerla!- dije eufórico.
-Tooodo a su tiempo...- dijo Julia tranquilizándome de nuevo. No sé cuanto tuve que esperar, pero me dio igual. Ya era humano. Entró la doctora con sus gafas negras...
-¡Vaya... Así que eres tú... Hebi-Chan!- y sin más preámbulos, me abalancé sobre ella y le di un muy fuerte abrazo. Ella no se rió, solo me abrazó, aun que estaba sonriendo:
-En fin... Creo que ya estás mucho mejor. Debería darte el alta.
Y mientras me pidió que la acompañara, miles de preguntas asaltaron a Hebi por mi parte: ¿Cómo estaba? ¿Qué pasó aquel día? ¿Qué me pasó? ¿Dónde estaba? ¿Dónde vivía ahora? ¿Dónde viviría yo?
Nada. Silencio. Solo me firmó el papel y me dijo:
-Buena suerte.
Que cortante. Bueno, vale... Ya que he vuelto de la muerte, vamos a ver qué tal sigue el mundo. Camino por el enorme hospital. Salgo de este y veo las calles vacías. Instintivamente, me llevo la mano derecha a la cintura. Tonto de mí, la costumbre. No tengo la katana. Sigo adelante lentamente, vestido solo con el extraño mono de doctor... Y de la nada, salen unas 8 personas con micrófonos y cámaras asaltándome:
-¡Buenas, campeón! ¿Qué tal has salido de la enfermedad?
-¿Te has camelado a la Alcaldesa?
-¿Qué fue de tus místicas armas?
-¿Para cuando la boda con Hebi?
Cada pregunta se solapaba con la anterior. Yo, muy sorprendido, decidí hacer como la última vez que vi a un famoso por la tele: Callarme, avanzar, taparme la cara y esperar a que se cansen.
Estuve así hasta que llegué a mi antigua casa. Oh, mi casa está destrozada. ¿En qué pensaba? Espera... ¿Qué? Está perfecta. ¿Qué ha pasado? Qué extraño. Decido acercarme y toco la puerta un par de veces. Abre la puerta y...
-¡MI VIDA!
Una confusa figura salta sobre mí y me come a besos:
-¡Oh, mamá! ¡Ya, ya está! ¡Ya estoy aquí! ¡No hace falta que me beses tanto!- dije entrando con ella subida a mí como un koala. Y para mi sorpresa, mi hermano estaba también dentro. Ambos callamos de golpe. Mi madre se bajó. Se acercó mi hermano a mí lentamente, mirándome desde su mínima altura superior. Lo único que me dijo fue:
-Bastardo hijo de perra, lograste vencer a la "Liga Zombie"- y me pegó un muy fuerte abrazo que hizo crujir mi espalda con fuerza.
-Gracias. Gracias a ti, ahora vivimos en casa. Los habitantes nos han ayudado a alzar de nuevo la casa.
-Oh, ya veo. En fin, gracias, bro.
-Por cierto, también nos han devuelto una cosa tuya...
Y ahí estaba de nuevo. Mi katanita, limpita de sangre y brillante como el sol. No pude evitar pegar un gritito de alegría y tomar la katana de nuevo. Un ruido por megafonía sonó en toda la ciudad:
-Atención, "Nuevos Habitantes", os habla vuestra líder, Hebi Poizum Sirium. Solo quiero decir que el nuevo rehabilitado "Marshall Dean" será premiado con la "Medalla del Valor" de los Nuevos Habitantes. Se efectuará a las 18:00 de mañana en la Gran Plaza. Una escolta lo recogerá en su casa a las 17:30. Es todo-.
Y antes que ese ruido por megafonía significaba luchar, ahora significaba recibir una medalla. En fin, mi madre me dijo:
-Tienes ropita limpia en tu armario. Ya sabes donde está la ducha y... Bueno, que descanses, hijito-.
Y mamá se fue a la cama a dormir. Normal, eran las 3 de la mañana. Mi hermano también se fue a la cama. Bueno, ya que estoy aquí, me voy a echar una duchita. Me duché profundamente con agua caliente, sin preocuparme de los zombies ni de la muerte ni de acabar con amigos. Solo ducharme y relajarme. La ducha duró una hora y me fui a la cama a dormir.
Tuve la noche desequilibrada, mas me desperté aproximadamente a las 14:00. Bueno, da igual. No hay prisa. Me duché de nuevo y me vestí, esperando a que llegara las 17:30. Bueno, ¿y qué hago mientras? Puedo practicar un poco con la katana. Salí a la terraza y puse a pegarle cortes al muñeco de prácticas que usaba antes. Había empeorado mucho desde la derrota del Rey Zombie pero había mejorado mucho desde el inicio de la explosión. Bueno, ya eran las 17:30. Bajé las escaleras lentamente y llegué a donde estaba la limusina. Muchos paparazzis estaban ahí, preguntando de nuevo. Pasé de ellos y entré en la limusina. Esta no era ni comparada al camión de carga del "Desierto Muerto". El chofer abrió su ventanilla y dijo:
-Puede beber lo que quiera. Tiene un minibar bajo sus pies.
-No, gracias- respondí amablemente.
Llegamos. A las 18:00 exactas. Alguien abre la puerta y yo salgo. ¿Una alfombra roja? ¿Una verja? ¿Gente preguntando? Vaya, parece que no era tan insignificante como creía, después de todo. Caminé lentamente por la alfombra y vi el altar del fondo: Estaba Hebi vestida elegantemente con un traje-vestido junto a otro chico que tenía una caja. Este chico sonrió y lo reconocí. Era el híbrido que sobrevivió a la batalla. Subí a la altura del altar y Hebi empezó a hablar:
-Buenas tardes, "Nuevos Habitantes". Hace un par de años estábamos en la peor situación de toda la historia. Los zombies estaban a la cabeza del gobierno...
No escuché el resto del discurso, mas estaba centrado entre el grupo de gente... Había una chica de pelo negro y ojos oscuros... Catherine... La miré a sus ojos y... Si una vez vi su alma, hoy vi su máxima indiferencia. Eso dolió con fuerza en mi corazón:
-... Y tengo el honor de entregarle la "Medalla del Valor" al señor Marshall Deen.
Aplauso atronador. Hebi me miró a los ojos y me puso la medalla en el pecho:
-¿Te gustaría decir unas cuantas palabras, señor Marshall?
Negué. Demasiada vergüenza con ella ahí presente. La miré fijamente, ella hizo lo mismo:
-Bueno. En nombre de los "Nuevos Habitantes" y mío, enhorabuena.
Y me plantó un beso en la mejilla. Todos fotografiaron aquel momento. Calumnias. Todo calumnias.
Después de la ceremonia, me fui de nuevo al viejo colegio. Es irónico, a pesar de que un Apocalipsis zombie haya acontecido, el colegio sigue intacto. Me puse frente a la vieja puerta y, como un deja-vu, Catherine volvió a aparecer en aquella puerta. Mi corazón latía a mil, la miré indiferente para no caer en su trampa:
-Hola.
-Hola- respondió cínica.
Yo me senté en el suelo. Miraba al vacío. Pregunté:
-¿Qué tal con Miguel?
-Lo dejamos. No es lo que quería.
-Ah- respondí indiferente. Pero de golpe, Catherine me mira y habla:
-Lamento haberte dejado. No podía verte en ese estado. Por eso te maté.
Su mirada se clavó sobre la mía, pronuncié inconscientemente:
-No puedo dejar de pensar en ti.
Silencio. Nadaba entre su mirada, tan oscura como siempre:
-¿Te gustaría volver a intentarlo?- dijo ella.
No respondí. Me levanté y le ofrecí la mano. La estreché con fuerza. Caminé sin rumbo fijo. Ya estaba satisfecho. Sin duda, El Gran Marshall tenía que volver.
~Fin~
Cuando está en frente del bloque de pisos y va a sacar als llaves para abrir el portal, una hoja le agarra parte de un lado de la cabeza y se cae al suelo desorientada, al cogerla, ve que la hoja era parecido al libro que ella tenia, empieza a compararla para estar segura y sonrie satisfecha, vio que estaba escrita por ambos lados y empezó a leer sentada en el suelo con gran interés:
6 mayo de 2015, Desierto del Sahara.
He podido recuperar algo de inteligencia gracias a pelearme con zombies por mi armónica, mas es mi único recuerdo con el exterior, aun que no sé bien que simboliza. Creo que la tuve el día que me exiliaron en el Sahara y perdí el amor de mi Catherine. Bruce y Michele (Son los humanos que doblegan a los zombies restantes en el puesto del desierto. Creo que el segundo es italiano) encendieron el megáfono:
-Atención. Quiero que el "Zombie de la música lastimera" venga aquí.
Ese era yo, el zombie de la música lastimera. Tocaba todos los días una música muy triste para consolar mi dolor. Guardé mi armónica entre los bolsillos de mi "pantalón" y fui allí. Había un camión de mercancías muy grande aparcado, abierto:
-Entra en el camión, por favor- me dijeron. Ya me conocían y sabía que no les atacaría salvo si exponían una herida o algo sangriento al sol. Entré cabizbajo y cerraron tras de mí. Oscuridad. Me quedé en medio de aquel espacio, sin moverme, a veces tambaleándome por el viaje del coche.
Decidí no moverme. Ya sabía cual sería mi destino: Hace un par de días tomaron a un zombie colega mío y no volvió. Está claro: iban a acabar con mi existencia. Aun que da igual, para el mundo tendía que ser como en este momento. Un ser de pie en una oscuridad imposible de abarcar.
Abrieron la cámara del camión:
-Oye... Debemos atarte para llevarte al laboratorio.
Sin oponer resistencia, me dejo atar. Sabía que iba a morir. Alarmase era intentar retrasar lo inevitable. Me llevaron por aquel largo y limpio pasillo. Parecía un hospital. Me metieron en una sala:
-Aquí tiene. El sujeto #40732.
-Perfecto. Recuéstelo ahí- dijo la voz suave de la doctora. Me tumbaron a la fuerza en la camilla.
-Anestésielo- pronunció. Que raro, me sonaba esa voz. Bueno... 10... 9... 8... 7... 6... 5... 4... 3...
Sueño. Mi sueño es muy movido y agobiante: es mi último recuerdo como humano, esperando a Catherine en aquella arena. Y como sus ojos de amor se volvieron ojos de odio. Y como ella acabó con mi vida...
Despierto lentamente. Muy lentamente. Lo típico de las películas, abres los ojos, los vuelves a cerrar, los vuelves a abrir, y así sucesivamente hasta despertar del todo. ¿La primera cosa que veo? Nada. No hay nada. Solo un fondo blanco. ¿Y a mi izquierda? Nada. Una silla vacía llena de aparatos de médico. ¿Y a mi derecha? Na... Un momento, ¿quién me está mirando fijamente a los ojos? Reconozco esa mirada, pero me duele la cabeza demasiado. Mis labios tiemblan, con ganas de pronunciar el nombre:
-J-Julia... ¿Qué haces aquí?.
-Todo ha salido bien- me dijo.
-¿De qué hablas? ¿Dónde estoy? ¿En el cielo?.
-Sí, y yo estoy contigo, no te joroba- me respondió en un tono burlón y jocoso, sacando unas gafas del bolsillo de su camisa y poniéndoselas. No me había dado cuenta, sus ojos se habían vuelto algo amarillentos.
-¿Y me lo vas a explicar, lagartija?- dije mirándola.
Lo único que hizo fue coger un espejo y enseñármelo. ¿Qué vi? Mi cara. Qué novedad. Espera... ¿Mi cara? Pero si me volví zombie...
-¡YUJU!- grité con todas mis fuerzas. Me levanté de un salto de la cama y me puse a bailar de la alegría. Julia se rió y me puso una mano en el hombro:
-Calma, calma, que aún te puedes fracturar- dijo sabiamente. Me exhortó a volverme a tumbar y a contener mi alegría. Sonreí de oreja a oreja y abracé a Julia:
-¡Oh, mi July!- dije abrazado a ella -¡Me salvaste la vida!.
-No me lo agradezcas a mí, sino a la doctora. Ella te ha salvado.
-¿Dónde está? ¡Quiero conocerla!- dije eufórico.
-Tooodo a su tiempo...- dijo Julia tranquilizándome de nuevo. No sé cuanto tuve que esperar, pero me dio igual. Ya era humano. Entró la doctora con sus gafas negras...
-¡Vaya... Así que eres tú... Hebi-Chan!- y sin más preámbulos, me abalancé sobre ella y le di un muy fuerte abrazo. Ella no se rió, solo me abrazó, aun que estaba sonriendo:
-En fin... Creo que ya estás mucho mejor. Debería darte el alta.
Y mientras me pidió que la acompañara, miles de preguntas asaltaron a Hebi por mi parte: ¿Cómo estaba? ¿Qué pasó aquel día? ¿Qué me pasó? ¿Dónde estaba? ¿Dónde vivía ahora? ¿Dónde viviría yo?
Nada. Silencio. Solo me firmó el papel y me dijo:
-Buena suerte.
Que cortante. Bueno, vale... Ya que he vuelto de la muerte, vamos a ver qué tal sigue el mundo. Camino por el enorme hospital. Salgo de este y veo las calles vacías. Instintivamente, me llevo la mano derecha a la cintura. Tonto de mí, la costumbre. No tengo la katana. Sigo adelante lentamente, vestido solo con el extraño mono de doctor... Y de la nada, salen unas 8 personas con micrófonos y cámaras asaltándome:
-¡Buenas, campeón! ¿Qué tal has salido de la enfermedad?
-¿Te has camelado a la Alcaldesa?
-¿Qué fue de tus místicas armas?
-¿Para cuando la boda con Hebi?
Cada pregunta se solapaba con la anterior. Yo, muy sorprendido, decidí hacer como la última vez que vi a un famoso por la tele: Callarme, avanzar, taparme la cara y esperar a que se cansen.
Estuve así hasta que llegué a mi antigua casa. Oh, mi casa está destrozada. ¿En qué pensaba? Espera... ¿Qué? Está perfecta. ¿Qué ha pasado? Qué extraño. Decido acercarme y toco la puerta un par de veces. Abre la puerta y...
-¡MI VIDA!
Una confusa figura salta sobre mí y me come a besos:
-¡Oh, mamá! ¡Ya, ya está! ¡Ya estoy aquí! ¡No hace falta que me beses tanto!- dije entrando con ella subida a mí como un koala. Y para mi sorpresa, mi hermano estaba también dentro. Ambos callamos de golpe. Mi madre se bajó. Se acercó mi hermano a mí lentamente, mirándome desde su mínima altura superior. Lo único que me dijo fue:
-Bastardo hijo de perra, lograste vencer a la "Liga Zombie"- y me pegó un muy fuerte abrazo que hizo crujir mi espalda con fuerza.
-Gracias. Gracias a ti, ahora vivimos en casa. Los habitantes nos han ayudado a alzar de nuevo la casa.
-Oh, ya veo. En fin, gracias, bro.
-Por cierto, también nos han devuelto una cosa tuya...
Y ahí estaba de nuevo. Mi katanita, limpita de sangre y brillante como el sol. No pude evitar pegar un gritito de alegría y tomar la katana de nuevo. Un ruido por megafonía sonó en toda la ciudad:
-Atención, "Nuevos Habitantes", os habla vuestra líder, Hebi Poizum Sirium. Solo quiero decir que el nuevo rehabilitado "Marshall Dean" será premiado con la "Medalla del Valor" de los Nuevos Habitantes. Se efectuará a las 18:00 de mañana en la Gran Plaza. Una escolta lo recogerá en su casa a las 17:30. Es todo-.
Y antes que ese ruido por megafonía significaba luchar, ahora significaba recibir una medalla. En fin, mi madre me dijo:
-Tienes ropita limpia en tu armario. Ya sabes donde está la ducha y... Bueno, que descanses, hijito-.
Y mamá se fue a la cama a dormir. Normal, eran las 3 de la mañana. Mi hermano también se fue a la cama. Bueno, ya que estoy aquí, me voy a echar una duchita. Me duché profundamente con agua caliente, sin preocuparme de los zombies ni de la muerte ni de acabar con amigos. Solo ducharme y relajarme. La ducha duró una hora y me fui a la cama a dormir.
Tuve la noche desequilibrada, mas me desperté aproximadamente a las 14:00. Bueno, da igual. No hay prisa. Me duché de nuevo y me vestí, esperando a que llegara las 17:30. Bueno, ¿y qué hago mientras? Puedo practicar un poco con la katana. Salí a la terraza y puse a pegarle cortes al muñeco de prácticas que usaba antes. Había empeorado mucho desde la derrota del Rey Zombie pero había mejorado mucho desde el inicio de la explosión. Bueno, ya eran las 17:30. Bajé las escaleras lentamente y llegué a donde estaba la limusina. Muchos paparazzis estaban ahí, preguntando de nuevo. Pasé de ellos y entré en la limusina. Esta no era ni comparada al camión de carga del "Desierto Muerto". El chofer abrió su ventanilla y dijo:
-Puede beber lo que quiera. Tiene un minibar bajo sus pies.
-No, gracias- respondí amablemente.
Llegamos. A las 18:00 exactas. Alguien abre la puerta y yo salgo. ¿Una alfombra roja? ¿Una verja? ¿Gente preguntando? Vaya, parece que no era tan insignificante como creía, después de todo. Caminé lentamente por la alfombra y vi el altar del fondo: Estaba Hebi vestida elegantemente con un traje-vestido junto a otro chico que tenía una caja. Este chico sonrió y lo reconocí. Era el híbrido que sobrevivió a la batalla. Subí a la altura del altar y Hebi empezó a hablar:
-Buenas tardes, "Nuevos Habitantes". Hace un par de años estábamos en la peor situación de toda la historia. Los zombies estaban a la cabeza del gobierno...
No escuché el resto del discurso, mas estaba centrado entre el grupo de gente... Había una chica de pelo negro y ojos oscuros... Catherine... La miré a sus ojos y... Si una vez vi su alma, hoy vi su máxima indiferencia. Eso dolió con fuerza en mi corazón:
-... Y tengo el honor de entregarle la "Medalla del Valor" al señor Marshall Deen.
Aplauso atronador. Hebi me miró a los ojos y me puso la medalla en el pecho:
-¿Te gustaría decir unas cuantas palabras, señor Marshall?
Negué. Demasiada vergüenza con ella ahí presente. La miré fijamente, ella hizo lo mismo:
-Bueno. En nombre de los "Nuevos Habitantes" y mío, enhorabuena.
Y me plantó un beso en la mejilla. Todos fotografiaron aquel momento. Calumnias. Todo calumnias.
Después de la ceremonia, me fui de nuevo al viejo colegio. Es irónico, a pesar de que un Apocalipsis zombie haya acontecido, el colegio sigue intacto. Me puse frente a la vieja puerta y, como un deja-vu, Catherine volvió a aparecer en aquella puerta. Mi corazón latía a mil, la miré indiferente para no caer en su trampa:
-Hola.
-Hola- respondió cínica.
Yo me senté en el suelo. Miraba al vacío. Pregunté:
-¿Qué tal con Miguel?
-Lo dejamos. No es lo que quería.
-Ah- respondí indiferente. Pero de golpe, Catherine me mira y habla:
-Lamento haberte dejado. No podía verte en ese estado. Por eso te maté.
Su mirada se clavó sobre la mía, pronuncié inconscientemente:
-No puedo dejar de pensar en ti.
Silencio. Nadaba entre su mirada, tan oscura como siempre:
-¿Te gustaría volver a intentarlo?- dijo ella.
No respondí. Me levanté y le ofrecí la mano. La estreché con fuerza. Caminé sin rumbo fijo. Ya estaba satisfecho. Sin duda, El Gran Marshall tenía que volver.
~Fin~
viernes, 18 de octubre de 2013
Capítulo catorce: Última frontera para el último hombre furioso
La batalla resultó muy confusa, así que me he tomado la libertad de dejar que todos escriban como han acabado con sus zombies antes de contar mi historia:
(Batalla de los 9 híbridos)
Bueno, no hay demasiado que decir. Eramos un nueve contra nueve justo. Salvo que ellos tenían cosas brillantes y afiladas. Todos habíamos sido intentos de híbridos serpiente, por lo que algunos teníamos garras, otros colmillos y veneno, otros gruesas colas, otros afilados dientes y mandíbulas flexibles... En fin, había un poco de todo. Luchamos con mucha valentía contra los 9 zombies blindados. Nuestras garras eran suficientemente afiladas como para penetrar la armadura, por lo que nos fue fácil reducir al primero. Al segundo uno de nosotros se tragó su cabeza entera de un solo mordisco. Al tercero dos de nosotros empezamos a marearlo dando vueltas a su alrededor en distintas direcciones, pero hirió y acabó con uno de nosotros. Ese cayó de golpe cuando el híbrido del veneno escupido le tiró ácido en toda la cara. Fue cuestión de tiempo que todos redujéramos al tercero. El cuarto pudo acabar con otro de nosotros, y con otro por sorpresa. Estábamos enfadados, por lo que lo desmembramos y lo expulsamos del estadio. Quinto, sexto y séptimo de los zombies la palmaron por decapitación, y tercero, cuarto, quinto y sexto de los nuestros murieron de una clavada en el corazón. Eramos 3 contra 2, pero parecían muy fuertes. Un mordisco en su cabeza acabó con el penúltimo de los zombies, pero de un mazazo acabó con el de los nuestros. Solo faltaba uno y nosotros dos. Saltamos a la vez y, desgraciadamente, acabó con mi compañero, entonces yo acabé con aquel pobre diablo, quedándome a contemplar el duelo final.
(Batalla de Julia)
Ambos teníamos unas cuchillas de mariposa, por lo que fue una batalla bastante movida. Me acerqué a gran velocidad y chocamos ambas navajas entre si. Pude clavarle la navaja profundamente entre sus costillas, pero supe que era inútil, por lo que corté el cuello de este, mientras gruñía. Intentó morderme la mano, pero atrasé a tiempo y clavé en su cerebro con profundidad la navaja izquierda. Había acabado con el pobre diablo, por lo que me quedé contemplando el duelo final.
(Batalla de Lucy)
Bah. No merece la pena. Fue rápido y mordaz. Encendí la motosierra, intenté cortarle el brazo, pero fue inútil, la armadura era buena. Corté con fuerza su cabeza, acabé con el pobre diablo y me quedé observando el duelo final.
(Batalla de Hebi)
-Ho-ho-ho. ¿Lista para la revancha?- me dijo este zombie. Lo conocía, fue el que me apresó y me ató para hacer experimentos conmigo. Hasta me... Agh, no quiero ni recordarlo. Saqué mis largos cuchillos y pronuncié:
-Hoy acabaré con tu sufrimiento.
Adelanté velozmente y corté su pierna. Sabía que ese fue su punto débil, por lo que lo dejé en el suelo cojeando.
-Asqueroso. No mereces vivir.
Y ¡Frush!, clavé mi largo cuchillo entre ceja y ceja de este. Me senté y me puse a ver el duelo final.
(Duelo final)
Ahí estaba yo. Cara a cara frente aquel que ha lavado el cerebro de mi chica. Este sonrió con una alegría extraña:
-Espero que estés preparado, simple mortal. Soy el más hábil de todos los zombies.
-Eso es porqué no ha existido zombie para sublevarse. Yo soy humano, no te va a servir ese rollo conmigo- corté con un tono burlón.
-Suficiente. Vas a conocer la verdadera fuerza del linaje zombie.
Y a gran velocidad me embistió con fuerza contra el borde de la arena. Agh, sangre. Mala señal. Intenté clavarle la katana por la espalda, pero desapareció. Miles de golpes por doquier, haciéndome aturdir.
-Agh... Cobarde... No puedes enfrentarte a mí cara a cara.
-¡Pero si estoy aquí mismo!- escuché, sacó un cuchillo y me lo clavó en el estómago. Este volaba en el aire, pero ni rastro de él. Sabía que era invisible, pero sería difícil herirle. Para tener referencia, pegué un corte aleatorio. Le había cortado una parte de lo que parecía una pierna. Sangre. Se le podía ver perfectamente:
-Ahora ya estamos a la par, reyezuelo. Tira el cuchillo y lucharemos como antaño.
Clavé con fuerza mi katana en el suelo. Obviamente, él haría trampas, pero yo también las haría. Tiró el cuchillo que tenía en su mano y empezó agarrándome de la camisa, pero respondí con un fuerte cabezazo en su nariz. Lo recuerdo bien por que sonó un fuerte crack en mi frente y no era mío. Sangre por su nariz. Veía el contorno de su rostro. Patada fuerte a su tobillo y cae de espaldas al suelo. Me abalanzo sobre él e intento ahogarle con mis manos. Y, de la nada, siento un profundo dolor en el corazón. Lo sabía, pero debía fingir:
-A-Ahhh... D-Dije que nada de armas...
-¡Ja! ¡Iluso!- tomó mi cuerpo, dio la vuelta y se colocó encima de mí. Me clavó más el cuchillo y... ¡Bang! Algo resuena entre todo el místico coliseo. El Rey Zombie se detiene. Cae de espaldas. Entre mi manga se puede ver el último disparo de silenciador escondido.
Me alzo con gran debilidad. Estaba al borde de la muerte. Pero me queda suficiente para que me curen. Hebi se acerca y venda mis heridas. Una vez curado, comienzo a hablar:
-Zombies del lugar, me considero vencedor de todos los juegos Zombies. Y como líder, quiero que el nuevo goberna...
No pude acabar la frase. Catherine estaba abajo, la miré y sonreí, pero proseguí:
-...el nuevo gobernador sea Hebi. Ella creará antídotos para todos y os curará. La "Nueva Sociedad" se ha instaurado. ¡Salve, Hebi!.
Todos empezaron a corear "Salve, Hebi!", hasta los zombies más avanzados. Yo sonreí, miré a Catherine y le dije que se acercara con un gesto de mi mano. Ella empezó a correr y... Mi sonrisa se borró por completo de un solo acto. Hebi me mira:
-¿Qué ocurre?
Todo parecía normal, salvo que estaba muy rígido. Mi cabeza se ladea un poco y muestra mi cuello. Marcas de colmillo:
-P-puede que me hayas derrotado, mortal. Pero me iré contigo...
El Invisible Rey Zombie cayó de espaldas, y yo me quedé rígido. Notaba como lentamente la sangre de mi cuerpo se volvía sangre zombie. Caminé lentamente hasta Catherine, pero por su rostro pude ver que me estaba volviendo un zombie. Quería decir "Espera" pero en su lugar, un gruñido fue pronunciado. Catherine tomó una escopeta entre sus manos y me apuntó. "No, no lo hagas" quería decir, pero en su lugar, un alarido resonó. "Por favor" y gruñidos. Seguía acercándome y... Después de eso, lo vi todo negro.
No recuerdo bien qué pasó en ese momento, pero estaba en el laboratorio zombie, Hebi me miró con una mirada triste y pronunció la frase más dolorosa que he oído en mi vida:
-"Tu infección no es curable"-.
Empecé a chillar y a romper todo a mi paso, pero Hebi me clavó un dardo tranquilizante en el cuello y no recordé nada más de ahí.
Volví a despertarme y... Esta vez estaba en un desierto. Junto con otros zombies de baja calaña. Un humano a quién jamás había visto, me habló:
-"¡Gusanos! ¡Cada uno estáis por una razón!"-. No, espera, no fue lo que dijo. O sí? Agh, no recuerdo. En fin, me dio un papel donde me decía que Catherine no me quería y se había ido con el ex-novio Miguel. Entre el desierto, entre la arena, entre el suelo, tuve una cosa que hacía ruido con soplar. Nadie sabe que es. Pero yo tocar muy bien. Creer llamar "Trompeta", y yo creer. Humano reír cuando decir "Trompeta". A lo mejor confundir con "Armónica". Quedar en el suelo. Catherine. Echar mucho de menos. Pero ella traicionar mi. Ya no valer la pena vivir. Yo recostar en el suelo y tocar cosa que hace ruido. Zombies creer que estar loco, pero solo estar muy triste por culpa de Catherine. Y peor, no pyedr motdwir...
La chica desconocida que leía la historia, estaba demasiado confusa ya que al final de la hoja las letras estaban muy emborronadas... Hay lágrimas y sangre mezclada entre las páginas. Lo único comprensible es algo que pone "FIN" al final de la hoja....
(Batalla de los 9 híbridos)
Bueno, no hay demasiado que decir. Eramos un nueve contra nueve justo. Salvo que ellos tenían cosas brillantes y afiladas. Todos habíamos sido intentos de híbridos serpiente, por lo que algunos teníamos garras, otros colmillos y veneno, otros gruesas colas, otros afilados dientes y mandíbulas flexibles... En fin, había un poco de todo. Luchamos con mucha valentía contra los 9 zombies blindados. Nuestras garras eran suficientemente afiladas como para penetrar la armadura, por lo que nos fue fácil reducir al primero. Al segundo uno de nosotros se tragó su cabeza entera de un solo mordisco. Al tercero dos de nosotros empezamos a marearlo dando vueltas a su alrededor en distintas direcciones, pero hirió y acabó con uno de nosotros. Ese cayó de golpe cuando el híbrido del veneno escupido le tiró ácido en toda la cara. Fue cuestión de tiempo que todos redujéramos al tercero. El cuarto pudo acabar con otro de nosotros, y con otro por sorpresa. Estábamos enfadados, por lo que lo desmembramos y lo expulsamos del estadio. Quinto, sexto y séptimo de los zombies la palmaron por decapitación, y tercero, cuarto, quinto y sexto de los nuestros murieron de una clavada en el corazón. Eramos 3 contra 2, pero parecían muy fuertes. Un mordisco en su cabeza acabó con el penúltimo de los zombies, pero de un mazazo acabó con el de los nuestros. Solo faltaba uno y nosotros dos. Saltamos a la vez y, desgraciadamente, acabó con mi compañero, entonces yo acabé con aquel pobre diablo, quedándome a contemplar el duelo final.
(Batalla de Julia)
Ambos teníamos unas cuchillas de mariposa, por lo que fue una batalla bastante movida. Me acerqué a gran velocidad y chocamos ambas navajas entre si. Pude clavarle la navaja profundamente entre sus costillas, pero supe que era inútil, por lo que corté el cuello de este, mientras gruñía. Intentó morderme la mano, pero atrasé a tiempo y clavé en su cerebro con profundidad la navaja izquierda. Había acabado con el pobre diablo, por lo que me quedé contemplando el duelo final.
(Batalla de Lucy)
Bah. No merece la pena. Fue rápido y mordaz. Encendí la motosierra, intenté cortarle el brazo, pero fue inútil, la armadura era buena. Corté con fuerza su cabeza, acabé con el pobre diablo y me quedé observando el duelo final.
(Batalla de Hebi)
-Ho-ho-ho. ¿Lista para la revancha?- me dijo este zombie. Lo conocía, fue el que me apresó y me ató para hacer experimentos conmigo. Hasta me... Agh, no quiero ni recordarlo. Saqué mis largos cuchillos y pronuncié:
-Hoy acabaré con tu sufrimiento.
Adelanté velozmente y corté su pierna. Sabía que ese fue su punto débil, por lo que lo dejé en el suelo cojeando.
-Asqueroso. No mereces vivir.
Y ¡Frush!, clavé mi largo cuchillo entre ceja y ceja de este. Me senté y me puse a ver el duelo final.
(Duelo final)
Ahí estaba yo. Cara a cara frente aquel que ha lavado el cerebro de mi chica. Este sonrió con una alegría extraña:
-Espero que estés preparado, simple mortal. Soy el más hábil de todos los zombies.
-Eso es porqué no ha existido zombie para sublevarse. Yo soy humano, no te va a servir ese rollo conmigo- corté con un tono burlón.
-Suficiente. Vas a conocer la verdadera fuerza del linaje zombie.
Y a gran velocidad me embistió con fuerza contra el borde de la arena. Agh, sangre. Mala señal. Intenté clavarle la katana por la espalda, pero desapareció. Miles de golpes por doquier, haciéndome aturdir.
-Agh... Cobarde... No puedes enfrentarte a mí cara a cara.
-¡Pero si estoy aquí mismo!- escuché, sacó un cuchillo y me lo clavó en el estómago. Este volaba en el aire, pero ni rastro de él. Sabía que era invisible, pero sería difícil herirle. Para tener referencia, pegué un corte aleatorio. Le había cortado una parte de lo que parecía una pierna. Sangre. Se le podía ver perfectamente:
-Ahora ya estamos a la par, reyezuelo. Tira el cuchillo y lucharemos como antaño.
Clavé con fuerza mi katana en el suelo. Obviamente, él haría trampas, pero yo también las haría. Tiró el cuchillo que tenía en su mano y empezó agarrándome de la camisa, pero respondí con un fuerte cabezazo en su nariz. Lo recuerdo bien por que sonó un fuerte crack en mi frente y no era mío. Sangre por su nariz. Veía el contorno de su rostro. Patada fuerte a su tobillo y cae de espaldas al suelo. Me abalanzo sobre él e intento ahogarle con mis manos. Y, de la nada, siento un profundo dolor en el corazón. Lo sabía, pero debía fingir:
-A-Ahhh... D-Dije que nada de armas...
-¡Ja! ¡Iluso!- tomó mi cuerpo, dio la vuelta y se colocó encima de mí. Me clavó más el cuchillo y... ¡Bang! Algo resuena entre todo el místico coliseo. El Rey Zombie se detiene. Cae de espaldas. Entre mi manga se puede ver el último disparo de silenciador escondido.
Me alzo con gran debilidad. Estaba al borde de la muerte. Pero me queda suficiente para que me curen. Hebi se acerca y venda mis heridas. Una vez curado, comienzo a hablar:
-Zombies del lugar, me considero vencedor de todos los juegos Zombies. Y como líder, quiero que el nuevo goberna...
No pude acabar la frase. Catherine estaba abajo, la miré y sonreí, pero proseguí:
-...el nuevo gobernador sea Hebi. Ella creará antídotos para todos y os curará. La "Nueva Sociedad" se ha instaurado. ¡Salve, Hebi!.
Todos empezaron a corear "Salve, Hebi!", hasta los zombies más avanzados. Yo sonreí, miré a Catherine y le dije que se acercara con un gesto de mi mano. Ella empezó a correr y... Mi sonrisa se borró por completo de un solo acto. Hebi me mira:
-¿Qué ocurre?
Todo parecía normal, salvo que estaba muy rígido. Mi cabeza se ladea un poco y muestra mi cuello. Marcas de colmillo:
-P-puede que me hayas derrotado, mortal. Pero me iré contigo...
El Invisible Rey Zombie cayó de espaldas, y yo me quedé rígido. Notaba como lentamente la sangre de mi cuerpo se volvía sangre zombie. Caminé lentamente hasta Catherine, pero por su rostro pude ver que me estaba volviendo un zombie. Quería decir "Espera" pero en su lugar, un gruñido fue pronunciado. Catherine tomó una escopeta entre sus manos y me apuntó. "No, no lo hagas" quería decir, pero en su lugar, un alarido resonó. "Por favor" y gruñidos. Seguía acercándome y... Después de eso, lo vi todo negro.
No recuerdo bien qué pasó en ese momento, pero estaba en el laboratorio zombie, Hebi me miró con una mirada triste y pronunció la frase más dolorosa que he oído en mi vida:
-"Tu infección no es curable"-.
Empecé a chillar y a romper todo a mi paso, pero Hebi me clavó un dardo tranquilizante en el cuello y no recordé nada más de ahí.
Volví a despertarme y... Esta vez estaba en un desierto. Junto con otros zombies de baja calaña. Un humano a quién jamás había visto, me habló:
-"¡Gusanos! ¡Cada uno estáis por una razón!"-. No, espera, no fue lo que dijo. O sí? Agh, no recuerdo. En fin, me dio un papel donde me decía que Catherine no me quería y se había ido con el ex-novio Miguel. Entre el desierto, entre la arena, entre el suelo, tuve una cosa que hacía ruido con soplar. Nadie sabe que es. Pero yo tocar muy bien. Creer llamar "Trompeta", y yo creer. Humano reír cuando decir "Trompeta". A lo mejor confundir con "Armónica". Quedar en el suelo. Catherine. Echar mucho de menos. Pero ella traicionar mi. Ya no valer la pena vivir. Yo recostar en el suelo y tocar cosa que hace ruido. Zombies creer que estar loco, pero solo estar muy triste por culpa de Catherine. Y peor, no pyedr motdwir...
La chica desconocida que leía la historia, estaba demasiado confusa ya que al final de la hoja las letras estaban muy emborronadas... Hay lágrimas y sangre mezclada entre las páginas. Lo único comprensible es algo que pone "FIN" al final de la hoja....
Capítulo trece: Amor roto y el Gran Sexto
-¡No, Catherine!- gritaba intentando huir, mas no quería ni herirla ni que me hirieran.
Estaba claro, le habían lavado el cerebro. Cogió una larga katana e intentó cortarme con esta, pero la pude retener a tiempo:
-Catherine, ¡basta! Yo te quiero mucho, no puedo hacerte daño, y menos matarte...
Su rostro se resintió un poco por el forcejeo:
-¡Ja! ¡Muere!- y recortó con fuerza mi muñeca izquierda, y el dolor del brazo izquierdo se renovó junto al de la muñeca. Chillé con fuerza como un cantante de hardcore. Vi como mi mano se quería desprender de mí, pero no... Ajusté mi chaqueta bien fuerte por la muñeca para no perderla. Intentó atravesarme de un katanazo por el estómago, pero pude escabullirme por un lado. Estaba muy jodido... Estaba a punto de morir... Mi vista se oscurece... Catherine clava con fuerza la katana en mi brazo izquierdo para dejarme inmóvil. Es el fin. No puedo moverme y esta tiene un cuchillo en la mano... Hasta que vi que... Un cuchillo voló y acertó en el pecho de Catherine:
-¿Porqué no te metes con alguien que no tenga sentimientos por ti?- dijo una voz conocida.
Hebi, la poderosa híbrida, saltó a la arena:
-¡Esto es un ultraje! ¡Ningún ser humano puede asistir al campeón!- bramó el Rey Zombie.
-¡Cállese! ¡No soy humana, soy un híbrido! ¡Y por su culpa! ¡Así que no venga a hablarme de leyes!- respondió de mala gana Hebi.
Yo, sinceramente, no pude ver nada de la escena, pero Hebi misma defendió la lucha hasta que tomó la katana clavada a la pared y lo arrancó con fuerza. Un grito grave y cansado salió de mis pulmones:
-¿Ha acabado?- dije suavemente.
-No. Yo no puedo acabar con él. Debes de ser tú.
Y vi como tomó una parte de vendaje entre su bolsillo y sanó mi brazo izquierdo con gran velocidad. La chaqueta ahora molestaba, por lo que me la quité. Tomé mi katana y mi pulso temblaba... Veía a Catherine clavada por un tobillo al suelo:
-Mierda, este chico persiste con fuerza...- dijo Hebi con rabia.
-¿Chico?- pregunté extrañado. Y lo entendí. No me enfrentaba a ningún ser en particular, recuerdo haber leído sobre este extraño ser en algún libro de la biblioteca:
"Unheimliche: llamado así por la denominación de "Perturbador pero familiar". Este monstruo no tiene una apariencia fija, mas se transforma en seres por los que se sienten cosas muy fuertes, como amor o terror. En cualquiera de los casos, los humanos nunca han acabado contra el Unheimliche. No tiene puntos débiles, es como un espectro hostil. La única manera de acabar con él es vencer tu peor miedo".
¿Y cual era exactamente mi terror? Pues que Catherine no me amara y que tuviera sed de mi sangre, por lo que... Decidí hacer lo que tenía que hacer... Dejé mi katana a Hebi y me acerqué lentamente, hasta que Catherine alzó la katana y... La abracé. La abracé con todas mis fuerzas:
-¡¿Q-Qué haces?! ¡Suéltame!
-No. Te quiero mucho. Y me da igual que me odies, o que no te guste... Será siempre igual...
Su cuerpo convulsionó una vez y esta clavó su larga katana en mi espalda, perforando mi pulmón derecho. Grité suavemente, pero proseguí:
-Puedes clavarme esta katana y acabar conmigo, pero me habrá dado igual... Por que habría muerto por ti...
Y esta volvió a convulsionar, esta vez alguna parte de su cuerpo crujió con gran fuerza, gritando:
-¡Ya basta, Marshall!
-¡Jamás pienso dejarte ir!- grité como pude, mas ya estaba al borde del ahogamiento -Si no vivo en un mundo contigo, no viviré...
Tomé la katana de mi espalda y me lo coloqué sobre el cuello. Catherine no podía más, su cabeza latía profundamente:
-Adiós
Corté con suavidad una cuarta parte de mi cuello. Fue suficiente para que Catherine acabara explotando.
-L-Lo hice...- murmuré. Caí hacia atrás en el suelo y ya no recuerdo nada. Desperté lleno de vendas en la espalda y cuello, con Hebi intentando levantarme, el Rey Zombie ya estaba hablando:
-... demostró que ha podido acabar con su propio miedo, pero ahora se enfrentará al reto más difícil de todos. Quiero presentar al "Maestro del Homicidio", al "Devorador de Cerebros Humanos", al "Decapitador"...
Lo único que pude ver fue que alguien saltó a la arena con fuerza:
-¡Yo, el Rey Zombie, lucharé! Pero... Para hacerlo interesante... ¡Que vengan los Guerreros Zombies!
Y entraron 12 soldados zombies con largas espadas, brillantes armaduras y un yelmo romano en la cabeza:
-¡No es justo! ¡Me derrotasteis igual la última vez!- rechistó Hebi -¡Yo también entro!
Y entonces me levanté. Probablemente la palmaría, así que daría un buen espectáculo... Pero alguien me interrumpió:
-¡Espera! ¡Lucharé con vos!
Entre el público saltó ágilmente Julia hasta mi lado, enfundó sus cuchillos mariposa y se puso en pose de combate. Iba a la lucha de nuevo, pero fui interrumpido de nuevo:
-¡ESTAMOS HARTOS DE ESTA SITUACIÓN! ¡SI HEBI LUCHA, NOSOTROS LUCHAREMOS!
Todos los híbridos, en total 9, se levantaron y aparecieron a mi lado.
Ya aprovechando el estado de diversión, pregunté:
-Bueno, ¿algún otro suicida?
Y justo en ese momento, el tipo con la capucha se levanta lentamente y camina hacia mí sin decir palabra. Le miro:
-¿Quién eres?
-Oh, Marshall, ¿estuvimos luchando juntos 3 semanas y ya no te acuerdas de mí?
Y la capucha se tiró con fuerza y... Sorpresa, era la Gran Lucy:
-¡Lucy! Dios santo, ¡creí que estabas muerta!
-Solo me dejaste en coma... No es para ponerse así...
Ah, sí, el plan. Jamás os lo mencioné:
Mi plan fue substraer un trozo de piel al zombie y dárselo a Lucy, algo que fue terrible para su organismo, cayendo en un estado de muerte pero no muerte. Una obra maestra.
Ya estábamos todos. Un 13 contra 13 justo:
-¡Rey Zombie! ¡Hoy, tu reinado de terror ha finalizado! ¡Vas a conocer a la única persona que ha sobrevivido a la muerte! Y no estoy solo... ¡Parte de mi familia ha venido a combatir a mi lado! Hermanos... ¡Esta noche será la última para nosotros, pero nos llevaremos a este desgraciado con nosotros!-.
Estaba claro, le habían lavado el cerebro. Cogió una larga katana e intentó cortarme con esta, pero la pude retener a tiempo:
-Catherine, ¡basta! Yo te quiero mucho, no puedo hacerte daño, y menos matarte...
Su rostro se resintió un poco por el forcejeo:
-¡Ja! ¡Muere!- y recortó con fuerza mi muñeca izquierda, y el dolor del brazo izquierdo se renovó junto al de la muñeca. Chillé con fuerza como un cantante de hardcore. Vi como mi mano se quería desprender de mí, pero no... Ajusté mi chaqueta bien fuerte por la muñeca para no perderla. Intentó atravesarme de un katanazo por el estómago, pero pude escabullirme por un lado. Estaba muy jodido... Estaba a punto de morir... Mi vista se oscurece... Catherine clava con fuerza la katana en mi brazo izquierdo para dejarme inmóvil. Es el fin. No puedo moverme y esta tiene un cuchillo en la mano... Hasta que vi que... Un cuchillo voló y acertó en el pecho de Catherine:
-¿Porqué no te metes con alguien que no tenga sentimientos por ti?- dijo una voz conocida.
Hebi, la poderosa híbrida, saltó a la arena:
-¡Esto es un ultraje! ¡Ningún ser humano puede asistir al campeón!- bramó el Rey Zombie.
-¡Cállese! ¡No soy humana, soy un híbrido! ¡Y por su culpa! ¡Así que no venga a hablarme de leyes!- respondió de mala gana Hebi.
Yo, sinceramente, no pude ver nada de la escena, pero Hebi misma defendió la lucha hasta que tomó la katana clavada a la pared y lo arrancó con fuerza. Un grito grave y cansado salió de mis pulmones:
-¿Ha acabado?- dije suavemente.
-No. Yo no puedo acabar con él. Debes de ser tú.
Y vi como tomó una parte de vendaje entre su bolsillo y sanó mi brazo izquierdo con gran velocidad. La chaqueta ahora molestaba, por lo que me la quité. Tomé mi katana y mi pulso temblaba... Veía a Catherine clavada por un tobillo al suelo:
-Mierda, este chico persiste con fuerza...- dijo Hebi con rabia.
-¿Chico?- pregunté extrañado. Y lo entendí. No me enfrentaba a ningún ser en particular, recuerdo haber leído sobre este extraño ser en algún libro de la biblioteca:
"Unheimliche: llamado así por la denominación de "Perturbador pero familiar". Este monstruo no tiene una apariencia fija, mas se transforma en seres por los que se sienten cosas muy fuertes, como amor o terror. En cualquiera de los casos, los humanos nunca han acabado contra el Unheimliche. No tiene puntos débiles, es como un espectro hostil. La única manera de acabar con él es vencer tu peor miedo".
¿Y cual era exactamente mi terror? Pues que Catherine no me amara y que tuviera sed de mi sangre, por lo que... Decidí hacer lo que tenía que hacer... Dejé mi katana a Hebi y me acerqué lentamente, hasta que Catherine alzó la katana y... La abracé. La abracé con todas mis fuerzas:
-¡¿Q-Qué haces?! ¡Suéltame!
-No. Te quiero mucho. Y me da igual que me odies, o que no te guste... Será siempre igual...
Su cuerpo convulsionó una vez y esta clavó su larga katana en mi espalda, perforando mi pulmón derecho. Grité suavemente, pero proseguí:
-Puedes clavarme esta katana y acabar conmigo, pero me habrá dado igual... Por que habría muerto por ti...
Y esta volvió a convulsionar, esta vez alguna parte de su cuerpo crujió con gran fuerza, gritando:
-¡Ya basta, Marshall!
-¡Jamás pienso dejarte ir!- grité como pude, mas ya estaba al borde del ahogamiento -Si no vivo en un mundo contigo, no viviré...
Tomé la katana de mi espalda y me lo coloqué sobre el cuello. Catherine no podía más, su cabeza latía profundamente:
-Adiós
Corté con suavidad una cuarta parte de mi cuello. Fue suficiente para que Catherine acabara explotando.
-L-Lo hice...- murmuré. Caí hacia atrás en el suelo y ya no recuerdo nada. Desperté lleno de vendas en la espalda y cuello, con Hebi intentando levantarme, el Rey Zombie ya estaba hablando:
-... demostró que ha podido acabar con su propio miedo, pero ahora se enfrentará al reto más difícil de todos. Quiero presentar al "Maestro del Homicidio", al "Devorador de Cerebros Humanos", al "Decapitador"...
Lo único que pude ver fue que alguien saltó a la arena con fuerza:
-¡Yo, el Rey Zombie, lucharé! Pero... Para hacerlo interesante... ¡Que vengan los Guerreros Zombies!
Y entraron 12 soldados zombies con largas espadas, brillantes armaduras y un yelmo romano en la cabeza:
-¡No es justo! ¡Me derrotasteis igual la última vez!- rechistó Hebi -¡Yo también entro!
Y entonces me levanté. Probablemente la palmaría, así que daría un buen espectáculo... Pero alguien me interrumpió:
-¡Espera! ¡Lucharé con vos!
Entre el público saltó ágilmente Julia hasta mi lado, enfundó sus cuchillos mariposa y se puso en pose de combate. Iba a la lucha de nuevo, pero fui interrumpido de nuevo:
-¡ESTAMOS HARTOS DE ESTA SITUACIÓN! ¡SI HEBI LUCHA, NOSOTROS LUCHAREMOS!
Todos los híbridos, en total 9, se levantaron y aparecieron a mi lado.
Ya aprovechando el estado de diversión, pregunté:
-Bueno, ¿algún otro suicida?
Y justo en ese momento, el tipo con la capucha se levanta lentamente y camina hacia mí sin decir palabra. Le miro:
-¿Quién eres?
-Oh, Marshall, ¿estuvimos luchando juntos 3 semanas y ya no te acuerdas de mí?
Y la capucha se tiró con fuerza y... Sorpresa, era la Gran Lucy:
-¡Lucy! Dios santo, ¡creí que estabas muerta!
-Solo me dejaste en coma... No es para ponerse así...
Ah, sí, el plan. Jamás os lo mencioné:
Mi plan fue substraer un trozo de piel al zombie y dárselo a Lucy, algo que fue terrible para su organismo, cayendo en un estado de muerte pero no muerte. Una obra maestra.
Ya estábamos todos. Un 13 contra 13 justo:
-¡Rey Zombie! ¡Hoy, tu reinado de terror ha finalizado! ¡Vas a conocer a la única persona que ha sobrevivido a la muerte! Y no estoy solo... ¡Parte de mi familia ha venido a combatir a mi lado! Hermanos... ¡Esta noche será la última para nosotros, pero nos llevaremos a este desgraciado con nosotros!-.
Capítulo doce: "Over The Dead" y "Lucy in The Sky"
Este extraño ser empezó a moverse como si estuviera siendo arrastrado por un extraño mar. Parecía etéreo, parecía intocable... Y tanto que lo atravesé con la katana y fue como cortar aire. Con su guadaña traspasó con fuerza mi hombro izquierdo, provocándome unos fuertes temblores y un frío terrorífico. El extraño monstruo no hablaba, solo gruñía suavemente. Pero yo no me fijaba en aquello, me fijaba en toda la sangre que caía al suelo por mi parte. ¿Cómo se puede matar algo que es intocable?
Otro corte de guadaña que pude parar con la katana. Vi que la guadaña tenía dos puntos verdes. Y entonces vi sus profundos ojos verdes mirarme como si quisiera absorberme el alma... Acercó su rostro tanto y sus ojos brillaron profundamente, lentamente podía ver como mis fuerzas menguaban y sus ojos brillaban más y más... Hice un último esfuerzo y pegué un fuerte cabezazo contra la cabeza del ser, me salió un poco ladeado por lo que uno de sus ojos salió disparado a un lado. Y lo entendí absolutamente todo. No me enfrentaba a un zombie... Me enfrentaba a una guadaña... Y los ojos del "Eter" eran su foco de energía... Este se abalanzó sobre su ojo separado, pero yo lo pude coger a tiempo y lo lancé fuera del estadio. El extraño monstruo parecía enfurecido, pero en vez de atacar, disparó un extraño rayo contra mi mirada y...
Todo el mundo a mi alrededor se volvió verde y entonces pude ver mis peores miedos confirmados: vi la cabeza de Lucy rodar otra vez por el suelo, vi a Catherine torturada y con la boca cosida gritando como podía, vi a mi madre devorada por los zombies, vi al Rey Zombie declarando la dominación completa de todo el mundo...
-Por favor... Basta... Basta...- murmuré encogido en el suelo, vi a Catherine con una mirada de odio y como tomaba una enorme guadaña a punto de cortarme la cabeza.
Me defendí de ese corte con la katana, la guadaña ejercía un control mental en mí y debía saber cual era el punto débil. Catherine me atacaba ferozmente con intención de matarme, pero... Me acuerdo que tenía las flechas... Lanzo una contra sus manos, pero lo atraviesa. Lanzo otra a una de sus piernas, pero otra vez falla. Otra directa al corazón, pero atraviesa. Lanzo una última a su cabeza y Catherine se queja con fuerza, sangrando mucho, decido clavar la katana en su cabeza y... Todo el ambiente verde se fue desvaneciendo...
"Claro... El único punto débil a quien no podría atacar jamás era Catherine" pensé mientras vi que el segundo ojo del monstruo se había cortado y la guadaña cayó al suelo inerte. Separé la katana suavemente y me llevaron de la arena tan rápido que ni pude oír las ovaciones del público. Me llevaron a mi habitación y me tiraron a la cama con algo de enfado, acto seguido se fueron y me dejaron solo. Sin dudarlo, salí de mi habitación y subí el ascensor al máximo, donde había un amplio balcón. Me recosté sobre el borde del balcón, mirando donde estaba la luz encendida de aquella habitación donde debería estar Lucy...
-Oh, my little Lucy in the sky...- murmuré como un secreto prohibido de pronunciar.
-¿De quién hablas?- dijo una voz que había oído. Me giré. Varnasse, la ex-reina de todos los zombies.
-Lucy, era mi compañera en la Eliminatoria...
-No te preocupes por ella...- y esta posó una mano en mi hombro -sea como sea, está en un mundo mejor.
Sonreí. Me había sacado una sonrisa el pensar que Lucy estaría en un sitio mejor.
-Gracias.
-No tienes que dármelas, tú me has dado otra oportunidad en esta vida...
Silencio. Ella miraba mis ojos y yo los de ella. Eran oscuros como los de mi adorada Catherine. Ella pronunció:
-Si llegas a necesitar ayuda, aquí tienes a una alidada.
Yo me levanté y le ofrecí la mano:
-Será un placer, Varnasse.
-¿Varnasse?- preguntó -Yo me llamo Julia
.
-¡Oh! Perdón... Julia... Gracias por ofrecerme tu ayuda.
Y esta desapareció moviéndose hábilmente por las paredes. Era muy buena. Yo lo había comprobado en mis propias carnes. Volví a tumbarme en el balcón y ver la misma ventana. Juraría haber visto a alguien en algún momento. Pero no puede ser... Oh, Lucy... ¿Porqué el destino jugó de tal manera con nosotros? Bueno, debía descansar... El día de mañana moriría por Catherine o la salvaría de aquel que la domina con mano de hierro. Me fui a la habitación y... Un fantasma llegó a mi habitación. Por un momento pude ver a Lucy, pero desvaneció al segundo. Dios, que horror... Me tumbé en la cama y cerré los ojos...
Me desperté durante la noche sin motivo aparente, hasta que vi que una cuerda cerró mi boca con fuerza y se quedó como si de una rienda se tratara. Me quedé en silencio, esperando la llegada de alguien... Y era Catherine... Esta me tapó la boca con una mano y sonrió:
-Hola, guapetón... Yo, cariño, soy la 5ª prueba contra la que debes luchar... Así que si no estás más despierto mañana, prepárate...
Y esta se fue dejándome la cuerda entre mi boca. Empecé a gritar intentado quitarme la cuerda, pero no llegaba a la katana. Estuve forcejeando durante media hora, pero era inútil. Hebi entró en mi habitación y me vio atado. Cortó mi cuerda y sonrió un poco:
-Oh, Marshall, ¿qué ha pasado?
-Yo ya no tengo ni idea...
-Oh, en fin, solo quería informarte que necesito mucha mucha de tu saliva para fabricar el antídoto... Así que necesito que escupas cada minuto en este frasco.
Me enseñó el frasco, era de un litro. Bueno, espero que no esté chungo.
-De acuerdo.
Ella besó mi frente y se levantó de nuevo:
-Buenas noches...
Desperté otra vez directamente en la celda, esperando a uno de mis peores enemigos jamás nombrado... Catherine...
El Rey Zombie volvió a aparecer por última vez, pero esta vez sin su séquito de mujeres:
-Hoy, Marshall se enfrenta a la semi-final y la final del campeonato. La semi-final que espero que acabe con esta triste alimaña es un duelo amoroso... ¡Un aplauso para mi esposa... Catherine!-.
Y esta salió por la puerta. Todos vitorearon a Catherine salvo Julia, el zombie terciario, Hebi y sus híbridos. Bueno, había un tipo con una capucha marrón al lado de uno de los híbridos.
-Bueno, querida, yo no quiero ataca...- y una larga hacha cruzó mi mejilla cortándomela desde la boca hasta el final de mis pómulos.
Me tapé la boca y tenía ganas de llorar:
-No, Catherine... No me mates...-
Otro corte de guadaña que pude parar con la katana. Vi que la guadaña tenía dos puntos verdes. Y entonces vi sus profundos ojos verdes mirarme como si quisiera absorberme el alma... Acercó su rostro tanto y sus ojos brillaron profundamente, lentamente podía ver como mis fuerzas menguaban y sus ojos brillaban más y más... Hice un último esfuerzo y pegué un fuerte cabezazo contra la cabeza del ser, me salió un poco ladeado por lo que uno de sus ojos salió disparado a un lado. Y lo entendí absolutamente todo. No me enfrentaba a un zombie... Me enfrentaba a una guadaña... Y los ojos del "Eter" eran su foco de energía... Este se abalanzó sobre su ojo separado, pero yo lo pude coger a tiempo y lo lancé fuera del estadio. El extraño monstruo parecía enfurecido, pero en vez de atacar, disparó un extraño rayo contra mi mirada y...
Todo el mundo a mi alrededor se volvió verde y entonces pude ver mis peores miedos confirmados: vi la cabeza de Lucy rodar otra vez por el suelo, vi a Catherine torturada y con la boca cosida gritando como podía, vi a mi madre devorada por los zombies, vi al Rey Zombie declarando la dominación completa de todo el mundo...
-Por favor... Basta... Basta...- murmuré encogido en el suelo, vi a Catherine con una mirada de odio y como tomaba una enorme guadaña a punto de cortarme la cabeza.
Me defendí de ese corte con la katana, la guadaña ejercía un control mental en mí y debía saber cual era el punto débil. Catherine me atacaba ferozmente con intención de matarme, pero... Me acuerdo que tenía las flechas... Lanzo una contra sus manos, pero lo atraviesa. Lanzo otra a una de sus piernas, pero otra vez falla. Otra directa al corazón, pero atraviesa. Lanzo una última a su cabeza y Catherine se queja con fuerza, sangrando mucho, decido clavar la katana en su cabeza y... Todo el ambiente verde se fue desvaneciendo...
"Claro... El único punto débil a quien no podría atacar jamás era Catherine" pensé mientras vi que el segundo ojo del monstruo se había cortado y la guadaña cayó al suelo inerte. Separé la katana suavemente y me llevaron de la arena tan rápido que ni pude oír las ovaciones del público. Me llevaron a mi habitación y me tiraron a la cama con algo de enfado, acto seguido se fueron y me dejaron solo. Sin dudarlo, salí de mi habitación y subí el ascensor al máximo, donde había un amplio balcón. Me recosté sobre el borde del balcón, mirando donde estaba la luz encendida de aquella habitación donde debería estar Lucy...
-Oh, my little Lucy in the sky...- murmuré como un secreto prohibido de pronunciar.
-¿De quién hablas?- dijo una voz que había oído. Me giré. Varnasse, la ex-reina de todos los zombies.
-Lucy, era mi compañera en la Eliminatoria...
-No te preocupes por ella...- y esta posó una mano en mi hombro -sea como sea, está en un mundo mejor.
Sonreí. Me había sacado una sonrisa el pensar que Lucy estaría en un sitio mejor.
-Gracias.
-No tienes que dármelas, tú me has dado otra oportunidad en esta vida...
Silencio. Ella miraba mis ojos y yo los de ella. Eran oscuros como los de mi adorada Catherine. Ella pronunció:
-Si llegas a necesitar ayuda, aquí tienes a una alidada.
Yo me levanté y le ofrecí la mano:
-Será un placer, Varnasse.
-¿Varnasse?- preguntó -Yo me llamo Julia
.
-¡Oh! Perdón... Julia... Gracias por ofrecerme tu ayuda.
Y esta desapareció moviéndose hábilmente por las paredes. Era muy buena. Yo lo había comprobado en mis propias carnes. Volví a tumbarme en el balcón y ver la misma ventana. Juraría haber visto a alguien en algún momento. Pero no puede ser... Oh, Lucy... ¿Porqué el destino jugó de tal manera con nosotros? Bueno, debía descansar... El día de mañana moriría por Catherine o la salvaría de aquel que la domina con mano de hierro. Me fui a la habitación y... Un fantasma llegó a mi habitación. Por un momento pude ver a Lucy, pero desvaneció al segundo. Dios, que horror... Me tumbé en la cama y cerré los ojos...
Me desperté durante la noche sin motivo aparente, hasta que vi que una cuerda cerró mi boca con fuerza y se quedó como si de una rienda se tratara. Me quedé en silencio, esperando la llegada de alguien... Y era Catherine... Esta me tapó la boca con una mano y sonrió:
-Hola, guapetón... Yo, cariño, soy la 5ª prueba contra la que debes luchar... Así que si no estás más despierto mañana, prepárate...
Y esta se fue dejándome la cuerda entre mi boca. Empecé a gritar intentado quitarme la cuerda, pero no llegaba a la katana. Estuve forcejeando durante media hora, pero era inútil. Hebi entró en mi habitación y me vio atado. Cortó mi cuerda y sonrió un poco:
-Oh, Marshall, ¿qué ha pasado?
-Yo ya no tengo ni idea...
-Oh, en fin, solo quería informarte que necesito mucha mucha de tu saliva para fabricar el antídoto... Así que necesito que escupas cada minuto en este frasco.
Me enseñó el frasco, era de un litro. Bueno, espero que no esté chungo.
-De acuerdo.
Ella besó mi frente y se levantó de nuevo:
-Buenas noches...
Desperté otra vez directamente en la celda, esperando a uno de mis peores enemigos jamás nombrado... Catherine...
El Rey Zombie volvió a aparecer por última vez, pero esta vez sin su séquito de mujeres:
-Hoy, Marshall se enfrenta a la semi-final y la final del campeonato. La semi-final que espero que acabe con esta triste alimaña es un duelo amoroso... ¡Un aplauso para mi esposa... Catherine!-.
Y esta salió por la puerta. Todos vitorearon a Catherine salvo Julia, el zombie terciario, Hebi y sus híbridos. Bueno, había un tipo con una capucha marrón al lado de uno de los híbridos.
-Bueno, querida, yo no quiero ataca...- y una larga hacha cruzó mi mejilla cortándomela desde la boca hasta el final de mis pómulos.
Me tapé la boca y tenía ganas de llorar:
-No, Catherine... No me mates...-
Capítulo once: Reina de Zombies y organización.
Denegando las obligaciones de los zombies del alto mando, fui a la Biblioteca de zombies para informarme de algo muy importante. Necesitaba saber todo sobre los zombies para saber si podía hacer que se revelaran o que fueran de un modo distinto. Abrí un libro llamado: "Sociedad Zombie". Empecé a hojear los capítulos hasta que vi algo que me pareció interesante: "Control Mental". Abrí esas páginas y lo que ponía textualmente:
El Control Mental es el grado de estupidez zombie. En cuanto más "CM" tengan, más básico serás. Los zombies se clasifican en varias castas*:
-Zombies obreros: estos son los zombies más básicos y estúpidos de todos. Obedecen a todos los zombies, no saben hablar y sus trampas son deplorables. Son usados sobre todo para las tareas fáciles pero peligrosas como picar piedra, mover ladrillos de edificios o simplemente atacar a los viandantes.
-Zombies primarios: son los zombies que usan sobre todo para combatir. Son los guerreros perfectos por no sentir dolor, por obedecer a todo y por ser extremadamente fuertes. Su único handicap es que siguen siendo poco racionales y son ciegos.
-Zombies secundarios: Ganan el don de la visibilidad y sus características con algo mejores. El único problema es que empiezan a pensar.
-Zombies terciarios: Están en la cumbre de la sociedad. Tienen el don del habla, desarrollan un latente apetito sexual por los humanos hembras y son quienes toman las decisiones. A pesar de ser tan inteligentes, todos se pierden por las mujeres humanas y la comida.
-Rey Zombie.
(*Se dice "Castas" por el hecho de que es difícil retirarse el Control Mental)
No me sirve demasiado. Esto no me dice nada. Hojeo de nuevo y veo otra zona: "Híbridos". ¡Ooh! ¡Como Hebi! Abro la zona y lo único que leo dice lo siguiente:
"Los híbridos son una variación que se realizó con seres humanos reales por los científicos zombies. Sus variaciones son fascinantes, mas se pueden modificar varios genes por medio de la ciencia".
(Una foto era el Hombre Tigre al que me enfrenté)
"Los híbridos solo pueden ser separados con su propia saliva y la de un humano mezclada con un extraño material. Solo hay una persona que tiene tal material y sabe cual es su yacimiento".
Foto del "Cazador de Almas". Mierda... Y me lo cargué. Claro, por eso el público zombie pidió "Muerte". Pero... Eso quiere decir entonces que conocen el material... Cierro el libro de golpe y voy corriendo entre las zonas oscuras como todo un Ninja. Nadie me ve, camino con demasiado sigilo. Pillo a un zombie terciario desprevenido, mirando a la ventana. Tengo que atraerlo de algún modo... Entonces me acuerdo de un pasaje del libro: "A pesar de ser tan inteligentes, todos se pierden por las mujeres humanas y la comida."
Entonces, me corto suavemente en un brazo y veo que funciona, el zombie huele la sangre y va hacia mi dirección. Aprovechando su enajenación, lo atrapo del cuello y lo coloco mirando a la ventana:
-Dime que sabes del material del "Cazador de Almas"
-No pienso decirte nada, humano insolente.
Y le coloco la katana entre su boca:
-¿Y si pierdes la mandíbula? No podrías comer, y nadie creerá que fui yo mas tengo a un monigote en mi cama-. Oh, se me olvidó mencionarlo, le puse a Hebi una peluca negra y le puse mi ropa para que hiciera de cuartada.
-Agh... Vale, asqueroso, ¿qué quieres saber?
-Oh, ya sabes lo que quiero, chaval. Ve cantando o...- deslizo suavemente la katana, y este empezó a hablar como un papagayo:
-Este material se llama "Xerxium Enriquecido". Lo llamamos "X". Se encuentra a 200 metros de aquí el yacimiento más grande de todos. Para los humanos es una droga. Hemos atrapado al 30% de la población humana con esta sustancia. Y el 69% restantes están muertos. Solo queda un 1% sin contar a las hembras.
Eso último me acabó de enfurecer, pero decidí retirar la katana, empujar al zombie y largarme de donde vine.
Sabía que grababan mi puerta, así que decidí encaramarme por la ventana y caminar entre la pared y el exterior lentamente hasta mi habitación. Caminaba lentamente y recordé la hermosa visión de Madrid llena de luz. Decidí echar un vistazo antes de entrar y... Lo único que vi fue oscuridad. Oscuridad salvo en una parte... Una ventana estaba encendida... El piso 6 de la Tercera Torre de "Las Cuatro Torres". Oh, Lucy... Ojalá esa luz fueras realmente tú... Una ráfaga de viento me despertó de mi trance y me tambaleé un poco. Debería entrar... Pero primero avisar a Hebi de que se acerque a la ventana para hacer el cambiazo. Hice lo propio con unos suaves "¡Pst!". Esta vino y le conté toda la información sobre el Xerium y esta me abrazó aún estando fuera... Su tacto gélido fue cálido junto al viento que azotaba mi piel, por lo que fue un momento muy agradable. Besé su mejilla y la dejé pasar:
-Suerte, mi serpiente...
Me colé entre la ventana y me tumbé. Había sido agotador esta noche, debía dormir aun que sea un par de horas...
Me despertaron los portazos y salí corriendo intentando fingir un estado mental normal. Me llevaron de nuevo a la jaula y a la arena en ese orden. Mismo rey, misma afición... Aun que vi que un zombie estaba sentado al lado de los híbridos: era el zombie al que amenacé con la katana. Vaya, así que se une a la causa. El Rey Zombie volvió a abrir su bocaza:
-Buenos días, mis compatriotas. Ayer, este campeón se burló de la monarquía. Ahora vamos a ver si es tan burlón frente... ¡A la Reina de la batalla zombie!
Y se abrió de nuevo la puerta doble, pero esta vez vino una chiquilla que parecía de mi edad. Tenía el pelo negro y los ojos rojos profundos, vestía con una camiseta de tirantes negra, botas del ejército y una falda negra con bordes blancos. Tenía una suave sonrisa en sus labios, tanto que lo hacía malvado. El Rey Zombie concluyó:
-¡Un aplauso para Varnasse!-.
Y esta me lanzó dos cuchillos justos a la cabeza, los cuales logré esquivar con muy mala pose. Sacó dos largos cuchillos con bordes rojos y echó a correr a gran velocidad hacia mí. No podía moverme, me dejó anclado a la pared con un cuchillo.
-Mierda...- murmuré, hasta que vi a Varnasse a solo un metro y medio y grité -¡Mierda!
¡Blink! Pude esquivarlo solo agachándome, pero estaba entumecido en la esquina, lanzó un cuchillazo vertical y lo pude detener. Otro más y lo pude detener dejando la katana atrás. Estaba mirándola fijamente a los ojos... Y vi que sus ojos se ennegrecían lentamente, pero se detuvieron en un color carmesí. Tenía un poco del antídoto, se lo quité a Hebi. Pero no era mucho, debía ser certero. Entonces, debía noquearla solo a golpes. Golpeé su pierna con fuerza para desequilibrarla. Acabé de rasgar mi chaqueta y aporreé con fuerza su estómago para dejarla en el suelo. Le hice una de las llaves que me enseñó Hebi y la dejé inmóvil:
-¡Suéltame, sucio humano!
-Ojalá pudiera...- sabía que tenía algo de humano dentro... Y debía salvarlo... Quería hacerla gritar de dolor para poder meterle la ampolla de antídoto en su boca. Y tuve una idea: Cogí la ampolla con la boca y apreté su mandíbula con fuerza, esta gritó y escupí en su boca para darle la ampolla. Este antídoto finge muerte justo antes de transformarse, por lo que fue perfecto para el momento. Ella quedó "muerta" y yo victorioso. Miré al Rey Zombie y se levantó del trono:
-Un listillo, ¿eh?- dijo mientras se llevaban a Varnasse de la arena. -pues prepárate para pasar el Ecuador de la Liga. Mas es donde todo se complica... Que saquen al "Encantador No Muerto"
Y vino un tipo con una túnica negra y una guadaña, ojos verdes dentro de la capucha y nada más. Era... La misma muerte encarnada...
El Control Mental es el grado de estupidez zombie. En cuanto más "CM" tengan, más básico serás. Los zombies se clasifican en varias castas*:
-Zombies obreros: estos son los zombies más básicos y estúpidos de todos. Obedecen a todos los zombies, no saben hablar y sus trampas son deplorables. Son usados sobre todo para las tareas fáciles pero peligrosas como picar piedra, mover ladrillos de edificios o simplemente atacar a los viandantes.
-Zombies primarios: son los zombies que usan sobre todo para combatir. Son los guerreros perfectos por no sentir dolor, por obedecer a todo y por ser extremadamente fuertes. Su único handicap es que siguen siendo poco racionales y son ciegos.
-Zombies secundarios: Ganan el don de la visibilidad y sus características con algo mejores. El único problema es que empiezan a pensar.
-Zombies terciarios: Están en la cumbre de la sociedad. Tienen el don del habla, desarrollan un latente apetito sexual por los humanos hembras y son quienes toman las decisiones. A pesar de ser tan inteligentes, todos se pierden por las mujeres humanas y la comida.
-Rey Zombie.
(*Se dice "Castas" por el hecho de que es difícil retirarse el Control Mental)
No me sirve demasiado. Esto no me dice nada. Hojeo de nuevo y veo otra zona: "Híbridos". ¡Ooh! ¡Como Hebi! Abro la zona y lo único que leo dice lo siguiente:
"Los híbridos son una variación que se realizó con seres humanos reales por los científicos zombies. Sus variaciones son fascinantes, mas se pueden modificar varios genes por medio de la ciencia".
(Una foto era el Hombre Tigre al que me enfrenté)
"Los híbridos solo pueden ser separados con su propia saliva y la de un humano mezclada con un extraño material. Solo hay una persona que tiene tal material y sabe cual es su yacimiento".
Foto del "Cazador de Almas". Mierda... Y me lo cargué. Claro, por eso el público zombie pidió "Muerte". Pero... Eso quiere decir entonces que conocen el material... Cierro el libro de golpe y voy corriendo entre las zonas oscuras como todo un Ninja. Nadie me ve, camino con demasiado sigilo. Pillo a un zombie terciario desprevenido, mirando a la ventana. Tengo que atraerlo de algún modo... Entonces me acuerdo de un pasaje del libro: "A pesar de ser tan inteligentes, todos se pierden por las mujeres humanas y la comida."
Entonces, me corto suavemente en un brazo y veo que funciona, el zombie huele la sangre y va hacia mi dirección. Aprovechando su enajenación, lo atrapo del cuello y lo coloco mirando a la ventana:
-Dime que sabes del material del "Cazador de Almas"
-No pienso decirte nada, humano insolente.
Y le coloco la katana entre su boca:
-¿Y si pierdes la mandíbula? No podrías comer, y nadie creerá que fui yo mas tengo a un monigote en mi cama-. Oh, se me olvidó mencionarlo, le puse a Hebi una peluca negra y le puse mi ropa para que hiciera de cuartada.
-Agh... Vale, asqueroso, ¿qué quieres saber?
-Oh, ya sabes lo que quiero, chaval. Ve cantando o...- deslizo suavemente la katana, y este empezó a hablar como un papagayo:
-Este material se llama "Xerxium Enriquecido". Lo llamamos "X". Se encuentra a 200 metros de aquí el yacimiento más grande de todos. Para los humanos es una droga. Hemos atrapado al 30% de la población humana con esta sustancia. Y el 69% restantes están muertos. Solo queda un 1% sin contar a las hembras.
Eso último me acabó de enfurecer, pero decidí retirar la katana, empujar al zombie y largarme de donde vine.
Sabía que grababan mi puerta, así que decidí encaramarme por la ventana y caminar entre la pared y el exterior lentamente hasta mi habitación. Caminaba lentamente y recordé la hermosa visión de Madrid llena de luz. Decidí echar un vistazo antes de entrar y... Lo único que vi fue oscuridad. Oscuridad salvo en una parte... Una ventana estaba encendida... El piso 6 de la Tercera Torre de "Las Cuatro Torres". Oh, Lucy... Ojalá esa luz fueras realmente tú... Una ráfaga de viento me despertó de mi trance y me tambaleé un poco. Debería entrar... Pero primero avisar a Hebi de que se acerque a la ventana para hacer el cambiazo. Hice lo propio con unos suaves "¡Pst!". Esta vino y le conté toda la información sobre el Xerium y esta me abrazó aún estando fuera... Su tacto gélido fue cálido junto al viento que azotaba mi piel, por lo que fue un momento muy agradable. Besé su mejilla y la dejé pasar:
-Suerte, mi serpiente...
Me colé entre la ventana y me tumbé. Había sido agotador esta noche, debía dormir aun que sea un par de horas...
Me despertaron los portazos y salí corriendo intentando fingir un estado mental normal. Me llevaron de nuevo a la jaula y a la arena en ese orden. Mismo rey, misma afición... Aun que vi que un zombie estaba sentado al lado de los híbridos: era el zombie al que amenacé con la katana. Vaya, así que se une a la causa. El Rey Zombie volvió a abrir su bocaza:
-Buenos días, mis compatriotas. Ayer, este campeón se burló de la monarquía. Ahora vamos a ver si es tan burlón frente... ¡A la Reina de la batalla zombie!
Y se abrió de nuevo la puerta doble, pero esta vez vino una chiquilla que parecía de mi edad. Tenía el pelo negro y los ojos rojos profundos, vestía con una camiseta de tirantes negra, botas del ejército y una falda negra con bordes blancos. Tenía una suave sonrisa en sus labios, tanto que lo hacía malvado. El Rey Zombie concluyó:
-¡Un aplauso para Varnasse!-.
Y esta me lanzó dos cuchillos justos a la cabeza, los cuales logré esquivar con muy mala pose. Sacó dos largos cuchillos con bordes rojos y echó a correr a gran velocidad hacia mí. No podía moverme, me dejó anclado a la pared con un cuchillo.
-Mierda...- murmuré, hasta que vi a Varnasse a solo un metro y medio y grité -¡Mierda!
¡Blink! Pude esquivarlo solo agachándome, pero estaba entumecido en la esquina, lanzó un cuchillazo vertical y lo pude detener. Otro más y lo pude detener dejando la katana atrás. Estaba mirándola fijamente a los ojos... Y vi que sus ojos se ennegrecían lentamente, pero se detuvieron en un color carmesí. Tenía un poco del antídoto, se lo quité a Hebi. Pero no era mucho, debía ser certero. Entonces, debía noquearla solo a golpes. Golpeé su pierna con fuerza para desequilibrarla. Acabé de rasgar mi chaqueta y aporreé con fuerza su estómago para dejarla en el suelo. Le hice una de las llaves que me enseñó Hebi y la dejé inmóvil:
-¡Suéltame, sucio humano!
-Ojalá pudiera...- sabía que tenía algo de humano dentro... Y debía salvarlo... Quería hacerla gritar de dolor para poder meterle la ampolla de antídoto en su boca. Y tuve una idea: Cogí la ampolla con la boca y apreté su mandíbula con fuerza, esta gritó y escupí en su boca para darle la ampolla. Este antídoto finge muerte justo antes de transformarse, por lo que fue perfecto para el momento. Ella quedó "muerta" y yo victorioso. Miré al Rey Zombie y se levantó del trono:
-Un listillo, ¿eh?- dijo mientras se llevaban a Varnasse de la arena. -pues prepárate para pasar el Ecuador de la Liga. Mas es donde todo se complica... Que saquen al "Encantador No Muerto"
Y vino un tipo con una túnica negra y una guadaña, ojos verdes dentro de la capucha y nada más. Era... La misma muerte encarnada...
Capítulo diez: El antídoto
-¡Criajo insolente!- bramó el Rey Zombie. Le había tocado la fibra sensible y eso me gustaba, mas quería decir que yo para él era una amenaza. Empecé a hacer una especie de "Danza de la Lluvia" para burlarme de todos los zombies, mas había leído que ellos odian la lluvia por el simple hecho de que con agua crecen las cosechas y de las cosechas se alimentan los humanos:
-¡JAJAJAJAJA! ¡"Show me your best shot"!- dije en inglés, también para burlarme, mas demostraba ser más listo que ellos.
-¡Suficientes burlas! ¡Prepárate a conocer al "Cazador de Almas"! ¡Animae Capti!- pronunció como una invocación. De la misma puerta que había salido el tigre, salió un extraño zombie con armadura romana y una máscara de carnaval totalmente de metal. Tenía la nariz alargada y brillaba un montón. Si no me hubiese fijado en sus putrefactos pies, habría jurado que es humano. Sacó su arma, bueno, sus armas: Una maza que hizo rodar sobre su cabeza constantemente y una espada tan larga que creo que era una a dos manos que sostenía en una. Saqué mis flechas. Me quedaban 14. Suficientes para la liga. Tomo una y la apunto mientras se acerca lentamente y noto como el aire producido por el girar de la maza agita aleatoriamente mi pelo. Aguanta... La maza está muy cerca... Aguanta... La espada puede rozar mi cintura... ¡Clac! Se la clavo justo en su hombro, donde no estaba protegido, exactamente en el derecho, donde tenía la espada doble. Me manda un mazazo y lo veo venir. Lo esquivo con facilidad, pero veo que al impactar con el suelo provoca un hueco muy gordo. Dios, es muy lento pero como me pille... Gruñe quejándose aquel guerrero, deja la maza y clava la espada en el suelo. Saca una bolsa y vacía su interior en mi cara. Era como arena, pero no arena... Empiezo a adormecerme lentamente, pero me esfuerzo por que no ocurra. Empiezo a ver visiones: el zombie al que me enfrentaba ahora se ha multiplicado entre ocho y no sé quien es el real. De la nada, justo cuando voy a atacar, alguien me retiene por detrás por el cuello. Me giro y veo el rostro de Catherine. Estas visiones me van a volver loco. Veo que esta me arrastra contra el suelo, haciendo que mucha arena de meta por varios orificios en mi cara. Y lo entendí... Saqué la katana y me corté el cuello, pero en vez de cortármelo sonó un ¡Blink! y Catherine ya no estaba. El zombie me había enganchado de una cadena al cuello y me estaba arrastrando por el suelo. Donde debería estar el zombie, veo a Lucy, con su motosierra entre los hombros. Me abalanzo sobre ella:
-Lucy, debes ayudarme, te lo suplico...
Esta se ríe ampliamente, enciende su motosierra e intenta cortarme lateralmente. Lo esquivo por los pelos, sintiendo un amplio corte en las tripas. Gah, porqué? Veo a Lucy que toma una enorme piedra entre sus manos y grita:
-Se te acabó el tiempo, ¡humano!
Y lo entendí todo en esa frase. Golpeo con fuerza la mandíbula de Lucy y veo como su piedra se cae y ella se tambalea. Lucy no era más que el cazador de almas, mas ella tenía una mandíbula tan fuerte que no se habría resentido tanto. Tomo mi katana y me pongo de pie. Todos gritan "Muerte" esta vez, y el Rey coincide con ellos:
-Esto no te lo voy a perdonar jamás, sucio zombie.
Y la cabeza de Lucy rodó por el suelo. De la nada, la cabeza de Lucy se volvió la del cazador. Había vencido su asquerosa droga.
El Rey Zombie se quedó en silencio. Serían dos rondas por día, por lo cual se quedó mirándome un buen rato. Veía a la afición que me animaba, pero vi a Hebi un poco extraña... Me hacía señas... Señalaba al zombie... Una mano en forma de pera... Bolsa... Lo entendí. Me caí encima del zombie y discretamente me metí la bolsa que tenía la droga entre el paquete para que no me lo pillaran. Tenía un par, así que cogí la otra. Dos zombies (creo que eran los dos que me llevaban al Convivium) me tomaron de los hombros y me llevaron de nuevo a mi habitación. Ya eran las 8, por lo que hoy no habría cena. Yo me recosté en la cama y alguien toca la puerta. Que visita más inesperada. Era Hebi:
-Hola, ¿has cogido la bolsa? ¿Dónde la tienes?- fue lo primero que dijo.
Me saqué la bolsa de entre los pantalones y se la entregué tal cual:
-Perfecto- afirmó Hebi. Se sentó en mi cama y echó un poco del polvo entre una zona de las sábanas. Se metió un poco en la boca sin que me diera cuenta, y murmuró:
-Marshall, quiero que me beses ahora.
Yo no fui menos y la besé. Ella mezcló con mi saliva y la suya la droga... Yo me tragué un poco sin quererlo, pero el resto lo tuvo Hebi entre sus labios. Yo ya estaba en un colocón que no podía con él, por lo que no vi exactamente que hizo. Solo vi que se había puesto en ropa interior y se levantó de la cama:
-Me voy al laboratorio.
-No... Anda, quiero algo de fiesta hoy...- y la abracé por la cintura, sin querer, bajé sus bragas hasta las rodillas, alcé la mirada y vi su espléndido trasero. Pero antes de que pudiera hacerla mía, se subió las bragas y me miró furtivamente, pero habló con un tono dulce:
-Ay, Marshall, ahora no.
Se me resbaló de entre mis dedos. Se largó por una puerta roja con espirales blancas dibujadas. Y yo me quedé solo. Que desgracia. Y más con esa pibita. Bueno, hice de tripas corazón y seguí saboreando su saliva mientras cerraba los ojos, esperando una visita o algo que me alegrara la vista... Justo, alguien toca la puerta. Me acerco y... Dios, sí que debo de estar soñando. Veo a Catherine vestida de sirvienta sexy que hace una reverencia y dice:
-Buenas noches, limpieza de habitaciones. ¿Puedo pasar?
-A-A-Adelante...- logro pronunciar entre mi sonrojo.
-Gracias- respondió Catherine, andando hasta la cama -si no le importa, voy a empezar con las camas.
Veía como se ponía en cuatro patas sobre la mesa, mostrando su trasero cubierto por sus braguitas blancas. Era todo demasiado... ¿Porqué no me reconoce? ¿A lo mejor la están manipulando?
No podía soportar toda esta pasión... Así que se lo comuniqué acariciando suavemente su trasero. Esta me miró y murmuró:
-P-Por favor... No... Contrólese...- dijo Catherine, algo roja, se levanta del todo y se sonroja -no debe...
-Por favor... Solo un poco...- dije suplicando, pero ella salió por la puesta roja con espirales blancas. Agh. Otra vez solo con el calentón. ¿Pues sabes? A la mierda, voy a dormir...
Me desperté a las 4 de la mañana por unos gemidos ahogados fuera de mi habitación. Cogí mi katana lentamente y abrí la puerta... Y vi la imagen más dantesca que jamás pudiese haber visto:
[Esto es algo fuerte, para los sensibles, pasadlo.]
Vi a mi querida Catherine vestida de sirvienta e inclinada como cuando me hizo la reverencia mientras uno de los zombies estaba de pie frente a su cabeza y agarrándola de la cabeza a la altura de su cintura. También vi al Rey Zombie detrás meneándose entre las partes íntimas de Catherine mientras tiraba de sus bragas.
[Ya está.]
Era horrible... Estaba siendo violada... Mi rabia salió de una manera colosal:
-¡¡¡NO!!!- grité con todas mis fuerzas, me abalancé hacia los tres, pero unos 10 zombies me agarraron por el cuello, por los brazos, las piernas, la cintura, las pantorrillas y los antebrazos. No podía moverme. Un undécimo zombie me obligó a abrir los ojos tirando de mis párpados:
-"Videa esto bien, hermano, puede llegar a servirte"- dijo el Rey Zombie emulando a aquel libro tan famoso que habla de una fruta de metal. Le estaba dando muy fuerte, y entonces entendí todo: Catherine había venido y la habían obligado a indagar puntos débiles míos, y vieron que la quería mucho... Así que... Decidieron golpear por ahí...
-Por favor, ya basta...- empecé a murmurar.
-¿Y esto es todo lo que la plebe puede ofrecerme?- dijo burlándose el Rey Zombie, dándole a Catherine sus fluidos. Dejó caer como peso muerto a Catherine llena de ese líquido asqueroso que olía hasta aquí. El Rey Zombie cogió una correa y se la puso a Catherine. Solo dijo "Vámonos" y arrastró a Catherine por el suelo hasta llevársela. Los zombies se largaron y me dejaron en el pasillo solo. Una vez estuve seguro de estar totalmente solo, me puse a romper todos los cuadros del pasillo con mi katana. Acabé en el rincón de Hebi, donde había una zombie atado de pies y manos. Era la tal Sherry. Estaba confuso, hasta que vi que tenía en sus manos algo: era un tarrito. Pregunté:
-¿Qué es eso?
-¿Te acuerdas de la droga que tenía ese zombie? Mezclándola con la saliva de un humano y la de un híbrido debería bastar para curar a un zombie... Voy a hacer la prueba...
Tomó una jeringuilla y abrió la boca del zombie, se la metió en la boca y vertió el líquido. Sherry se quedó quieto, como una piedra. Estuvo así un minuto hasta que su piel empezó a recuperarse lentamente. Y... ¡Tachán! Sherry volvía a ser ella. Hebi me miró y tomó mis manos:
-Amigo mío, hemos encontrado el antídoto del "Virus Zombie"-.
-¡JAJAJAJAJA! ¡"Show me your best shot"!- dije en inglés, también para burlarme, mas demostraba ser más listo que ellos.
-¡Suficientes burlas! ¡Prepárate a conocer al "Cazador de Almas"! ¡Animae Capti!- pronunció como una invocación. De la misma puerta que había salido el tigre, salió un extraño zombie con armadura romana y una máscara de carnaval totalmente de metal. Tenía la nariz alargada y brillaba un montón. Si no me hubiese fijado en sus putrefactos pies, habría jurado que es humano. Sacó su arma, bueno, sus armas: Una maza que hizo rodar sobre su cabeza constantemente y una espada tan larga que creo que era una a dos manos que sostenía en una. Saqué mis flechas. Me quedaban 14. Suficientes para la liga. Tomo una y la apunto mientras se acerca lentamente y noto como el aire producido por el girar de la maza agita aleatoriamente mi pelo. Aguanta... La maza está muy cerca... Aguanta... La espada puede rozar mi cintura... ¡Clac! Se la clavo justo en su hombro, donde no estaba protegido, exactamente en el derecho, donde tenía la espada doble. Me manda un mazazo y lo veo venir. Lo esquivo con facilidad, pero veo que al impactar con el suelo provoca un hueco muy gordo. Dios, es muy lento pero como me pille... Gruñe quejándose aquel guerrero, deja la maza y clava la espada en el suelo. Saca una bolsa y vacía su interior en mi cara. Era como arena, pero no arena... Empiezo a adormecerme lentamente, pero me esfuerzo por que no ocurra. Empiezo a ver visiones: el zombie al que me enfrentaba ahora se ha multiplicado entre ocho y no sé quien es el real. De la nada, justo cuando voy a atacar, alguien me retiene por detrás por el cuello. Me giro y veo el rostro de Catherine. Estas visiones me van a volver loco. Veo que esta me arrastra contra el suelo, haciendo que mucha arena de meta por varios orificios en mi cara. Y lo entendí... Saqué la katana y me corté el cuello, pero en vez de cortármelo sonó un ¡Blink! y Catherine ya no estaba. El zombie me había enganchado de una cadena al cuello y me estaba arrastrando por el suelo. Donde debería estar el zombie, veo a Lucy, con su motosierra entre los hombros. Me abalanzo sobre ella:
-Lucy, debes ayudarme, te lo suplico...
Esta se ríe ampliamente, enciende su motosierra e intenta cortarme lateralmente. Lo esquivo por los pelos, sintiendo un amplio corte en las tripas. Gah, porqué? Veo a Lucy que toma una enorme piedra entre sus manos y grita:
-Se te acabó el tiempo, ¡humano!
Y lo entendí todo en esa frase. Golpeo con fuerza la mandíbula de Lucy y veo como su piedra se cae y ella se tambalea. Lucy no era más que el cazador de almas, mas ella tenía una mandíbula tan fuerte que no se habría resentido tanto. Tomo mi katana y me pongo de pie. Todos gritan "Muerte" esta vez, y el Rey coincide con ellos:
-Esto no te lo voy a perdonar jamás, sucio zombie.
Y la cabeza de Lucy rodó por el suelo. De la nada, la cabeza de Lucy se volvió la del cazador. Había vencido su asquerosa droga.
El Rey Zombie se quedó en silencio. Serían dos rondas por día, por lo cual se quedó mirándome un buen rato. Veía a la afición que me animaba, pero vi a Hebi un poco extraña... Me hacía señas... Señalaba al zombie... Una mano en forma de pera... Bolsa... Lo entendí. Me caí encima del zombie y discretamente me metí la bolsa que tenía la droga entre el paquete para que no me lo pillaran. Tenía un par, así que cogí la otra. Dos zombies (creo que eran los dos que me llevaban al Convivium) me tomaron de los hombros y me llevaron de nuevo a mi habitación. Ya eran las 8, por lo que hoy no habría cena. Yo me recosté en la cama y alguien toca la puerta. Que visita más inesperada. Era Hebi:
-Hola, ¿has cogido la bolsa? ¿Dónde la tienes?- fue lo primero que dijo.
Me saqué la bolsa de entre los pantalones y se la entregué tal cual:
-Perfecto- afirmó Hebi. Se sentó en mi cama y echó un poco del polvo entre una zona de las sábanas. Se metió un poco en la boca sin que me diera cuenta, y murmuró:
-Marshall, quiero que me beses ahora.
Yo no fui menos y la besé. Ella mezcló con mi saliva y la suya la droga... Yo me tragué un poco sin quererlo, pero el resto lo tuvo Hebi entre sus labios. Yo ya estaba en un colocón que no podía con él, por lo que no vi exactamente que hizo. Solo vi que se había puesto en ropa interior y se levantó de la cama:
-Me voy al laboratorio.
-No... Anda, quiero algo de fiesta hoy...- y la abracé por la cintura, sin querer, bajé sus bragas hasta las rodillas, alcé la mirada y vi su espléndido trasero. Pero antes de que pudiera hacerla mía, se subió las bragas y me miró furtivamente, pero habló con un tono dulce:
-Ay, Marshall, ahora no.
Se me resbaló de entre mis dedos. Se largó por una puerta roja con espirales blancas dibujadas. Y yo me quedé solo. Que desgracia. Y más con esa pibita. Bueno, hice de tripas corazón y seguí saboreando su saliva mientras cerraba los ojos, esperando una visita o algo que me alegrara la vista... Justo, alguien toca la puerta. Me acerco y... Dios, sí que debo de estar soñando. Veo a Catherine vestida de sirvienta sexy que hace una reverencia y dice:
-Buenas noches, limpieza de habitaciones. ¿Puedo pasar?
-A-A-Adelante...- logro pronunciar entre mi sonrojo.
-Gracias- respondió Catherine, andando hasta la cama -si no le importa, voy a empezar con las camas.
Veía como se ponía en cuatro patas sobre la mesa, mostrando su trasero cubierto por sus braguitas blancas. Era todo demasiado... ¿Porqué no me reconoce? ¿A lo mejor la están manipulando?
No podía soportar toda esta pasión... Así que se lo comuniqué acariciando suavemente su trasero. Esta me miró y murmuró:
-P-Por favor... No... Contrólese...- dijo Catherine, algo roja, se levanta del todo y se sonroja -no debe...
-Por favor... Solo un poco...- dije suplicando, pero ella salió por la puesta roja con espirales blancas. Agh. Otra vez solo con el calentón. ¿Pues sabes? A la mierda, voy a dormir...
Me desperté a las 4 de la mañana por unos gemidos ahogados fuera de mi habitación. Cogí mi katana lentamente y abrí la puerta... Y vi la imagen más dantesca que jamás pudiese haber visto:
[Esto es algo fuerte, para los sensibles, pasadlo.]
Vi a mi querida Catherine vestida de sirvienta e inclinada como cuando me hizo la reverencia mientras uno de los zombies estaba de pie frente a su cabeza y agarrándola de la cabeza a la altura de su cintura. También vi al Rey Zombie detrás meneándose entre las partes íntimas de Catherine mientras tiraba de sus bragas.
[Ya está.]
Era horrible... Estaba siendo violada... Mi rabia salió de una manera colosal:
-¡¡¡NO!!!- grité con todas mis fuerzas, me abalancé hacia los tres, pero unos 10 zombies me agarraron por el cuello, por los brazos, las piernas, la cintura, las pantorrillas y los antebrazos. No podía moverme. Un undécimo zombie me obligó a abrir los ojos tirando de mis párpados:
-"Videa esto bien, hermano, puede llegar a servirte"- dijo el Rey Zombie emulando a aquel libro tan famoso que habla de una fruta de metal. Le estaba dando muy fuerte, y entonces entendí todo: Catherine había venido y la habían obligado a indagar puntos débiles míos, y vieron que la quería mucho... Así que... Decidieron golpear por ahí...
-Por favor, ya basta...- empecé a murmurar.
-¿Y esto es todo lo que la plebe puede ofrecerme?- dijo burlándose el Rey Zombie, dándole a Catherine sus fluidos. Dejó caer como peso muerto a Catherine llena de ese líquido asqueroso que olía hasta aquí. El Rey Zombie cogió una correa y se la puso a Catherine. Solo dijo "Vámonos" y arrastró a Catherine por el suelo hasta llevársela. Los zombies se largaron y me dejaron en el pasillo solo. Una vez estuve seguro de estar totalmente solo, me puse a romper todos los cuadros del pasillo con mi katana. Acabé en el rincón de Hebi, donde había una zombie atado de pies y manos. Era la tal Sherry. Estaba confuso, hasta que vi que tenía en sus manos algo: era un tarrito. Pregunté:
-¿Qué es eso?
-¿Te acuerdas de la droga que tenía ese zombie? Mezclándola con la saliva de un humano y la de un híbrido debería bastar para curar a un zombie... Voy a hacer la prueba...
Tomó una jeringuilla y abrió la boca del zombie, se la metió en la boca y vertió el líquido. Sherry se quedó quieto, como una piedra. Estuvo así un minuto hasta que su piel empezó a recuperarse lentamente. Y... ¡Tachán! Sherry volvía a ser ella. Hebi me miró y tomó mis manos:
-Amigo mío, hemos encontrado el antídoto del "Virus Zombie"-.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)