Es curioso. Cuando buscas provisiones, encuentras de todo menos provisiones: material médico, ropa, zombies secundarios, incluso zombies que hablan. Hoy me encontré con tres y eran demasiado fuertes, pero entre Lucy y yo logramos reducirlos hasta atarlos a un probador e interrogarlos:
-Muy bien, listillo, ¿qué demonios trama el Zombie listo?
-Querrás decir "El Gran e Ilustre Emperador de Todos los Zombies"
Le aticé bien fuerte en la cara. Tanto peloteo me ponía de los nervios. Y a Lucy también:
-¡BASTA DE JUEGUECITOS!- chilló encendiendo su motosierra.
-No nos obligaréis a hablar. Nosotros somos insensibles al dolor, Solo nos aturde.
Eso es un dato muy interesante que apunté más tarde. Me resigné y acabé arrancando su cabeza con mis propias manos.
(Os preguntaréis: "Pero si no tiene tanta fuerza... ¿Cómo lo hizo?". Pues haciendo un suave corte antes. Después es coser y cantar. Os invito a probarlo).
Justo visto ese espectáculo, el Rey Zombie se apresuró y activó las pantallas:
-Esto está empezado a aburrirme. ¡Activo la Muerte Súbita 1! ¡Liberad la furia!
Las imágenes mostraban unos zombies femeninos en una jaula. Parecían muy rabiosas. Una de ellas era la chica rubia, creo que se llamaba Sherry. Abrieron la jaula y todas salieron disparadas por toda la ciudad. No tardamos ni 3 segundos en ver la atronadora muerte de uno de los participantes:
era un chico con pelo marrón y corto equipado con un hacha. No tardó ni 10 segundos en que esas terribles valquírias volvieran a la víctima en una masa sin forma de tripas. Luego supe que su nombre era Tom.
-Dios santo...- dije atónito. Supe que acabar con ellas sería un duelo muy difícil, casi imposible. Debíamos acabar o con ellas rápido o con todos los demás. Miré a Lucy, buscando algo de apoyo, pero solo la vi a ella con la motosierra encendida mirándome fijamente:
-¿Que haces, Lucy?
-Hay que matar... Antes de que te maten...- murmuró. Acto seguido, me lanzó un zarpazo con la sierra, pero lo esquivé por los pelos. Nuestra alianza se había roto... Empecé a temblar, estaba solo, y me daba algo de miedo... Eché a correr, mas no quería atacar a Lucy... Puede que sintiera algo por ella... Ay, Marshall...
Salí de dónde buscábamos provisiones y eché a correr, sin dirección fija, a gran velocidad, hasta que me choqué de bruces contra alguien... Después vi que era un hábil asesino llamado Jeff, pero no era bueno si ya le habían descubierto. Le miré sentado en el suelo, este empezó a correr hacia el cementerio, donde yo le seguí y lo acorralé. Le tenía donde necesitaba:
-Te dejo a elegir... ¿Corazón o cabeza?
-¿Qué tal...? ¡Huída! -gritó, lanzando una bomba de humo. No me importa, puedo oírle perfectamente como intenta escalar la pared. Le di la oportunidad de elegir pero no quiso... Salté entre el humo y corté su cuerpo por la mitad, desparramando su intestino delgado por el suelo, mientras grita de puro dolor. Sonreí suavemente y me giré... Maldición... Estaba rodeado por las valquírias:
-¿Porqué sonríes, sexy?- dijo Sherry acercándose lentamente, me tomó de la camisa y me tiró de nuevo a aquella tumba. Esta vez, saltó sobre mí y me quitó la katana, mientras varios brazos de aquellas zombies me retenían los míos.
-Ha-Ha... Vas a aprender algo muy muy revelador sobre los zombies, cariño...
Se acabó. Es mi fin.
[Escenas no recomendadas para menores de +18. Quedas advertido. Si no quieres verlo, te aviso con otro aviso de "[...]"]
En vez de sentir un dolor o un agobio, siento un dedo que presiona mi miembro con algo de fuerza mientras retienen mis piernas:
-Los zombies con algo de nivel como yo... Sienten apetito sexual... Como el Rey Zombie hacia Catherine...
Me sonrojé ampliamente y la miré con furia, mientras ella hacía que mi erección subiera:
-Así es. La he visto. La he visto ch****sela al Rey Zombie para no morir. Y hoy... Te toca a ti...
Rasga mi camisa con fuerza y acaricia con mucha presión mi pecho, incluso clavándome las uñas. Respiro con furia, y con algo de agobio:
-¡N-No! ¡Por favor! ¡Déjame!
-A mí también me violaron los zombies... Vas a ver que gustito...
Abrió mis pantalones y sacó mi miembro al aire. No quise ver que me iba a hacer, ni quería darle la satisfacción de oírme sintiendo placer... Pero era inevitable, gemía con suavidad, sentía muchas manos gélidas tocando mi cálida piel, y algo húmedo se deslizó por mi miembro y me violaba con fuerza. No podía evitar gemir de nuevo, mientras ella se burlaba de mí con pullas insultantes. De repente, como un baño, algo líquido cayó por todas las partes de mi cuerpo, mientras yo también ofrecía algo húmedo desde mi miembro...
[Ya he acabado, si quieres, sigue leyendo.]
Abrí los ojos, tenía ganas de morirme... Las zombies babeaban sobre mí... Querían más de mí... Antes de matarme...
-Oh, querido... Lástima que tenga que comer, sino te volvía a f*****.
Abre sus amplios colmillos y un sonido interrumpe el ritual: ruido de motosierra... Lucy... Mi ángel protectora.
Vi como la sangre fluía por todas partes hasta el foso, vi la gran sierra cortar la cabeza de Sherry y gritó Lucy:
-¡Oh, Marshall! ¡Eres patético!
No pude evitarlo... Lágrimas fluyeron por mis ojos... Me levanté como pude y me tapé mi pecho y mi miembro como pude... Estaba muy avergonzado... Me arrodillé:
-Se acabó... Estoy acabado... Acaba conmigo... Me han violado y sé que a mi novia la violan, No tengo motivos para seguir viviendo.
Me levanté y le di la espalda, esperando el corte de motosierra... Pero... Nada. Me dio la vuelta y me murmuró:
-Nunca pierdas la fe. Ella te quiere. Y este es su mensaje...
Lentamente se acerca a mis labios y me da un beso tan suave que ni pude sentirlo... Muy típico de Catherine... Cerré los ojos y disfruté ese beso... Pero... ¿Cómo logró enviar el mensaje? No entendía... Ella se separó y me dijo:
-Vamos. Te vamos a arreglar un poquito.
Me ayudó a salir, buscó algo de agua y me quitó el s**** y la sangre del cuerpo. Ya no sería el mismo... Lucharía por ella sin piedad ni prisioneros... Pero... Habiéndolo pensado, me di cuenta después de que murieron tres personas contra las valquírias. Y de no haber tenido a Lucy, habrían sido cuatro. Y ese día decidí no hacer nada más por hoy.
[Buenas, soy Dante Moriarti. Lamento las faltas ortográficas del último capítulo, pero este móvil no me avisa a veces y se le va la pinza. Pero bueno, espero que os guste mi historia, porque aún esperan muchas sorpresas... Cordiales saludos.]
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domingo, 15 de septiembre de 2013
sábado, 14 de septiembre de 2013
Capítulo tres: "Oído" es "Odio" al revés.
Me desperté, pero ya no era el mismo. Me puse toda la ropa que me había quitado con Lucy para que me hiciera la cura y bostecé. Tenía ganas de matar humanos, por lo que encendí la tele a ver si había movimiento por las calles y, efectivamente, habían 6 personas juntas cazando zombies con cuchillos y algunas balas. Voy a por ellos y acabaré con todos. No quise despertar a Lucy, pero me pondría a practicar hasta que bajara... Le eché un vistazo a Lucy tumbada en la cama... Que mona se ve...
"¿Perdón? Quiero recordarte, subconsciente, que vas a tener que matarla..."
Bueno, no quiero pensar en ello aún... Abrí la puerta y sin ningún miramiento hice ruido con la katana contra la barra de metal de las escaleras, haciendo que los zombies se acercaran. Fue glorioso acabar con 57 zombies casi sin moverme, solo sentir como su sangre recorría por mi chaqueta... Me encantaba... Pude ver como Lucy me veía lentamente, recostada en el marco de la puerta... Hoy iba especialmente guapa, llevaba un top blanco que ponía en negro "Bad Little Girl" y unos pantalones vaqueros algo ajustados. Le molaba ese rollo, y a mí también. Preguntó:
-¿Vamos a por esos 6 patos?
Yo asentí. Fui cargándome a todos los zombies de las plantas... Fueron 71 en total. Andamos durante un buen rato hasta ver que se metían en un bar perfectamente iluminado. Yo sonreí, no estaba dentro pero ya sabía la estrategia que iba a seguir... Murmuré:
-Lucy, déjame a esos 6 a mí. Sé que poder hacer...
-Cono desees, Marshall -respondió y me dio un golpe amistoso en el hombro, al cual yo respondí con una amable sonrisa. Caminé hasta el bar, y podía ver la basura cerca... Tablones de madera... Tapé las ventanas con estos... Solo me faltaba entrar y acabar con ellos... Entré por la puerta de atrás, sabía que no había nadie, se escuchaban los ruidos de los vasos al dejarlos en la mesa. Contaba: 1... 2... 3, 4, 5... 6. Todos estaban en la barra. Sonreí y llegué a mi destino: El panel de control. Sin dudar, corté el panel y... Oscuridad. Los tipos empezaron a murmurar y alguno que otro a chillar... Me deslicé rápidamente hacia todos, sin hacer ningún ruido. Uno chasqueó su mechero y... No volvió a hacerlo. Mi katana atravesó su cráneo. Todos chillaron como nenas y empezaron a correr en direcciones distintas, uno se acercó a mí sin saber y ¡zas! corte en la cintura y cae de golpe. Uno disparó cerca de mí, pero se había delatado. Mi padre siempre decía: "Si vas a disparar al rey, será mejor que lo mates". Y este no hizo caso y... ¡BAM! lo partí por la mitad desparramando su cerebro por el suelo. Otro llegó al panel de control y chilló por el calambrazo, por lo que no fue difícil acorralarlo en la cocina y aplastar su cabeza contra la puerta. Faltaban 2. Uno dispara y roza mi cuello, mi cintura y mi brazo izquierdo, pero era el único que quedaba... Hice el "Falso Harakiri" y atravesé sus costillas con facilidad para ensartar su corazón. Sentí sus latidos contra mi katana. Si no mal contaba, faltaba uno. Pero volví al bar y vi que la puerta estaba abierta. Dios, es una trampa. Pues sorprendámoslo. Tomé uno de los cuerpos y salí con él como escudo, se desfragmentó en cuestión de segundos mientras lo arrastraba por los disparos del último. Alcé las manos quedándome con piel del cuerpo de su compañero en mi mano:
-¡Como me llamo Nikola que sufrirás una muerte agónica! -dijo mi rival.
-Mierda... Vale, pero ya que me vas a matar, hazlo con mi propia espada... -dije serio, tenía una idea. Le arrojé mi espada y me arrodillé frente a él, esperando el espadazo. Alzó la katana y... Justo al bajarla, pegué un fuerte puñetazo en sus partes bajas, haciendo que este gritara de pura agonía. Lo empujé con fuerza hacia delante y tomé mi katana.
-Voy a darte de pasto de zombies.
-¡No! ¡Por favor, mátame! -gritó en el suelo, tomó su pistola y disparó, pero no tenía balas.
-Ja-ja. Sin balas- me burlé, le arranqué ese brazo y todas las extremidades, viendo como lentamente se arrastraba por el suelo como un gusano. Zombies corrían a gran velocidad hacia aquí, y parecían de los listos, por lo que decidí esconderme entre el oscuro bar. Me quedé ahí viendo como uno por uno se comían los restos de mis enemigos abatidos... Cuando acabaron, echaron a correr del lugar. Yo salí después de un tiempo lleno de sangre y trozos de sesos, pero me daba igual. Me había convertido en un guerrero nacido para matar, como Lucy. Por cierto... Ella apareció después de un rato y me dijo algo muy extraño:
-¿Damos un paseo?
No sé porqué querría dar un paseo conmigo si yo no era afectuoso con ella ni nada. Pero acepté y añadí:
-De paso lograremos provisiones, ¿no?
Dimos ese largo paseo hasta que pude ver dónde sería la final... En el Santiago Bernabeu habían 20 cadenas que colgaban sobre el nombre, y en 7 de ellas había una cruz. "Así que faltan solo 13..." pensé... Miré a la grada número 0 y vi una lista:
"Mike
Belén
Nikola X
Kino X
Landa X
Albert X
Vincent X
Tom X
Beatrice
Dave
Miguel
Pedro
Sherry X
Marshall
Lucy
Jeff
Billy
Tom
Sergei
Sbethlana
RECORDAD, SOLO EL QUE NO TENGA "X" PODRÁ PASAR".
"¿Perdón? Quiero recordarte, subconsciente, que vas a tener que matarla..."
Bueno, no quiero pensar en ello aún... Abrí la puerta y sin ningún miramiento hice ruido con la katana contra la barra de metal de las escaleras, haciendo que los zombies se acercaran. Fue glorioso acabar con 57 zombies casi sin moverme, solo sentir como su sangre recorría por mi chaqueta... Me encantaba... Pude ver como Lucy me veía lentamente, recostada en el marco de la puerta... Hoy iba especialmente guapa, llevaba un top blanco que ponía en negro "Bad Little Girl" y unos pantalones vaqueros algo ajustados. Le molaba ese rollo, y a mí también. Preguntó:
-¿Vamos a por esos 6 patos?
Yo asentí. Fui cargándome a todos los zombies de las plantas... Fueron 71 en total. Andamos durante un buen rato hasta ver que se metían en un bar perfectamente iluminado. Yo sonreí, no estaba dentro pero ya sabía la estrategia que iba a seguir... Murmuré:
-Lucy, déjame a esos 6 a mí. Sé que poder hacer...
-Cono desees, Marshall -respondió y me dio un golpe amistoso en el hombro, al cual yo respondí con una amable sonrisa. Caminé hasta el bar, y podía ver la basura cerca... Tablones de madera... Tapé las ventanas con estos... Solo me faltaba entrar y acabar con ellos... Entré por la puerta de atrás, sabía que no había nadie, se escuchaban los ruidos de los vasos al dejarlos en la mesa. Contaba: 1... 2... 3, 4, 5... 6. Todos estaban en la barra. Sonreí y llegué a mi destino: El panel de control. Sin dudar, corté el panel y... Oscuridad. Los tipos empezaron a murmurar y alguno que otro a chillar... Me deslicé rápidamente hacia todos, sin hacer ningún ruido. Uno chasqueó su mechero y... No volvió a hacerlo. Mi katana atravesó su cráneo. Todos chillaron como nenas y empezaron a correr en direcciones distintas, uno se acercó a mí sin saber y ¡zas! corte en la cintura y cae de golpe. Uno disparó cerca de mí, pero se había delatado. Mi padre siempre decía: "Si vas a disparar al rey, será mejor que lo mates". Y este no hizo caso y... ¡BAM! lo partí por la mitad desparramando su cerebro por el suelo. Otro llegó al panel de control y chilló por el calambrazo, por lo que no fue difícil acorralarlo en la cocina y aplastar su cabeza contra la puerta. Faltaban 2. Uno dispara y roza mi cuello, mi cintura y mi brazo izquierdo, pero era el único que quedaba... Hice el "Falso Harakiri" y atravesé sus costillas con facilidad para ensartar su corazón. Sentí sus latidos contra mi katana. Si no mal contaba, faltaba uno. Pero volví al bar y vi que la puerta estaba abierta. Dios, es una trampa. Pues sorprendámoslo. Tomé uno de los cuerpos y salí con él como escudo, se desfragmentó en cuestión de segundos mientras lo arrastraba por los disparos del último. Alcé las manos quedándome con piel del cuerpo de su compañero en mi mano:
-¡Como me llamo Nikola que sufrirás una muerte agónica! -dijo mi rival.
-Mierda... Vale, pero ya que me vas a matar, hazlo con mi propia espada... -dije serio, tenía una idea. Le arrojé mi espada y me arrodillé frente a él, esperando el espadazo. Alzó la katana y... Justo al bajarla, pegué un fuerte puñetazo en sus partes bajas, haciendo que este gritara de pura agonía. Lo empujé con fuerza hacia delante y tomé mi katana.
-Voy a darte de pasto de zombies.
-¡No! ¡Por favor, mátame! -gritó en el suelo, tomó su pistola y disparó, pero no tenía balas.
-Ja-ja. Sin balas- me burlé, le arranqué ese brazo y todas las extremidades, viendo como lentamente se arrastraba por el suelo como un gusano. Zombies corrían a gran velocidad hacia aquí, y parecían de los listos, por lo que decidí esconderme entre el oscuro bar. Me quedé ahí viendo como uno por uno se comían los restos de mis enemigos abatidos... Cuando acabaron, echaron a correr del lugar. Yo salí después de un tiempo lleno de sangre y trozos de sesos, pero me daba igual. Me había convertido en un guerrero nacido para matar, como Lucy. Por cierto... Ella apareció después de un rato y me dijo algo muy extraño:
-¿Damos un paseo?
No sé porqué querría dar un paseo conmigo si yo no era afectuoso con ella ni nada. Pero acepté y añadí:
-De paso lograremos provisiones, ¿no?
Dimos ese largo paseo hasta que pude ver dónde sería la final... En el Santiago Bernabeu habían 20 cadenas que colgaban sobre el nombre, y en 7 de ellas había una cruz. "Así que faltan solo 13..." pensé... Miré a la grada número 0 y vi una lista:
"Mike
Belén
Nikola X
Kino X
Landa X
Albert X
Vincent X
Tom X
Beatrice
Dave
Miguel
Pedro
Sherry X
Marshall
Lucy
Jeff
Billy
Tom
Sergei
Sbethlana
RECORDAD, SOLO EL QUE NO TENGA "X" PODRÁ PASAR".
Capítulo dos: Balada triste de bajo.
El segundo edificio del bloque era un hotel, pero tuve suerte para llegar a subir al séptimo piso, mas eso estaba plagado de zombies. Fue muy extraño, por que a pesar de que nos vieron con claridad, no nos atacaron. En fin, abrí una habitación gracias a la motosierra de Lucy, abrimos y la cerramos a nuestras espaldas. Resoplé algo cansado:
-Esperaremos hasta que las llaves hayan desaparecido...- me senté débilmente contra la puerta... Estaba agotado, pero... Me seguía extrañando el hecho de que no hayamos muerto contra los zombies... Ahora que estoy a salvo, ya sé el motivo, pero antes hice unas cuantas teorías al respecto:
1- No todos los zombies son igual de mortíferos.
1.1- Los más primarios no pueden ver.
1.2- Los que llevan un mes, pueden ver, pero no hablar.
1.3- El rey zombie es el Zombie Cero.
2- No han raptado a todas las chicas [?]
3- Su punto vital: Cabeza.
Textualmente escribí eso, me levanté y pude ver que Lucy miraba por la ventana. Pregunté:
-¿Cómo van?
-Menos mal que vinimos ahora. Los zombies están pillando a muchos...
Me acerqué a la ventana y vi como la última llave colgaba, una chica rubia se deslizó a toda velocidad y salió tan rápido igual. Una alarma resonó por toda la ciudad, Lucy afirmó:
-El Rey Zombie va a hablar. Prende la tele y pon el 1.
Hice caso y lo vi, vi su rostro desfigurado hablar y descomponerse ante mis ojos:
-A los 20 que han capturado las llaves, ¡enhorabuena! ¡Habéis accedido a la "Liga Superior"! Aun que... Lamentablemente, solo puede quedar uno para que vaya a luchar en nombre de los humanos... Así que... ¡Qué sobreviva el más fuerte!
Rótulo del símbolo de "Peligro Nuclear" y corte de imagen. Miré a Lucy, sabía que tendría que matarla... Pero hay algo que me interrumpe... En la televisión, aparece una cámara de uno de los supervivientes andando por las calles y matando zombies magistralmente. "Madre mía, no me gustaría toparme con ese..." pensé.
Otra cosa me interrumpió, y era el ruido de un bajo muy muy fuerte... Era una melodía triste y venía desde muy lejos. Una media hora desde la posición. Decidí ir a mirar por si acaso era un amigo con quien juntarse... Solo dije:
-Quieta aquí. Protege la habitación- y fui hacia el sonido del bajo. Lo vi... Era la chica de pelo rubio que cogió la última llave. Estaba sentada sobre una lápida. Cantaba lentamente:
"Nadie puede salvar el sufrimiento que tengo,
Mas mi familia se fue muy muy lejos.
Donde no puedo ni siquiera tocarles,
Pero hasta que no acabe mi sufrimiento, no podré ni alcanzarles..."
Me acerqué lentamente y murmuré:
-Lo siento...
-¿Porqué lo sientes?- preguntó levantándose lentamente y acercándose... Tenía una ropa muy insinuante, un vestido corto dorado muy escotado y apretado, pero... Sé que ella va a por mí, no puedo dejarme eliminar... Me alejé un paso hacia atrás y dije:
-Tu familia...
-¿Puedes darme un abrazo?- preguntó extendiendo uno de sus brazos. Asentí y la abracé... Pero, apenas tocó mi espalda con ambas manos, sentí un dolor penetrante en la espalda. Quise gritar, pero mi grito fue ahogado. La chica sonrió y me murmuró al oído:
-Regla número 1 de la Sociedad Zombie. Nunca te fíes de un desconocido.
Ella empezó a bailar suavemente entre aquel cementerio, no podía moverme y me dejaba mover por aquella condesa mortal. En un momento del baile, me empujó suavemente y me caí en un agujero. Era un foso de cadáveres... Iba a morir... Miré el último rostro que iba a ver toda mi vida mientras sonreía con maldad:
-Ya que vas a morir, te contaré mi dantesca historia:
"El 15 de marzo fue cuando me volví en quién me ves. Yo antes era una niña mona que hacía derretir a los hombres y envidiar a las mujeres. Pero aquel mismo día, cuando volví a casa, mi hermano se había vuelto un zombie, y pude ver como lentamente devoró a mi padre, a mi hermana pequeña y a mi madre. No volví a ser la misma, tomé un trinchante bien afilado y acabé con mi propio hermano... Ya no podía querer a nadie, mi alma se oscureció para siempre..." y ahora...- dijo mientras los gruñidos lentamente se acercaban aquí -... tú perderás tu corazón frente a los zombies.
Yo no pude interrumpir... Sería mi fin, mas aquella mujer se empezó a reír hasta que... Algo la empujó al foso y se me cayó encima:
-¡Por dios, Marshall! ¡Eres patético!
Lucy. Me vino a rescatar... Gemí un poco y empecé a escalar por el foso, intentando huir, pero la otra chica tiraba de mi camiseta por detrás:
-¡O mueres tú, o moriremos los dos!- chillaba. No lo podía soportar, como ella dijo en su historia, mi alma se oscureció... Creí que quedarían supervivientes buenos... Pero no, todos excepto Lucy eran malos... Saqué mi katana y le pegué un fuerte corte en su estómago, rasgando su vestido. Pude murmurar mientras la mano de Lucy aparecía:
-Púdrete en el infierno. Serás guapa por fuera, pero estás consumada por dentro...
Me estrechó la mano y tiró de mí. Pude ver como ella seguía tocando el bajo y los zombies primarios se acercaban al sonido del bajo. Se cayeron dentro del foso y... Lo que ocurrió fue terrible... Pero no lo descubrí hasta ver las grabaciones. Lucy me acompañó sosteniéndome por el hombro mientras repetía una y otra vez "Idiota". Llegamos a la habitación y me dijo:
-Quítate la ropa.
-¡Wow, wow! ¿No me vas a invitar a cenar antes, Lucy?
-Es para curarte, idiota.
No me gustó esa respuesta, no me gustaba que una de las pocas personas que me entendía me hablara así... Me quité toda la ropa y me quedé a torso desnudo. Le di la espalda a Lucy y me desinfectó la herida, a lo cual me quejé mucho. Me puso puntos y acarició mis hombros lentamente:
-No vuelvas a fiarte de nadie que no sea yo...
-Ya... Pero tendremos que...
-Cállate. -murmuró y besó mi mejilla para que no rechistara más -hoy por hoy, dejémoslo estar.
Sonreí. Me sentí en calma durante 30 segundos, hasta que la tele mostró las imágenes ocurridas en el cementerio y al final un comunicado del Rey Zombie:
-No es aconsejable luchar por las noches. Id a dormir, o los zombies primarios os comerán. Mañana seguiremos... y pude ver en un reflejo un cuarto de rostro... Era Catherine... Dios, seguía viva... Pero... Esclava de ese asqueroso...
-Te prometo que acabaré con ese hijo de puta... murmuré antes de irme a la cama.
-Esperaremos hasta que las llaves hayan desaparecido...- me senté débilmente contra la puerta... Estaba agotado, pero... Me seguía extrañando el hecho de que no hayamos muerto contra los zombies... Ahora que estoy a salvo, ya sé el motivo, pero antes hice unas cuantas teorías al respecto:
1- No todos los zombies son igual de mortíferos.
1.1- Los más primarios no pueden ver.
1.2- Los que llevan un mes, pueden ver, pero no hablar.
1.3- El rey zombie es el Zombie Cero.
2- No han raptado a todas las chicas [?]
3- Su punto vital: Cabeza.
Textualmente escribí eso, me levanté y pude ver que Lucy miraba por la ventana. Pregunté:
-¿Cómo van?
-Menos mal que vinimos ahora. Los zombies están pillando a muchos...
Me acerqué a la ventana y vi como la última llave colgaba, una chica rubia se deslizó a toda velocidad y salió tan rápido igual. Una alarma resonó por toda la ciudad, Lucy afirmó:
-El Rey Zombie va a hablar. Prende la tele y pon el 1.
Hice caso y lo vi, vi su rostro desfigurado hablar y descomponerse ante mis ojos:
-A los 20 que han capturado las llaves, ¡enhorabuena! ¡Habéis accedido a la "Liga Superior"! Aun que... Lamentablemente, solo puede quedar uno para que vaya a luchar en nombre de los humanos... Así que... ¡Qué sobreviva el más fuerte!
Rótulo del símbolo de "Peligro Nuclear" y corte de imagen. Miré a Lucy, sabía que tendría que matarla... Pero hay algo que me interrumpe... En la televisión, aparece una cámara de uno de los supervivientes andando por las calles y matando zombies magistralmente. "Madre mía, no me gustaría toparme con ese..." pensé.
Otra cosa me interrumpió, y era el ruido de un bajo muy muy fuerte... Era una melodía triste y venía desde muy lejos. Una media hora desde la posición. Decidí ir a mirar por si acaso era un amigo con quien juntarse... Solo dije:
-Quieta aquí. Protege la habitación- y fui hacia el sonido del bajo. Lo vi... Era la chica de pelo rubio que cogió la última llave. Estaba sentada sobre una lápida. Cantaba lentamente:
"Nadie puede salvar el sufrimiento que tengo,
Mas mi familia se fue muy muy lejos.
Donde no puedo ni siquiera tocarles,
Pero hasta que no acabe mi sufrimiento, no podré ni alcanzarles..."
Me acerqué lentamente y murmuré:
-Lo siento...
-¿Porqué lo sientes?- preguntó levantándose lentamente y acercándose... Tenía una ropa muy insinuante, un vestido corto dorado muy escotado y apretado, pero... Sé que ella va a por mí, no puedo dejarme eliminar... Me alejé un paso hacia atrás y dije:
-Tu familia...
-¿Puedes darme un abrazo?- preguntó extendiendo uno de sus brazos. Asentí y la abracé... Pero, apenas tocó mi espalda con ambas manos, sentí un dolor penetrante en la espalda. Quise gritar, pero mi grito fue ahogado. La chica sonrió y me murmuró al oído:
-Regla número 1 de la Sociedad Zombie. Nunca te fíes de un desconocido.
Ella empezó a bailar suavemente entre aquel cementerio, no podía moverme y me dejaba mover por aquella condesa mortal. En un momento del baile, me empujó suavemente y me caí en un agujero. Era un foso de cadáveres... Iba a morir... Miré el último rostro que iba a ver toda mi vida mientras sonreía con maldad:
-Ya que vas a morir, te contaré mi dantesca historia:
"El 15 de marzo fue cuando me volví en quién me ves. Yo antes era una niña mona que hacía derretir a los hombres y envidiar a las mujeres. Pero aquel mismo día, cuando volví a casa, mi hermano se había vuelto un zombie, y pude ver como lentamente devoró a mi padre, a mi hermana pequeña y a mi madre. No volví a ser la misma, tomé un trinchante bien afilado y acabé con mi propio hermano... Ya no podía querer a nadie, mi alma se oscureció para siempre..." y ahora...- dijo mientras los gruñidos lentamente se acercaban aquí -... tú perderás tu corazón frente a los zombies.
Yo no pude interrumpir... Sería mi fin, mas aquella mujer se empezó a reír hasta que... Algo la empujó al foso y se me cayó encima:
-¡Por dios, Marshall! ¡Eres patético!
Lucy. Me vino a rescatar... Gemí un poco y empecé a escalar por el foso, intentando huir, pero la otra chica tiraba de mi camiseta por detrás:
-¡O mueres tú, o moriremos los dos!- chillaba. No lo podía soportar, como ella dijo en su historia, mi alma se oscureció... Creí que quedarían supervivientes buenos... Pero no, todos excepto Lucy eran malos... Saqué mi katana y le pegué un fuerte corte en su estómago, rasgando su vestido. Pude murmurar mientras la mano de Lucy aparecía:
-Púdrete en el infierno. Serás guapa por fuera, pero estás consumada por dentro...
Me estrechó la mano y tiró de mí. Pude ver como ella seguía tocando el bajo y los zombies primarios se acercaban al sonido del bajo. Se cayeron dentro del foso y... Lo que ocurrió fue terrible... Pero no lo descubrí hasta ver las grabaciones. Lucy me acompañó sosteniéndome por el hombro mientras repetía una y otra vez "Idiota". Llegamos a la habitación y me dijo:
-Quítate la ropa.
-¡Wow, wow! ¿No me vas a invitar a cenar antes, Lucy?
-Es para curarte, idiota.
No me gustó esa respuesta, no me gustaba que una de las pocas personas que me entendía me hablara así... Me quité toda la ropa y me quedé a torso desnudo. Le di la espalda a Lucy y me desinfectó la herida, a lo cual me quejé mucho. Me puso puntos y acarició mis hombros lentamente:
-No vuelvas a fiarte de nadie que no sea yo...
-Ya... Pero tendremos que...
-Cállate. -murmuró y besó mi mejilla para que no rechistara más -hoy por hoy, dejémoslo estar.
Sonreí. Me sentí en calma durante 30 segundos, hasta que la tele mostró las imágenes ocurridas en el cementerio y al final un comunicado del Rey Zombie:
-No es aconsejable luchar por las noches. Id a dormir, o los zombies primarios os comerán. Mañana seguiremos... y pude ver en un reflejo un cuarto de rostro... Era Catherine... Dios, seguía viva... Pero... Esclava de ese asqueroso...
-Te prometo que acabaré con ese hijo de puta... murmuré antes de irme a la cama.
viernes, 13 de septiembre de 2013
Capítulo uno: ¿Desde cuando son así?
No recuerdo bien cuanto tiempo estuve desmayado por la explosión, pero recuerdo que las hojas ya tenían un tono rojo y marrón...
-¡Catherine! -fue lo primero que grité e intenté levantarme, pero un dolor profundo recorrió toda mi cintura... Me dio igual y me levanté del todo, examinando dónde estaba... Había una extraña persona mirándome tras la puerta, conocía su mirada: Era mi hermano.
-¿Q-Qué ha...? -intenté preguntar, y él interrumpió:
-Hubo una explosión... Y... Ha muerto mucha gente... Y... Muy poca es normal...
-¿Qué quieres decir...?
No pude acabar la frase para que un alarido se oyera por la habitación. Y lo entendí. Zombies.
-Llevas 4 meses en coma. Estamos en la Sala de Curas de mi hospital y... Solo quedamos 10.000 personas aproximadamente...
Nos quedamos mirándonos perplejos, no me lo podía creer... Y una cosa me vino a la mente: la katana. Era de verdad, podría cogerla...
-¿Y casa?
-Se derrumbó.
-¿Y mi katana?
Mi hermano se retiró la bata y enseñó mi katana colgada en su cinturón. Pero él tenía un hacha enorme al otro lado... La cosa era grave...
Tomé la katana de su cintura y una voz abominable retumbó la ciudad:
-¡Mortales supervivientes! ¡Tengo un reto para vosotros! ¡Hemos raptado a todas vuestras mujeres y tenemos el control sobre vuestra tasa de mortalidad! Habrá una oportunidad de que podáis derrotarnos... ¡Y es esta! Todos los mortales entre 14-18 serán libres de ir a la Tercera Torre de "Las Cuatro Torres". Hay 20 llaves para participar en el Torneo de los No Muertos, así que sed rápidos. ¡Y otra cosa! Si veis que alguien os roba una llave... Siempre podéis luchar por ella... ¡Brawajajaja!
un zumbido resonó y dejó de hablar. Pude asomarme y ver en las pantallas el rostro del mal: pelo marrón cenizo, ojos amarillentos, mandíbula desencajada y sin algunos dientes... A pesar de tener un rostro zombie, tenía un traje negro y camisa. ¿Desde cuando los zombies sabían hablar? ¿Desde cuando eran tan listos? ¿DESDE CUANDO LOS NO MUERTOS ERAN ASÍ?
Estaba asustado... ¿Y si tenían a Catherine? No podía permitir que se la robaran...
-Voy allí. -dije a mi hermano, pero él me interrumpió.
-¿¡ESTÁS LOCO!? ¡TE MATARÁN!
-No pienso esperar a que esos zombies nos invadan. Debo ir. Déjame.
-¡ES UNA TRAMPA! ¿CÓMO VA A SER VERDAD?
-Solo hay un modo de averiguarlo...
Estaba en... Sanchinarro. El camino a "Las cuatro Torres" era más o menos largo andando... Tardé una hora aproximadamente, o eso creo. Estaba vacía la zona... Por lo que me acerqué lentamente hasta que escuché un gruñido ascendente... ¡Era una horda de zombies acercándose a gran velocidad! Eché a correr, sabían que vendría y necesitaba esa llave... Pero vi que uno de los miembros de esas criaturas salió volando.
"¡La madre que lo...!" exclamé, me escondí rápidamente corriendo hacia la segunda torre. Me escabullí entre un arbusto y justo vi una extraña muchacha con una motosierra. ¿Perdón? ¿Una chica? Aproveché la confusión y me acerqué rápido hacia las llaves, pero esa chica me gritó con fuerza:
-¡CÓMO COJAS ESA LLAVE TE HARÉ PICADILLO!
Me quedé petrificado, los zombies se apretujaban contra el edificio, poniéndome de los nervios, pero no podía moverme... Esa chica tenía un par de coletas rosas, un top de gimnasia y unos shorts de chandal. Esta colocó su motosierra entre sus hombros y habló con propiedad, mirándome con sus profundos ojos azules:
-Tienes agallas de haberte acercado...
-Déjame coger una llave...
-Ni te muevas... -camina lentamente y toma una llave... Pero vi que los zombies entraron a toda velocidad en el edificio, caímos en la trampa.
-¡Cuidado! -exclamé, empujándola un poco, desenfundé mi katana y empecé a cortar miembros inferiores para que estos no pudieran hacer nada, pero estos se ponían a la pata coja... Me rodearon... Mierda...
Una esperanza vi, la chica de pelo rosa empezó a cortar cabezas y lo entendí... Hice lo mismo y todos los zombies caían al suelo... Sangre por todas partes, gruñidos, miembros amputados...
Ya no quedaba nadie, solo ella y yo... Pero antes de que tuviera tiempo de reaccionar, tres flechas se clavaron cerca de nuestra posición. Entendí que no teníamos tiempo, mas había alguien esperando a su llave... La miré con frialdad y la apunté con mi katana:
-Mira, no me vas a impedir que tome una llave... Aun que tenga que quitártela de tus manos gélidas como cadaver.
Ella no respondió, solo guardó la motosierra a su espalda y me ofreció la mano:
-Tienes potencial, colega. ¿Aliados?
No tenía mucha confianza en ella... Pero una explosión cercana resonó con fuerza entre el edificio... se acercaban los supervivientes... Además, era mi última esperanza de obtener una llave. Estreché su mano con fuerza y repetí:
-Aliados.
Pude sentir el tacto frío de la llave y me la guardé en el bolsillo de mi pantalón. Salí por la puerta grande y al ver gente que se acercaba, tomé de la muñeca a la pequeña asesina, eché a correr e hice un rodeo en dirección a la Segunda Torre para no encontrarme contra los nuevos. Grité para que ella me oyera:
-¡Por cierto, soy Marshall!
-¡Lucy! ¡El placer es mío!
¿eh?
Paseaba una chica de pelo negro azabache y ojos del mismo color, con un vestido rosado y unas bailarinas violetas, blanca como la nieve, de fisico norma y estatura media; en su ruta, entraba ir a un parque natural, para poder sentirse libre y en contacto con la naturaleza, respirar el aire limpio y liberar tensiones, ya que estaba a punto de terminar la secundaria obligatoria...hasta que adentrandose en un caminito lleno de arboles se encontro un misterioso libro marron de ojos amarillentas, se notaba que era bastante antiguo...asi que...se sento en un banco y se dispuso a leerlo:
Dante Moriarti
Madrid, 5 diciembre 2013.
Desperté, un día cualquiera, en mi cama, mirando al blanco techo de aquel lugar al que yo llamaba "hogar". Sentía como un frío atronador se me colaba entre los huesos.
"Rutina", pensé. Mi hermano aún dormía, supongo que hoy le dieron el día libre en la universidad. Caminé a su alrededor con mucho cuidado de no despertarle, aun que hay días que me gustaría gritarle y verle saltar. Bajé aquellos cálidos peldaños de la escalera negra, viendo como lentamente la luz me mostraba el resto de mi "hogar". Justo al bajar, acaricio suavemente mi bien más preciado: una katana con mango negro y bordes plateados. Se la compré a alguien por unos 750€. Una ganga.
-¿Ya te levantaste, mi amor?- preguntó mi madre con su dulce voz.
-Sí...- respondí algo brusco, no tenía mucho tacto por las mañanas.
-Bueno, pues dúchate y te llevaré al colegio.
El colegio. Siempre que me meto a la ducha pongo una canción de Pink Floyd; ya sabéis, esa tan conocida.
Me pongo la ropa lentamente y salgo por la puerta...
¡Qué descortesía! No me he presentado. Me llamo Marshall, tengo la tierna edad de 16 años, pelo largo negro como el carbón, piel pálida y estoy delgado. Por hoy, visto con una chaqueta negra, una sudadera negra, una camiseta negra, pantalones negros... En fin, todo negro.
Llegamos al colegio en tan solo 10 minutos, pero para mí ha sido como una odisea de 10 horas. Bajo del coche y me recuesto lentamente contra la pared del recinto del colegio, esperando otro aburrido día en el colegio... Pero... Algo perturba mi tranquilidad con una voz aguda:
-¡Hola, Marshall!- gritó una compañera desde lejos, acercándose lentamente... Maldición, Mary no... Esa mujer es veneno...
-Hola.- saludo con cinismo. No me apetecía hablar con ella, pero veo que es inevitable.
-¿Qué tal? A mí bien. ¿Y a ti? ¿Qué me cuentas? ¿Sabes que va a haber una compañera nueva?
-No lo sabía. Y será otra presuntuosa.- corté su rollo con seriedad.
-¡Qué borde! ¡No hace falta ser tan malo! -chilló Mary, alejándose de mí.
Por fin, otra vez tranquilidad... Abren las puertas y... ¡BUM! Un choque inminente con un desconocido.
-¡Lo que faltaba! -exclamé molesto, mas de mi mochila salieron disparados todos mis cuadernos. -¿Quién ha sido el gracioso?
-¡Oh! ¡L-Lo lamento mucho! -dijo una voz cálida y un acento extraño. La figura se agachó y empezó a recoger mis cuadernos.
Muy confuso, ayudé a recogerlos cuando... Veo que es una silueta femenina... Sus ojos se disparan contra los míos, dejándome sin respiración: negros, tan negros que puedo ver su alma inocente... Decido ver qué más tiene para ofrecerme: pelo negro largo, piel clara como la luz de luna, labios rojos empapados en carmín, una expresión inocente y algo ruborizada, una chaqueta negra con una falda blanca de instituto... No, no reconozco a esta chica. La ayudo con su mochila un poco, puesto que ella aún no ha recogido la suya, y pregunto interesado:
-¿Quién eres?
-Mi nombre es... Catherine... -pronunció lentamente con el acento extraño. Era de Gran Bretaña.
-Yo soy Marshall... Encantado.
Y así empezó todo lo que conozco sobre el amor: Empecé a acercarme a esta enigmática chica, hablaba con ella todos los días, siempre en persona, hasta la ayudé una vez con unos matones, y un día, así, sin más, surgió el amor. Llevábamos saliendo ya hace 2 semanas, me acerqué a su casa y toqué la puerta... Entonces... Una explosión cayó cerca de mi posición y... Una luz cegadora envolvió todo a mi alrededor, tragándome en este poderoso haz de luz.
Dante Moriarti
Sociedad Zombie (o) El último hombre furioso
Prólogo
Madrid, 5 diciembre 2013.
Desperté, un día cualquiera, en mi cama, mirando al blanco techo de aquel lugar al que yo llamaba "hogar". Sentía como un frío atronador se me colaba entre los huesos.
"Rutina", pensé. Mi hermano aún dormía, supongo que hoy le dieron el día libre en la universidad. Caminé a su alrededor con mucho cuidado de no despertarle, aun que hay días que me gustaría gritarle y verle saltar. Bajé aquellos cálidos peldaños de la escalera negra, viendo como lentamente la luz me mostraba el resto de mi "hogar". Justo al bajar, acaricio suavemente mi bien más preciado: una katana con mango negro y bordes plateados. Se la compré a alguien por unos 750€. Una ganga.
-¿Ya te levantaste, mi amor?- preguntó mi madre con su dulce voz.
-Sí...- respondí algo brusco, no tenía mucho tacto por las mañanas.
-Bueno, pues dúchate y te llevaré al colegio.
El colegio. Siempre que me meto a la ducha pongo una canción de Pink Floyd; ya sabéis, esa tan conocida.
Me pongo la ropa lentamente y salgo por la puerta...
¡Qué descortesía! No me he presentado. Me llamo Marshall, tengo la tierna edad de 16 años, pelo largo negro como el carbón, piel pálida y estoy delgado. Por hoy, visto con una chaqueta negra, una sudadera negra, una camiseta negra, pantalones negros... En fin, todo negro.
Llegamos al colegio en tan solo 10 minutos, pero para mí ha sido como una odisea de 10 horas. Bajo del coche y me recuesto lentamente contra la pared del recinto del colegio, esperando otro aburrido día en el colegio... Pero... Algo perturba mi tranquilidad con una voz aguda:
-¡Hola, Marshall!- gritó una compañera desde lejos, acercándose lentamente... Maldición, Mary no... Esa mujer es veneno...
-Hola.- saludo con cinismo. No me apetecía hablar con ella, pero veo que es inevitable.
-¿Qué tal? A mí bien. ¿Y a ti? ¿Qué me cuentas? ¿Sabes que va a haber una compañera nueva?
-No lo sabía. Y será otra presuntuosa.- corté su rollo con seriedad.
-¡Qué borde! ¡No hace falta ser tan malo! -chilló Mary, alejándose de mí.
Por fin, otra vez tranquilidad... Abren las puertas y... ¡BUM! Un choque inminente con un desconocido.
-¡Lo que faltaba! -exclamé molesto, mas de mi mochila salieron disparados todos mis cuadernos. -¿Quién ha sido el gracioso?
-¡Oh! ¡L-Lo lamento mucho! -dijo una voz cálida y un acento extraño. La figura se agachó y empezó a recoger mis cuadernos.
Muy confuso, ayudé a recogerlos cuando... Veo que es una silueta femenina... Sus ojos se disparan contra los míos, dejándome sin respiración: negros, tan negros que puedo ver su alma inocente... Decido ver qué más tiene para ofrecerme: pelo negro largo, piel clara como la luz de luna, labios rojos empapados en carmín, una expresión inocente y algo ruborizada, una chaqueta negra con una falda blanca de instituto... No, no reconozco a esta chica. La ayudo con su mochila un poco, puesto que ella aún no ha recogido la suya, y pregunto interesado:
-¿Quién eres?
-Mi nombre es... Catherine... -pronunció lentamente con el acento extraño. Era de Gran Bretaña.
-Yo soy Marshall... Encantado.
Y así empezó todo lo que conozco sobre el amor: Empecé a acercarme a esta enigmática chica, hablaba con ella todos los días, siempre en persona, hasta la ayudé una vez con unos matones, y un día, así, sin más, surgió el amor. Llevábamos saliendo ya hace 2 semanas, me acerqué a su casa y toqué la puerta... Entonces... Una explosión cayó cerca de mi posición y... Una luz cegadora envolvió todo a mi alrededor, tragándome en este poderoso haz de luz.
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