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viernes, 13 de septiembre de 2013
Capítulo uno: ¿Desde cuando son así?
No recuerdo bien cuanto tiempo estuve desmayado por la explosión, pero recuerdo que las hojas ya tenían un tono rojo y marrón...
-¡Catherine! -fue lo primero que grité e intenté levantarme, pero un dolor profundo recorrió toda mi cintura... Me dio igual y me levanté del todo, examinando dónde estaba... Había una extraña persona mirándome tras la puerta, conocía su mirada: Era mi hermano.
-¿Q-Qué ha...? -intenté preguntar, y él interrumpió:
-Hubo una explosión... Y... Ha muerto mucha gente... Y... Muy poca es normal...
-¿Qué quieres decir...?
No pude acabar la frase para que un alarido se oyera por la habitación. Y lo entendí. Zombies.
-Llevas 4 meses en coma. Estamos en la Sala de Curas de mi hospital y... Solo quedamos 10.000 personas aproximadamente...
Nos quedamos mirándonos perplejos, no me lo podía creer... Y una cosa me vino a la mente: la katana. Era de verdad, podría cogerla...
-¿Y casa?
-Se derrumbó.
-¿Y mi katana?
Mi hermano se retiró la bata y enseñó mi katana colgada en su cinturón. Pero él tenía un hacha enorme al otro lado... La cosa era grave...
Tomé la katana de su cintura y una voz abominable retumbó la ciudad:
-¡Mortales supervivientes! ¡Tengo un reto para vosotros! ¡Hemos raptado a todas vuestras mujeres y tenemos el control sobre vuestra tasa de mortalidad! Habrá una oportunidad de que podáis derrotarnos... ¡Y es esta! Todos los mortales entre 14-18 serán libres de ir a la Tercera Torre de "Las Cuatro Torres". Hay 20 llaves para participar en el Torneo de los No Muertos, así que sed rápidos. ¡Y otra cosa! Si veis que alguien os roba una llave... Siempre podéis luchar por ella... ¡Brawajajaja!
un zumbido resonó y dejó de hablar. Pude asomarme y ver en las pantallas el rostro del mal: pelo marrón cenizo, ojos amarillentos, mandíbula desencajada y sin algunos dientes... A pesar de tener un rostro zombie, tenía un traje negro y camisa. ¿Desde cuando los zombies sabían hablar? ¿Desde cuando eran tan listos? ¿DESDE CUANDO LOS NO MUERTOS ERAN ASÍ?
Estaba asustado... ¿Y si tenían a Catherine? No podía permitir que se la robaran...
-Voy allí. -dije a mi hermano, pero él me interrumpió.
-¿¡ESTÁS LOCO!? ¡TE MATARÁN!
-No pienso esperar a que esos zombies nos invadan. Debo ir. Déjame.
-¡ES UNA TRAMPA! ¿CÓMO VA A SER VERDAD?
-Solo hay un modo de averiguarlo...
Estaba en... Sanchinarro. El camino a "Las cuatro Torres" era más o menos largo andando... Tardé una hora aproximadamente, o eso creo. Estaba vacía la zona... Por lo que me acerqué lentamente hasta que escuché un gruñido ascendente... ¡Era una horda de zombies acercándose a gran velocidad! Eché a correr, sabían que vendría y necesitaba esa llave... Pero vi que uno de los miembros de esas criaturas salió volando.
"¡La madre que lo...!" exclamé, me escondí rápidamente corriendo hacia la segunda torre. Me escabullí entre un arbusto y justo vi una extraña muchacha con una motosierra. ¿Perdón? ¿Una chica? Aproveché la confusión y me acerqué rápido hacia las llaves, pero esa chica me gritó con fuerza:
-¡CÓMO COJAS ESA LLAVE TE HARÉ PICADILLO!
Me quedé petrificado, los zombies se apretujaban contra el edificio, poniéndome de los nervios, pero no podía moverme... Esa chica tenía un par de coletas rosas, un top de gimnasia y unos shorts de chandal. Esta colocó su motosierra entre sus hombros y habló con propiedad, mirándome con sus profundos ojos azules:
-Tienes agallas de haberte acercado...
-Déjame coger una llave...
-Ni te muevas... -camina lentamente y toma una llave... Pero vi que los zombies entraron a toda velocidad en el edificio, caímos en la trampa.
-¡Cuidado! -exclamé, empujándola un poco, desenfundé mi katana y empecé a cortar miembros inferiores para que estos no pudieran hacer nada, pero estos se ponían a la pata coja... Me rodearon... Mierda...
Una esperanza vi, la chica de pelo rosa empezó a cortar cabezas y lo entendí... Hice lo mismo y todos los zombies caían al suelo... Sangre por todas partes, gruñidos, miembros amputados...
Ya no quedaba nadie, solo ella y yo... Pero antes de que tuviera tiempo de reaccionar, tres flechas se clavaron cerca de nuestra posición. Entendí que no teníamos tiempo, mas había alguien esperando a su llave... La miré con frialdad y la apunté con mi katana:
-Mira, no me vas a impedir que tome una llave... Aun que tenga que quitártela de tus manos gélidas como cadaver.
Ella no respondió, solo guardó la motosierra a su espalda y me ofreció la mano:
-Tienes potencial, colega. ¿Aliados?
No tenía mucha confianza en ella... Pero una explosión cercana resonó con fuerza entre el edificio... se acercaban los supervivientes... Además, era mi última esperanza de obtener una llave. Estreché su mano con fuerza y repetí:
-Aliados.
Pude sentir el tacto frío de la llave y me la guardé en el bolsillo de mi pantalón. Salí por la puerta grande y al ver gente que se acercaba, tomé de la muñeca a la pequeña asesina, eché a correr e hice un rodeo en dirección a la Segunda Torre para no encontrarme contra los nuevos. Grité para que ella me oyera:
-¡Por cierto, soy Marshall!
-¡Lucy! ¡El placer es mío!
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